Voz y voto para las afrocolombianas: "Creen que las mujeres negras están sólo para la cama"
Gloria Estefan Bermúdez, líder afrocolombiana en el Norte del Cauca, habla sobre la necesidad de proteger los derechos que se están violando en su comunidad debido al incumplimiento del Acuerdo Final de Paz con las FARC.
15 febrero, 2022 02:52Noticias relacionadas
Gloria Estefan Bermúdez Carabali se sienta decidida para hablar sobre la situación que viven muchas mujeres afrocolombianas en el Norte del Cauca (Colombia) y de la importancia de proteger a la comunidad y el territorio. Posee una seguridad que le caracteriza, y con "soy una mujer orgullosamente negra", empieza un relato que ya apunta maneras.
Con un importante anclaje en el municipio de Buenos Aires, la Asociación de Mujeres Afrodescendientes (ASOM), de la que Bermúdez forma parte, trabaja desde 1997 para mejorar la vida de las mujeres afrocolombianas y la protección de sus derechos étnico-territoriales.
Colaboran para erradicar una violencia que ha limitado la participación de la mujer en la vida política y social del territorio, un lugar, como explica, "muy afectado por los conflictos debido al incumplimiento de los acuerdos de paz".
Esta lideresa cuenta que allí se están vulnerando derechos de la mujer y se han desencadenado prácticas violentas basadas en género: "Se comete violencia obstétrica, patrimonial, económica, sexual y psicológica". Y señala: "Los feminicidios se han incrementado en nuestra zona". En esta línea, Alianza por la Solidaridad, que trabaja con estas mujeres en algunos proyectos, destaca que durante 2020 ha habido 359 feminicidios en el país.
Por este motivo, desde ASOM se muestran como una alternativa de apoyo para esas mujeres que sufrieron y sufren hoy estos tipos de violencia. "Marcamos la diferencia en el territorio, somos una opción de vida, de recuperación emocional, pero también de empoderamiento político", cuenta. Pero no siempre los resultados de su incidencia son positivos porque "se hacen muchas acciones, pero pocas se logran".
La lucha de la mujer afrocolombiana
Para Bermúdez, no sólo Colombia, en general, el mundo, tiene una deuda histórica con las personas afrodescendientes, pero se incrementa todavía más con las mujeres. Como ella, muchas sufren una triple discriminación: "por ser mujer, negra y lideresa".
Está cansada de escuchar frases "humillantes", que desencadenan violaciones de derechos: "negra tenías que ser", "para qué te pusiste a parir si sabías que te iba a doler" o "porque gritas, cuando lo estabas haciendo no gritabas".
Y es que la violencia obstétrica está muy presente en la vida de las afrocolombianas: "te tratan de una manera diferente, no como un ser humano, por ser de color negro parece que tienes que aguantar los dolores".
"La discriminación hacia las formas y los rasgos físicos está muy presente en nuestro territorio, la forma de vestir, pero también la forma de llevar nuestro cabello afro", explica Bermúdez. Al final, siguen pensando que "las mujeres negras solamente están para la cama o la cocina".
Por eso, junto con sus compañeras trabajan para hacer incidencia y promover una formación real para que las mujeres "puedan tener voz y voto" y conseguir una participación efectiva en el país.
Arriesgan su vida
Aunque Bermúdez no ha corrido peligro por defender sus derechos y los de su comunidad, se considera "una persona víctima del conflicto armado".
Cuenta la historia de su compañera Clemencia Carabali, representante legal de ASOM que ha sufrido numerosas amenazas que terminaron en un atentado hacia ella y otras compañeras en 2019. "Esto genera una gran falta de seguridad. Pero nosotras decimos que, si nos amenazan a una, nos amenazan a todas", enfatiza la lideresa.
A veces, la desesperanza se apodera del grupo, "hay deseo de dejar todo atrás, porque el peligro hacia tu integridad cada vez es más grande". Pero señala: "Si nosotras no lo hacemos, ¿quién lo hará por nosotras?".
El trabajo de una lideresa
Bermúdez es una mujer lideresa en su territorio, y explica con decisión que: "el liderazgo se tiene desde que se nace". Pero para ejercer esta labor es necesario "querer sentir y estar en el territorio".
Su capacidad de liderazgo nace tras la participación en la Escuela de Mujeres Constructoras de Paz, donde se crean espacios de debate y conocimiento. "Hay compañeras que a partir de esta participación en la escuela han sido concejales", explica.
Las mujeres lideresas del Norte del Cauca también se encargan de promover el relevo generacional y transmitir el legado de libertad que dejaron sus ancestras. A través de escuelas para jóvenes, brindan espacios a los mismos para empujarles a un desarrollo vital diferente y alejado de la violencia. Consiguen, como destaca: "un empoderamiento desde lo juvenil".
La protección del territorio
Las mujeres de ASOM protegen un territorio que consideran vida. "La vida no se vende, se ama y se defiende", explica Bermúdez. Por eso, asegura que, "cuando se vulnera el derecho al territorio, es como si nos mataran en vida".
Defienden la región pensando en sus familias y cuidan un territorio que se ha visto afectado, dice, "por la incursión de grupos armados". Debido a ello, muchos tuvieron que desplazarse. Por lo que necesitan que los jóvenes aprendan y quien permanecer en él para defenderlo.
Bermúdez explica que, concretamente, en el municipio de Buenos Aires y el Norte del Cauca, los conflictos territoriales están generados "por los intereses de las élites y las grandes empresas", cuyo objetivo, señala, es "desterrar, desalojar y despojar a las comunidades".
Además, debido al conflicto, el comercio se ha visto afectado, ya no es estable. Esto supone un límite para las mujeres productoras que trabajan la tierra: "No hay un comercio justo, ni rentable". El acceso a las parcelas donde cultivan no está en buenas condiciones, pero el cambio climático también está afectando a sus trabajos.
"También tenemos una línea de desarrollo sostenible y empoderamiento económico de las mujeres", cuenta la lideresa. Desde de la tienda de la asociación, promueven el comercio local y venden productos cultivados en una parcela colectiva.
Agradecida, destaca la labor de la cooperación internacional, de la que reciben apoyo técnico, económico, pero, sobre todo, es "es esa voz que denuncia las situaciones, seres de luz, de alerta".
Con o sin ayuda, está convencida de que seguirá protegiendo los derechos de las mujeres, de su comunidad y de su tierra: "protejo esos derechos porque veo a la otra persona igual a mí. Respeto y sé dónde terminan sus derechos y empiezan los míos".