Las avispas invasoras se reproducen más rápido por culpa del aumento de las temperaturas
Las anomalías térmicas están provocando un aumento de las especies no autóctonas que supone una amenaza para la biodiversidad.
24 octubre, 2022 01:11Las altas temperaturas que se están registrando en este mes de octubre se sitúan muy por encima de la media habitual. Estamos viviendo una anomalía térmica que, aunque está siendo más que agradecida por el sector turístico —que está viendo cómo se alarga la temporada más de la normal—, puede acabar suponiendo un gran riesgo para la biodiversidad de nuestro país.
De hecho, los expertos pronostican que durante la segunda mitad de octubre las temperaturas podrían situarse unos cinco grados por encima de la media en buena parte de la península. Según un estudio de la NASA, 2021 empató con 2018 como sexto año más cálido registrado hasta ahora, con un incremento de 0,85 grados centígrados de lo que debería ser habitual.
Los primeros en sufrir este cambio de tendencia son los insectos. ¿El motivo? Son organismos poiquilotermos, es decir, su temperatura corporal depende de la temperatura exterior. Al no poder regularse, como sí hacemos los humanos y muchas otras especies, se ven directamente afectados por este aumento de las temperaturas. Y ya se están empezando a ver las primeras consecuencias de ello.
“No es que vayamos a encontrarnos una catástrofe con todos los insectos. Pero sí que estamos viendo como las especies que se adaptan mejor al calor tienden a multiplicarse, mientras las que necesitan más frío están siendo liquidadas”, explica Leopoldo Castro, entomólogo especializado en himenópteros aculeados. Dentro de su campo de estudio se encuentran las avispas, en las que centra la mayoría de sus investigaciones.
Y esto ya se ha hecho notar en el caso de las avispas. En muchos puntos de la península —sobre todo en la España transpirenaica— y del centro de Europa, especialmente entre finales de verano y principios de este mes de octubre, se están empezando a ver más de lo habitual. “El clima se ha vuelto mucho más tolerante para ellas”, indica Jorge Galván, director general de Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA)
La percepción de una mayor presencia de avispas se debe, principalmente, a la extensión de la época de bonanza térmica. Esto les permite reproducirse con más frecuencia y durante más tiempo. “Con el aumento de la temperatura se ha abierto una ventana temporal para su ciclo de reproducción.
Hasta ahora no se producía este fenómeno porque la diferencia en España entre verano e invierno era muy clara”, apunta el director de ANECPLA. Y esto también beneficia a algunas de las especies invasoras, que pueden llegar a suponer un verdadero peligro.
Pérdida de biodiversidad
La principal amenaza reside en la pérdida de biodiversidad que se deriva de la caza exhaustiva que ejercen algunas de estas especies no autóctonas. Jorge Galván alerta del “enorme riesgo que supone para otros insectos como son las abejas”, que juegan un papel fundamental para el bienestar y el sustento tanto del ser humano como del resto de especies del planeta.
Las principales son la Vespa velutina, la Vespa orientalis y el avispón bicolor. La velutina corresponde a la popularmente conocida como avispa asiática. Actualmente está muy extendida por Portugal y el norte de la península.
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“Se han encontrado algunos nidos aislados en Algeciras, pero creemos que la mayor parte se sitúa en la zona Norte del país, llegando como mucho a la provincia de León”, puntualiza Castro. Un solo ejemplar puede llegar a matar hasta 50 abejas de forma diaria. “En comunidades como Galicia y Asturias han llegado a hacer muchísimo daño”.
Esta expansión se ha potenciado en este último año. Según anunciaba la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de Castilla y León el pasado mes de agosto, se han capturado más de 5.600 reinas de esta especie en los últimos cuatro años.
La provincia más afectada sería la de Burgos, aunque ya se han encontrado también en Palencia, Zamora y Salamanca. En este mismo sentido, la Comunidad de Madrid presentó el pasado mes de septiembre la campaña informativa #AvispaAsiática, destinada a que los ciudadanos sean capaces de diferenciar esta especie de otras autóctonas.
La Vespa velutina cuenta con una gran cantidad de ejemplares en los nidos y su reproducción es muy rápida. Según el entomólogo, supone un peligro notable ya que “arrasa con todo lo que encuentra porque necesita mucho más alimento que la avispa común”.
Aunque el aumento de las temperaturas ha podido beneficiar el crecimiento de la especie en los últimos años, no es capaz de resistir temperaturas extremadamente altas, por lo que se cree que su expansión “podría no ser tan grande como se esperaba”. Eso sí, todos los expertos concluyen que ya no podrá ser erradicada.
La Vespa orientalis, en cambio, se sitúa actualmente en Cádiz, Málaga y Valencia. Está muy adaptada al clima mediterráneo y resiste muy bien las altas temperaturas. “Probablemente sea la especie que acabe colonizando más territorio peninsular. Hemos llegado a ver colmenas de abejas totalmente esquilmadas por estas avispas”, apunta el entomólogo. Su ritmo de crecimiento es, también, extremadamente rápido.
El avispón bicolor, la tercera de las especies invasoras mencionadas, se sitúa únicamente en una comarca de la provincia de Málaga. Viene de China —es la especie de Vespa más común en Hong Kong— y se cree que podría haber llegado a través de un barco mercante.
En este caso, los expertos no consideran que pueda llegar a extenderse más allá del lugar donde se encuentra ahora mismo. Y eso supone un gran alivio, ya que se recolecta principalmente abejas para alimentar a sus larvas.
La globalización, el principal problema
Aunque el aumento de las temperaturas no está ayudando a controlar la reproducción de las especies invasoras, el problema tiene un origen distinto. “Debemos tener claro que, aunque el cambio climático es un potenciador de la reproducción de especies invasoras, éstas han llegado hasta aquí por culpa de la globalización”, explica el biólogo Andreu García, delegado en Barcelona de la empresa de control de plagas y salud medioambiental Lokímica.
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En el caso de la avispa asiática, aunque todavía no se sabe con exactitud, la mayor parte de las teorías apuntan a que llegó en un carguero de cerámica china a Burdeos. A partir de ahí, se empezó a expandir por el sur de Francia hasta que llegó al País Vasco y Navarra. “La administración debe invertir más para controlar estas especies y, de paso, investigar formas de protección para las abejas, que son las principales damnificadas”, cuenta el biólogo a ENCLAVE ODS.
Uno de los principales problemas en los que derivan las especies invasoras son las trampas caseras para eliminarlas. “El control debe realizarse a través de expertos que tengan un amplio conocimiento. Está habiendo muchos ciudadanos que, aunque sea con buena intención, fabrican trampas para acabar con la avispa asiática que acaba cargándose a muchas otras especies. Y eso puede suponer un problema grave”, puntualiza Galván.
Desde ANECPLA están desarrollando un nuevo protocolo de intervención especial para la Vespa velutina. “Hay que actualizar de forma urgente el modo de abordar esta problemática”, explica el director general de la asociación. Se cumplen 17 años de su llegada a Europa (en 2005) y 11 de su cruce a España desde Francia —que se supone fue en 2011—.
Incluso en el caso de empresas que se dedican al control de plagas, como es el caso de Lokímica, los insecticidas que pueden utilizarse cada vez son menos. Según el propio Andreu García, “se ha demostrado que muchos de los productos químicos que se rocían acaban afectando a otras especies. De hecho, muchos de ellos ya solo pueden utilizarse en formato de cebo”.
No existe riesgo para la salud pública
Desde la propia asociación anuncian que el problema no supone un riesgo remarcable para la salud pública. “Los insectos que suponen un mayor riesgo son los vectores. Es decir, aquellos que transmiten enfermedades, como podrían ser los mosquitos. Las avispas no se encuentran entre ellos”, aclara Galván.
El crecimiento de la población autóctona de avispas no genera dificultades. De hecho, según indica el delegado en Barcelona de Lokimica, “el problema viene dado por las especies invasoras” ya que el crecimiento de la avispa originaria “se encuentra en equilibrio con el ecosistema desde hace muchísimos años”.
Habrá que ver cómo se desarrollan las distintas poblaciones de avispas en los próximos años, cuál es el papel que juega la administración pública en el control de las especies invasoras y cómo el aumento de las temperaturas acaba afectando a su desarrollo.
El primer paso, según coinciden los expertos, está en dedicar más recursos al estudio y el control de estos insectos. De hecho, las predicciones sobre el futuro todavía son parciales debido a la falta de profesionales que se dedican a ello. “No tenemos datos suficientes para saber qué está pasando. Todavía faltan entomólogos”, sentencia Castro.