El plenario de clausura de la cumbre del clima se ha reunido tras una jornada maratoniana para aprobar el Pacto Climático de Glasgow, un acuerdo que, a pesar de no ser todo lo ambicioso que muchos actores pedían y enfrentarse a reticencias de unos y otros, pone al planeta en el sendero para hacer posible mantener el objetivo de limitar el calentamiento global en 1,5 grados para 2100.
En las reuniones informales previas al pleno final de la COP16, su presidente, Alok Sharma, advirtió: "Creo que ahora es el momento de enfrentarnos a nuestra responsabilidad con nuestra gente, con el mundo y con el planeta".
A pesar de la falta de consenso en puntos clave, como la necesidad de un instrumento de financiación de pérdidas y daños provocados por el cambio climático para los países más vulnerables o medidas más ambiciosas en términos de adaptación, los 197 países se han puesto de acuerdo en unos mínimos sobre los que seguirán trabajando.
Para el británico, "se han puesto a prueba los límites de lo que las partes pueden aceptar en circunstancias muy difíciles". Y el pacto "es un punto de partida de una década de más ambición centrada en la mitigación, la adaptación y la financiación de la lucha climática".
El Pacto de Glasgow
El acuerdo escocés recoge gran parte de los puntos que se han ido viendo en la cumbre del clima durante las últimas dos semanas. Caben destacar ligeros cambios respecto a borradores anteriores del texto que, en parte, recogen peticiones realizadas de manera reiterada por diferentes delegaciones durante el pleno informal de esta tarde.
Por ejemplo, en materia de adaptación al cambio climático, el Pacto de Glasgow pide a los Estados que aún no lo hayan hecho, envíen sus comunicaciones de adaptación antes de la próxima Conferencia de las Partes, que tendrá lugar en noviembre de 2022 en Egipto.
El acuerdo sigue contemplando la recaudación de 100.000 millones de dólares anuales para la financiación de la lucha climática en los países en desarrollo. E invita a las partes a comprometerse en la reducción de gases de efecto invernadero, incluido el metano.
En lo relativo a los combustibles fósiles, unos de los escollos de las negociaciones, el acuerdo recoge lo previsto en el anterior borrador. Es decir, el documento exhorta a las partes a una "reducción progresiva de la energía de carbón y de los subsidios ineficientes para combustibles fósiles" –en vez de una "eliminación" como rezaba el último borrador–. Y deja fuera lo que hace una semana se consideraba una declaración histórica: el fin de las inversiones en combustibles fósiles.
La portavoz de la delegación suiza hizo saber a países como China o India, que se mostraron en contra de incluir en el texto final la eliminación de los combustibles fósiles, la "profunda decepción" que supone el pacto. "Hace una semana no acordamos reducir los combustibles fósiles, sino eliminarlos", recordó.
Sus palabras acabaron en una ovación por parte de la mayoría de delegados en el pleno. Y varios países intervinieron para reafirmar la sensación de decepción y expresar su enfado ante el cambio de lenguaje, propuesto por India en una enmienda de última hora.
Incluso, Frans Timmermans, el vicepresidente de la Comisión Europea, reconoció su decepción, aunque recordó que "no podemos parar aquí, tenemos que seguir trabajando".
Las delegaciones de las islas Marshall, Antigua y Barbuda y Fiyi demostraron, también, de manera contundente su asombro por la enmienda de la India, después de que a sus negociadores les impidiesen cambiar el texto del acuerdo en lo relativo a los fondos de pérdidas y daños relacionados con el cambio climático.
El presidente de la COP26, claramente emocionado, ha pedido perdón por la manera en que se han llevado a cabo las modificaciones de última hora.
Reacciones al acuerdo
Más allá de las reacciones que han venido sucediéndose a lo largo del día, especialmente en el plenario informal de esta tarde, que marcan una sensación de "falta de ambición" y "decepción" por parte de los países en desarrollo, las principales oenegés no han esperado para reaccionar al Pacto Climático de Glasgow.
En un comunicado, la directora de Greenpeace International, Jennifer Morgan, ha reafirmado lo que muchos venían pensando: "Es débil". Pero, a la vez, envía un mensaje muy potente al mundo: "La era del carbón está llegando a su fin". Y, eso, asegura, "es lo importante".
Desde Oxfam Internacional aseguran que se ha fallado a los países más vulnerables al hacer "oídos sordos" a su petición de crear un fondo para financiar las pérdidas, también humanas, que supone la emergencia climática.
Vanessa Nakate, una de las líderes del movimiento Fridays For Future, ha mostrado a través de Twitter su descontento con la decisión, dice, de Europa, Estados Unidos y Reino Unido de ignorar la propuesta de ese mecanismo de financiación de pérdidas y daños. La activista ugandesa recuerda que la próxima COP se celebrará en Egipto, en el sur global y reivindica: "No podemos adaptarnos a las hambrunas; no podemos adaptarnos a la extinción; no podemos comer carbón; no podemos bebe petróleo; no nos rendiremos".
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