La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año el tabaco mata a más de 8 millones de personas. Más de 7 millones son a causa del consumo directo del tabaco, mientras que alrededor de 1,2 millones son el resultado directo de la exposición de los no fumadores al humo.
El porcentaje mundial de fumadores ha decrecido, pero no así el número de fumadores. Con los fumadores descendiendo en los países occidentales, las tabacaleras han visto un nicho de mercado en aquellos países donde hay bajos ingresos y poco control estatal.
África es uno de sus nuevos objetivos. Si bien el continente tiene el porcentaje de fumadores más bajo de todas las regiones de la OMS, las compañías tabacaleras están invirtiendo y comercializando sus productos de forma muy agresiva.
Según ha señalado un estudio de Tobacco Tactics de la Universidad de Bath, a medida que se van expandiendo en estos nuevos mercados, las tabacaleras ejercen una creciente influencia política y económica para dar forma a entornos comerciales que son extremadamente rentables para ellos, pero muy costosos para estas naciones.
Además, muchos países del continente se caracterizan por la inestabilidad política, la desigualdad social y un entorno legislativo débil, lo que los convierte en un escenario perfecto para que la industria pueda vender a precios bajos y con restricciones limitadas.
¿Por qué África?
Según la séptima edición del Atlas del Tabaco, la prevalencia del tabaquismo en la mayor parte de los países africanos es baja en comparación con países de otros continentes. 10 países tienen una tasa inferior al 10% y 18 oscilan entre el 10 y el 20%. Por establecer una comparativa, dentro de la Unión Europea, sólo 1 país tiene una tasa inferior al 10%; 6 entre el 10 y el 20%; y, 20 por encima del 20%.
“La industria ve esto como mercados sin explotar donde pueden expandirse”, señala Rachel Kitonyo Devotsu, manager regional en Nairobi (Kenia) del Centro de Derecho y Cáncer McCabe. No en vano, prosigue, “África sigue experimentando un rápido crecimiento demográfico y un aumento del poder adquisitivo en los consumidores a medida que más países crecen económicamente”.
Unido a todo ello, las regulaciones para el control del tabaco en la mayoría de los países africanos es aún muy débil. Según cuenta a ENCLAVE ODS Kitonyo Devotsu, de los 45 países que conforman el continente sólo 16 tienen advertencias sanitarias pictóricas, 13 tienen una ley integral 100% libre de humo para los lugares públicos y 17 tienen advertencias sanitarias parciales. Sin embargo, 35 de los 45 países tienen prohibiciones de publicidad, promoción y patrocinio.
Un público joven
Otro incentivo para las empresas tabacaleras es la idiosincrasia de la población africana. Para Zunda Chisha, investigador de la Universidad de Ciudad del Cabo (Sudáfrica), “una de las cosas más importantes es el hecho de que haya una población muy joven” en el continente. Así que ese factor hace que sea “un gran objetivo para la industria”.
África es, con diferencia, el continente más joven del planeta. Según los datos de Pew Research Center, el continente tiene una media de edad de 20 años, mientras que el resto de continentes supera los 30. Europa encabeza la lista de envejecimiento con una media de 43 años.
Eso es una bendición para las tabacaleras. “Los estudios muestran que el producto se consume durante 30 o 40 años desde que se comienza a fumar hasta obtener la enfermedad asociada”, indica Chisha.
Así, al llegar a África, las tabacaleras ven esa población tan joven y buscan que se inicien en el producto lo antes posible. “Si alguien se vuelve adicto al producto a una edad temprana, generalmente tiene un consumidor durante un tiempo bastante largo para la industria”, recuerda el investigador sudafricano.
Grupos de presión
Según señala el estudio de la Universidad de Bath, en las últimas décadas tabacaleras como British American Tobacco, Philip Morris y Japan Tobacco International “han perfeccionado tácticas políticas y técnicas económicas para detener, influir y, cuando es necesario, eludir las restricciones en sus negocios”.
La industria tabacalera puede ser capaz, de acuerdo a Kitonyo Devotsu, de “ejercer mucha influencia basándose en argumentos económicos falsos de que el tabaco es esencial para los ingresos del gobierno”. Sin embargo, señala, “es difícil obtener información sobre las actividades de los lobbies de las tabacaleras, especialmente en lugares donde no existen leyes que exijan la divulgación de reuniones entre funcionarios gubernamentales y personal de la industria”.
Precisamente el Índice Global de Interferencia de la Industria Tabacalera 2021 mostró altos niveles de interferencia de la industria tabacalera en países como Zambia, Egipto, Sudáfrica, Tanzania, Mozambique, Burkina Faso, Ghana, Senegal y Nigeria. “La interferencia tiene por objeto bloquear, retrasar o debilitar la aprobación de leyes de control del tabaco o el aumento de sus impuestos”, advierte Kitonyo Devotsu.
Las empresas tabacaleras han sido acusadas en reiteradas ocasiones de llevar a cabo acciones poco éticas. Según el informe de Tobacco Tactics, en África han sido acusadas de chantajear a políticos, alimentar la pobreza comprando hojas de tabaco a precios muy bajos, ofrecer cigarrillos gratis a niños para intentar engancharlos o contratar a chicas jóvenes fumadoras para promocionar sus productos de forma atractiva.
Más medidas
La epidemia silenciosa del tabaco se ha logrado controlar en los países occidentales, sobre todo a través de impuestos y campañas de concienciación. “El consumo está descendiendo en los países desarrollados, principalmente a causa de los cambios de estilos de vida y por el incremento de los controles tradicionales del tabaco”, señala Chisha.
En España, por ejemplo, el gravamen sobre los cigarrillos representa casi el 80% del precioentre impuestos especiales y el IVA. Actualmente, es el producto que más impuestos soporta el país. Otras naciones incluso han prohibido directamente el tabaco. Nueva Zelanda anunció en diciembre de 2021 la prohibición de la compra de tabaco para las futuras generaciones.
Sin embargo, en gran parte del continente africano la legislación está en una fase embrionaria. Para Kitonyo Devotsu, es necesario, entre otras cosas, adoptar medidas para aumentar los impuestos y una legislación integral que cumpla con el marco del Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT), especialmente sobre los espacios libres de humo.
En ese sentido, un estudio para la Oxford Academic señaló que “los precios más altos de los cigarrillos reducen significativamente la probabilidad de fumar y disminuyen la intensidad del consumo de cigarrillos entre los jóvenes africanos”.
Aún así, las predicciones que muestra el estudio de la Universidad de Bath señalan que la situación en el continente va a empeorar en los próximos años. Principalmente porque se espera que el número de fumadores aumente más de 7 veces en el transcurso del siglo. "Tenemos una población en crecimiento y joven, así que se crea el ambiente propicio para que la industria entre y haga lo que quiera", remata Chisha.