Una mujer embarazada con diabetes gestacional.

Una mujer embarazada con diabetes gestacional. iStock

Historias

Cómo afecta la salud del medioambiente a mujeres y embarazadas: así es su ‘huella metabólica'

Los contaminantes que les dañan están en productos habituales como el maquillaje, la cosmética o los perfumes como en plásticos de botellas.

4 marzo, 2023 13:34

Una de las cuestiones que más preocupan a la hora de evaluar los factores que empeoran la salud humana es saber hasta qué punto influye la exposición a determinadas condiciones ambientales. Se conocen de sobra los impactos sobre las patologías cardiorrespiratorias y el desarrollo de alergias alimentarias, pero hay otros ángulos menos tratados y sobre los que a menudo existe algo menos de evidencia científica.

Uno de estos aspectos es el vínculo entre la salud medioambiental y el metabolismo humano. Según reconoció a InfoSalus Nicolás Olea, catedrático de Medicina de la Universidad de Granada, “existe un vínculo entre algunos derivados del petróleo y nuestra salud, pues interfieren en la producción de hormonas y el metabolismo humano. Son los disruptores endocrinos” y recuerda que, “según la Organización Mundial de la Salud (OMS), actualmente, hay unos 800 compuestos químicos sospechosos de causar este efecto”.

Esta cuestión despierta especial preocupación en la salud de las mujeres, porque es especialmente sensible al tener un sistema hormonal más complejo. Los contaminantes que les afectan pueden estar presentes en productos habituales como el maquillaje, la cosmética o los perfumes como en plásticos de botellas, tuppers o pesticidas presentes en los alimentos.

Esta huella química se puede transmitir, además, a través del cordón umbilical, la placenta o la leche materna. Como recoge la misma agencia, este papel transmisor puede favorecer la aparición de otros problemas como el asma, trastornos de déficit de atención o hiperactividad en los niños. 

[Los microplásticos en la sangre, la leche materna y la placenta: así es la invasión silenciosa]

Asimismo, a largo plazo, podrían aparecer otras afecciones como la obesidad, la diabetes mellitus tipo 2, hipotiroidismo, así como trastornos reproductivos o, incluso, la aparición de tumores. Y según declara Olea a InfoSalus, "Las posibilidades que tiene una mujer de transmitir a su bebé los elementos contaminantes a los que ha estado expuesta son del 100%".

Al respecto, un estudio publicado en 2018 en la revista Environmental Science & Technology ya reveló las asociaciones reproducibles entre la exposición a múltiples contaminantes químicos y cambios en procesos metabólicos durante el embarazo. Aunque ya se sabía del vínculo con el desarrollo del bebé, los investigadores fueron un paso más allá para conocer la huella que puede dejar en el metabolismo de las embarazadas aún con niveles bajos de contaminantes.

Para ello, después de estudiar a 750 mujeres embarazadas de España (340 de Sabadell, en Cataluña, y 410 de Gipuzkoa, en el País Vasco) inscritas en el estudio de cohortes de nacimiento INMA (Infancia y Medio Ambiente), midieron las concentraciones de 35 exposiciones químicas en muestras de sangre del primer trimestre, en orina (primer y tercer trimestre del embarazo) y en sangre del cordón umbilical. De esta forma, pudieron estudiar su exposoma o total de exposiciones químicas.

Además, para determinar posibles cambios en el metabolismo, midieron 65 metabolitos de muestras de orina tomadas en dos momentos (primer y tercer trimestre) del embarazo. Los resultados que encontraron fueron preocupantes.

Se identificaron importantes asociaciones entre el arsénico total en la orina y un metabolito orgánico pequeño (TMAO) producido por las bacterias intestinales y por la homina, un metabolito ampliamente presente en los invertebrados marinos pero que nunca se había medido en humanos. Como recoge el ISGlobal, las madres de Sabadell tenían concentraciones de arsénico especialmente altas, en comparación con otras poblaciones de países europeos, Australia y EE. UU., muy probablemente debido a un mayor consumo de mariscos.

Asimismo, la exposición al humo del tabaco está relacionada con el metabolismo del café, y la presencia de ciertos metales en la orina se relacionó con subproductos de hormonas esteroides. En este sentido, Léa Maitre, primera autora del estudio, explicó en su día que los resultados iban “en línea con informes anteriores que sugieren que estos metales son disruptores endocrinos”. 

Mejoran con las zonas verdes

Al igual que ocurre con otros aspectos relacionados con la salud, como pueden ser el alivio incidencia de la ansiedad y la depresión, las zonas verdes también se relacionan con una mejora en el metabolismo de las mujeres. Un estudio de 2019 de ISGlobal apuntaba que cuando viven a menos de 300 metros de un entorno ajardinado en la ciudad, el riesgo de desarrollar sobrepeso u obesidad también disminuye. Algo que no se observó en los hombres.

Además de lo ya recopilado en la literatura científica sobre los beneficios de vivir en estas zonas verdes –como es reducir el riesgo de hipertensión o niveles de azúcar altos en sangre–, los resultados de estos investigadores van más allá. 

Según el artículo publicado en la International Journal of Hygiene and Environmental Health, el proyecto llamado Multi-Caso Control Spain ha arrojado una conclusión importante, y es que en las mujeres hay una fuerte relación entre el sobrepeso y la obesidad con la falta de acceso a espacios verdes en entornos urbanos.

Asimismo, recientemente, se han conocido otros beneficios de aumentar el número de árboles por vecindario en las principales ciudades, porque en un escenario de cambio climático van a tener la capacidad de aliviar las temperaturas más extremas, con lo que podrán evitar más de 2.000 muertes al año. Conocer esta información científica es así vital para establecer modelos de urbanismo que mejoren la calidad de vida de la población y su salud.