Hace tan sólo unos días, la Agencia Espacial Europea (ESA) lanzaba un aviso. Según datos de su último informe, los satélites habían captado grandes columnas de metano –un tipo de gas de efecto invernadero– que emanaban de dos grandes vertederos ubicados a 18 kilómetros del centro de Madrid.
El documento hablaba de cantidades de unos 8.800 kilos por hora los que se escapan de los vertederos. El equivalente a los puntos que la ESA señala en su documento, pero que no identifica bajo ningún nombre, y –hasta ahora– la mayor emisión de ese gas de efecto invernadero detectada en Europa.
Los datos se conocieron en un momento en el que la cumbre mundial del clima de Glasgow encaraba su recta final. La reducción de gases de efecto invernadero se convirtió en el objetivo prioritario para poder alcanzar el límite de calentamiento de 1,5 °C en este siglo. Y, el metano, precisamente, acaparó muchas de las conversaciones.
El metano es el responsable de más de un tercio del forzamiento del cambio climático antropogénico
Se trata de un tipo de gas de efecto invernadero que, aunque se encuentra en la atmósfera en menores cantidades, es mucho más dañino que otros como el dióxido de carbono (CO₂).
El metano es el responsable de más de un tercio del forzamiento del cambio climático antropogénico. Porque, aunque es cierto que este tipo de gas permanece en la atmósfera menos tiempo, su potencial de calentamiento global es 21 veces mayor que el del CO₂.
Camino al vertedero
En general, el metano se emite durante la producción y transporte de carbón, gas natural y petróleo. Asimismo, se producen emisiones como resultado de la descomposición de materia orgánica en los vertederos de desperdicios sólidos municipales, algunos sistemas de almacenamiento de estiércol y ciertos sistemas para el tratamiento de aguas de desecho.
Según los últimos datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, nuestro país genera al menos 20 millones de toneladas anuales de residuos. De ellos, más de la mitad acaban en el vertedero, por delante del reciclaje (18%) u otros métodos como la incineración (11% del total) o la valorización orgánica (17%).
En este sentido, según los últimos datos de Eurostat, España es el quinto país de la Unión Europea que más residuos per cápita deposita en vertederos y el que más vierte en términos absolutos. Además de eso, es de los que menos cantidad de ellos valoriza energéticamente.
España es el quinto país de la UE que más residuos per cápita deposita en vertederos y el que más vierte en términos absolutos+
Metano para producir energía
Con respecto al caso de los vertederos de Madrid, la ESA señalaba que, al menos entre ambos, existían unos seis kilómetros de distancia entre los que se encontraban aproximadamente unas 350.000 viviendas que podrían utilizar la energía de “la tasa de pérdida de metano” de estos puntos calientes.
Y es que, como aseguran desde la Global Methane Initiative, el metano ofrece una oportunidad única de mitigar el cambio climático y simultáneamente aumentar el suministro de energía disponible a través de diversas tecnologías.
Esto no está lejos de lo recogido en varias normativas. La Directiva Marco de Residuos (2008/98/CE), modificada por la Directiva (UE) 2018/851, establece que en 2030 se debe alcanzar un 60% de preparado para el reciclaje y reutilización. Pero además, reclama a los países miembro de la UE que empleen este gas para producir energía.
Y más en un contexto en el que la generación de residuos crece a la par que aumenta la población, sobre todo en las grandes ciudades, donde el tratamiento de estos y su aprovechamiento es una preocupación de primer orden.
Sobre todo, para evitar lo que ocurre en ciudades como Nueva Delhi, por ejemplo, donde la sostenibilidad brilla por su ausencia. Con una población de más de 20 millones de habitantes, cuentan con más de 3.000 vertederos que son auténticos mares de basura, con unas 800 millones de toneladas.
Unas acumulaciones de basura que, además de perjudiciales para el medio ambiente, suponen una seria amenaza para la salud de aquellas personas que viven en sus cercanías.
Aunque es cierto que este es un caso extremo, es el ejemplo paradigmático de lo que ocurre cuando se abandona la gestión de los residuos.
No obstante, la ESA en su informe compara la situación de los vertederos madrileños con otro país asiático: Bangladés. Allí, como ocurre con la capital española, también disponen de vertederos cerca de zonas residenciales donde se han detectado grandes cantidades de metano.
Como conclusiones de estos datos, se lanza un reto sobre la educación en materia ambiental y la responsabilidad de la ciudadanía en la generación de residuos, pero también sobre las instituciones.
De acuerdo a declaraciones a la Agencia EFE de Jordi Simón, responsable de biopolímeros compostables de BASF para España y Portugal, los envases domésticos –que supusieron 1,5 millones de toneladas en 2020– pueden “valorizarse” por cuatro vías: el reciclado mecánico, la valorización química, la energética y la orgánica.
Como asegura el experto, “ahora tenemos la electricidad a unos niveles estratosféricos y nosotros antes exportábamos los residuos plásticos a otros países, cuando son pura energía”.
No obstante, puntualiza que “esto no quiere decir que tengamos que incinerar ahora todo y priorizar la valorización energética”. Pero aclara que hay que “trabajar las cuatro vías intensamente” para dar el máximo valor posible al residuo y convertirlo en recurso.