El negocio del agua o cómo el 'boom' de la embotellada disfraza el fracaso de un recurso seguro
Un informe global de Naciones Unidas asegura que este sector no ha parado de crecer y se prevé que duplique sus ventas para 2030.
16 marzo, 2023 15:00En el municipio oscense de Banastás llevan años con su principal reserva de agua contaminada por nitratos. C.V., vecina de este municipio, aseguró hace unas semanas a este periódico que, desde hace años, se ven obligados a comprar garrafas de agua cada semana para poder beber y cocinar. Una realidad que se extiende ya a más de 190 pequeños municipios y que viaja más allá de nuestras fronteras.
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En paralelo, hay una industria que lleva al menos cinco décadas experimentando un crecimiento sin freno: la del agua embotellada. Un informe global de Naciones Unidas, con datos de 109 países, apunta que se ha convertido en "un sector económico importante y esencialmente independiente". Solo en 10 años –entre 2010 y 2020, ha crecido un 73% en el mundo y se espera que para 2030 dupliquen sus ventas con un beneficio de 500.000 millones de dólares.
Quienes más venden son Estados Unidos (con beneficios de 64.000 millones de dólares), seguido de China (45.000 millones) e Indonesia (22.000 millones). Juntos, estos tres países constituyen casi la mitad del mercado mundial, en el que también cobran peso otros países como Canadá, Australia, Singapur, Alemania, Tailandia, México, Italia o Japón.
Para hacernos una idea del ritmo al que se consumen, el informe de la ONU calcula que cada minuto se venden más de un millón de botellas de agua en todo el mundo, tanto tratada y mineral como natural. No obstante, el mayor segmento de mercado (con el 47% de las ventas globales) es la tratada, que puede provenir de sistemas públicos de agua o aguas superficiales, y que se somete a un tratamiento de desinfección como la cloración.
Los mayores consumidores son los ciudadanos de Asia-Pacífico, seguidos de los norteamericanos y los europeos. En estas zonas, según las encuestas citadas en el informe, el agua embotellada a menudo se percibe como un producto más saludable y sabroso que el agua del grifo. Es más un bien de lujo que una necesidad.
No obstante, el 60% del consumo global se encuentra en el Sur Global (Asia-Pacífico, África, América Latina y el Caribe), donde están impulsadas por la falta o ausencia de suministros públicos confiables de agua y las limitaciones de la infraestructura de suministro de agua debido a la rápida urbanización.
Como recoge el documento de Naciones Unidas, en los países de ingresos medianos y bajos, el consumo de agua embotellada está relacionado con la mala calidad del agua del grifo y, a menudo, con sistemas públicos de suministro de agua poco confiables, problemas causados a menudo por la corrupción y la falta crónica de inversión en infraestructura de agua corriente. Pero, ¿la embotellada es tan segura cómo dicen?
El 'márketing' del agua embotellada
Zeineb Bouhlel, investigador de UNU-INWEH y autor principal del último estudio de la ONU, señala que las corporaciones de bebidas son expertas en comercializar el agua embotellada como una alternativa segura al agua del grifo. Algo que llevan a cabo llamando la atención sobre fallos aislados en el sistema público de agua.
“Incluso si en ciertos países el agua corriente es o puede ser de buena calidad, es probable que restaurar la confianza pública en el agua del grifo requiera importantes esfuerzos de promoción y márketing”, apunta Bouhlel.
En este sentido, el experto explica que la fuente del agua embotellada (sistema municipal, superficie), los procesos de tratamiento utilizados (por ejemplo, cloración, desinfección ultravioleta, ozonización, ósmosis inversa), las condiciones de almacenamiento (duración, exposición a la luz, temperatura) y el empaque (plástico, vidrio) pueden alterar potencialmente la calidad del agua.
Y lo pueden hacer de varias maneras: inorgánica (por ejemplo, metales pesados, pH, turbidez), orgánica (benceno, pesticidas, microplásticos) y microbiológica (bacterias patógenas, virus, hongos y protozoos parásitos). Además, según el informe, “la composición mineral del agua embotellada puede variar significativamente entre diferentes marcas, dentro de la misma marca en diferentes países, e incluso entre diferentes botellas del mismo lote”.
En el texto se enumeran ejemplos de hasta 40 países en todas las regiones del mundo donde la contaminación afecta a todo tipo de agua embotellada y a todo tipo de marcas en diferentes países. “Esta revisión constituye una fuerte evidencia contra la percepción engañosa de que el agua embotellada es una fuente de agua potable incuestionablemente segura”, asegura Bouhlel.
Pasan menos filtros
Según Vladimir Smakhtin, exdirector de UNU-INWEH y coautor del estudio que publica hoy la ONU, “el agua embotellada generalmente no está tan bien regulada y se analiza con menos frecuencia y por menos parámetros”. Además, insiste en que “los estándares estrictos de calidad del agua para el agua del grifo rara vez se aplican al agua embotellada, e incluso si se llevan a cabo tales análisis, los resultados rara vez llegan al dominio público”.
Todo esto, por no hablar de los impactos ambientales de la industria. “Hay pocos datos sobre los volúmenes de agua extraídos”, apunta Smakhtin, que añade que es debido en parte a la falta de transparencia y fundamento legal que habría obligado a las empresas embotelladoras a divulgar esa información públicamente y evaluar las consecuencias ambientales.
En Estados Unidos, por ejemplo, Nestlé Waters extrae 3 millones de litros diarios de Florida Springs; en Francia, Danone extrae hasta 10 millones de litros al día de Evian-les-Bains en los Alpes franceses; y en China, el Grupo Hangzhou Wahaha extrae hasta 12 millones de litros diarios de los manantiales de las Montañas Changbai.
Con respecto a la contaminación plástica, los investigadores citan estimaciones de que la industria ha producido alrededor de 600.000 millones de botellas y envases de plástico en 2021. Esto se convierte en unos 25 millones de toneladas de residuos de PET, la mayoría no reciclados y destinados a vertederos, una masa de plástico igual al peso de 625.000 camiones de 40 toneladas.
Según el informe, el sector del agua embotellada utilizó el 35% de las botellas PET producidas a nivel mundial en 2019. De ellas, el 85% termina en vertederos o residuos no regulados.
El informe del Instituto para el Agua, el Medio Ambiente y la Salud de la Universidad de las Naciones Unidas en Canadá es así claro en sus conclusiones: el rápido crecimiento del negocio del agua embotellada socava el progreso hacia un objetivo clave de desarrollo sostenible, como es el acceso al agua segura.
Para los expertos del organismo, “la industria del agua embotellada no está alineada estratégicamente con el objetivo de proporcionar agua universal el acceso al agua potable o al menos frena el progreso global en este sentido”. La razón, según el documento, es que distraen los esfuerzos de desarrollo y redirigen la atención a una opción menos confiable y menos asequible para muchos, sin dejar de ser altamente rentable para los productores.
El informe dice que proporcionar agua segura a los aproximadamente 2.000 millones de personas que no la tienen requeriría una inversión anual de menos de la mitad de los 270.000 millones que ahora se gastan cada año en agua embotellada. Como concluye el estudio, “esto apunta a un caso global de injusticia social extrema, en el que miles de millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a servicios de agua confiables, mientras que otros disfrutan del lujo del agua”.