La pobreza no sólo se mide en términos económicos y de falta de ingresos. Es mucho más. Tal y como lo define la ONU, tiene una gama de diferentes dimensiones socioeconómicas que incluyen: la capacidad de acceder a servicios y medidas de protección social y de expresar opiniones y opciones; el poder de negociar; y el estatus social, trabajo decente y oportunidades. 

En base a esta idea, y para comprender mejor la pobreza en todo el mundo, existen varios niveles de pobreza generalmente aceptados por todas las organizaciones internacionales y las oenegés: 

1. Pobreza absoluta o extrema. Según el Banco Mundial, son aquellos que viven con unos ingresos por debajo de 1,90 dólares estadounidenses al mes. Se trata de personas que no tienen accesos a necesidades básicas como el agua potable, vivienda, salud o alimentos. 
2. Pobreza relativa. Pueden ganar más de 1,90 dólares al día, pero aún viven en la pobreza en comparación con su contexto social. Por ejemplo, en los países desarrollados ocurre cuando las personas no tienen acceso a Internet para buscar trabajo, a ropa adecuada para encontrar  trabajo o para acceder a una vivienda digna. 
3. Pobreza no financiera. Son personas que pueden no vivir en pobreza en términos financieros, pero pueden carecer de acceso a algunas necesidades humanas básicas como la educación o el agua potable. Puede darse en situaciones de falta de acceso a suministros o en guerra y conflictos. 
4. Pobreza secundaria. Se refiere a la situación en la que una persona tiene suficiente para pagar las necesidades, pero gasta su dinero en ‘no necesidades’, como lo define World Vision. En este caso, se trata de problemas de adicción, principalmente, como el alcohol, las drogas o el juego. 

En el caso de España, desde la pandemia, se ha agravado la mala situación de las condiciones de vida de cientos de miles de familias. Según los datos disponibles de la última Encuesta de Condiciones de Vida (julio de 2021) realizada por el INE, el umbral de renta se sitúa en 6.417,3 euros por unidad de consumo al año para considerar que un hogar está en situación de pobreza severa. 

[La factura del hambre en el mundo: los que más recibieron no fueron los que más lo necesitaban]

Sobre esta base, el porcentaje de personas en riesgo de pobreza o exclusión social en España alcanzó el 27,8% de la población en 2021, esto es, casi 1 punto porcentual por encima del año anterior. Entre ellos, el 8,3% de la población se encontraba en situación de carencia material y social severa, frente al 8,5% de 2020.

Estas son algunas de las claves de estos números:  

1. 535 euros al mes 

Tal y como explican desde la oenegé Acción contra el Hambre, el umbral de 6.417,3 euros quiere decir que cada persona debe sobrevivir con 281 euros mensuales para una familia de dos adultos y dos menores, y con 535 euros al mes si vive sola. Con este presupuesto, señalan, estas personas tienen que poder acceder a cubrir todas sus necesidades: vivienda, alimentación, ropa, educación de los hijos e hijas, salud, energía, ocio y otras.

2. Trabajadores pobres 

Según un informe de la Fundación ‘la Caixa’ publicado en 2022, España es uno de los países europeos donde hay una mayor proporción de hogares pobres con personas trabajadores: un 18% de los hogares con al menos un trabajador eran pobres en 2018. Esto, explica el documento, se debe a una combinación de factores: inestabilidad laboral, bajos salarios y políticas familiares insuficientes. 

3. Jóvenes sin futuro 

La pobreza laboral afecta principalmente a los más jóvenes y principalmente a los hogares jóvenes con menores a cargo, concluye el mismo informe de la Fundación ‘la Caixa’. “El riesgo de pobreza laboral en hogares donde viven jóvenes de entre 18 y 35 años ha aumentado progresivamente desde 2005, cuando era del 13%, hasta llegar al 21% en 2018”, indica este documento. 

[El sinvivir de los jóvenes que buscan casa: “Alquilo porque no puedo comprar y no compro porque alquilo”]

Entre otras razones, la precariedad laboral y la falta de oportunidades son dos lacras que lastran la situación de los más jóvenes. España encabeza la tasa de paro juvenil de toda la Unión Europea con el 32,3%, según datos del Eurostat. Y, en 2021, el salario neto mensual de los jóvenes de entre los 16 y 29 años se situaba en los 973 euros, según el Consejo de la Juventud de España (CJE).  

4. No poder llegar a fin de mes 

Casi la mitad de los españoles tiene alguna clase de dificultad para llegar a final de mes según el INE. Un 8,6% tiene mucha dificultad, un 12,3% tiene dificultad y un 22,8% tiene cierta dificultad para poder llegar hasta el 31 de cada mes. Tal y como explica la oenegé Acción contra el Hambre, “la falta de empleo, un empleo precario y/o mal pagado o una pensión escasa están entre las causas más repetidas de hogares con escasez”. 

5. 2,2 millones de niños pobres 

La tasa de riesgo de pobreza y exclusión afecta a un 28,3% o 2,2 millones de los niños y las niñas de nuestro país, según alerta la oenegé Save The Children. Esta organización estima que para el año 2030 esta cifra estará en un 26,5%, algo que “continúa siendo inaceptable”. “Sin embargo, consideramos que, con las políticas de infancia adecuadas, el porcentaje de pobreza infantil en 2030 debería reducirse hasta el 17%, es decir, descender un punto porcentual por año", señalan desde la oenegé. 

[El 'precio' de la pobreza infantil en España: cada ciudadano 'paga' 1.300 euros]

6. El 1% de la población

Según ha denunciado la oenegé Ayuda en Acción, en España, el 1% de la población concentra el 40% de la riqueza de todo el país. Y el 10% más rico acumula más que el 90% de la población restante. Según esta organización, esta desigualdad ha seguido creciendo durante la recuperación económica. 

7. La carencia material severa 

Según la oenegé Acción contra el hambre, se considera que una persona está en una situación de carencia material severa si viven en un hogar que carezca de cuatro de los nueve elementos que señalan: 

• No puede permitirse ir de vacaciones al menos una semana al año.
• No puede permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días.
• No puede permitirse mantener la vivienda con una temperatura adecuada.
• No tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos (de 750 euros).
• Ha tenido retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda principal (hipoteca o alquiler, recibos de gas, comunidad...) o en compras a plazos en los últimos 12 meses.
• No puede permitirse disponer de un automóvil.
• No puede permitirse disponer de teléfono.
• No puede permitirse disponer de un televisor.
• No puede permitirse disponer de una lavadora.