Un voto para el Partido Popular no vale lo mismo que uno a Ciudadanos. Tampoco la papeleta depositada en la urna a favor del PACMA que aquella del PNV. Al menos a la hora de repartir los escaños con la injusta ley electoral vigente, que castiga de manera brutal a la dispersión del voto por provincias y favorece la concentración en circunscripciones. Con prácticamente un empate técnico a 285.000 votos, el Partido Nacionalista Vasco colocará a cinco diputados en el Congreso la próxima legislatura, mientras que los animalistas del Pacma no llegarán a la madrileña carrera de San Jerónimo.
La ley electoral española hace que el número de votos que cada una de las formaciones políticas necesita para lograr un escaño sea diferente en cada provincia. Esto no es sólo por la aplicación de la ley D'Hondt, sino -sobre todo- por la delimitación de las circunscripciones y la asignación de escaños a cada una de ellas.
Así, a Ciudadanos le ha costado cada uno de los 32 escaños logrados 97.617, muy lejos de lo que el Partido Popular 'ha pagado' por cada uno de los asientos en el Congreso: 57.709 votos. Por su parte, al PSOE le ha costado un escaño 63.820 votos y a Unidos Podemos 71.123.
Los datos del Ministerio del Interior de estas elecciones generales demuestran que en las grandes provincias del país se necesitan un mayor número de votos para conseguir cada una de las representaciones en la cámara baja y en aquellas en las que la población es menor, el monto de votos necesario disminuye considerablemente.
Los de Albert Rivera han necesitado 100.000 votos para obtener el escaño en Madrid; los populares y socialistas con 20.000 papeletas en Ávila han logrado asiento.
Aquellos partidos que tienen concentrado su voto en determinadas provincias son los principales beneficiados de la ley electoral. Los nacionalistas vascos han logrado en estas elecciones cinco diputados y cada uno de ellos a un 'precio' de 57.243 votos. CDC, por su parte, ha necesitado 60.229 votos por cada uno.
C's ganaría 15 escaños más con la circunscripción única
Si la ley electoral no contemplase 52 circunscripciones y en su lugar se recogiese una única circunscripción, el reparto de escaños -también con la ley D'Hondt en la mano- sería muy distinto.
El Partido Popular seguiría siendo la fuera más representada en el Congreso de los Diputados, pero en vez de los 137 escaños logrados para la próxima legislatura, se debería conformar con 119, es decir, 18 menos. Los populares estarían seguidos de los socialistas, esto no cambia, pero estos últimos pasarían de tener 85 diputados a 82.
Unidos Podemos se situaría más cera cel ansiado 'sorpasso'. Iglesias lograría 76 escaños, cinco más de los actuales, pero sin duda, el gran beneficiado sería Albert Rivera, quien alcanzaría los 47 asientos en el Congreso, frente a los 32 que les han adjudicado a su partido. 15 más.
ERC, Bildu y Coalición Canaria se quedaría con los mismos escaños, mientras que mientras que PNV y CDC perderían uno cada uno con una circunscripción única.
Por su parte, los 285.000 votos que consiguió el PACMA se traducirían en cuatro escaños.
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