Símbolos de belleza o de supervivencia: el significado detrás de la figura 'curvy' de las venus paleolíticas
Un estudio publicado en la revista 'Obesity' vinculó la adaptación al cambio climático con la obesidad representada en estas estatuillas.
9 enero, 2024 01:30En 1908, en la orilla izquierda del Danubio en Willendorf II (Baja Austria), el excavador arqueólogo austriaco Josef Szombathy no se imaginaba lo que estaba a punto de encontrar. Una figura femenina en oolito de 11.1 cm de altura, 5,7 de ancho y 4,5 de grueso, con 15 centímetros de circunferencia tintada con ocre rojo: la Venus de Willendorf. Más de cien años después todavía no se tiene claro el significado de esta estatuilla, pero sí se ha aterrizado una explicación de su peculiar forma.
En 2020, un equipo de investigadores del Campus Médico Anschutz de la Universidad de Colorado, encabezado por Richard Johnson, quisieron profundizar más en la característica única de estas estatuillas. A pesar de que el nombre que se les otorgó hace referencia al principal cánon de la belleza, la sexualidad y la fertilidad de la mitología griega y de los argumentos de algunos académicos, nada tiene que ver en estilo y proporciones con las estatuas del período helénico.
Los científicos analizaron docenas de figuras con rasgos obesos de varias épocas, midiendo las proporciones cintura-cadera y cintura-hombro de las estatuillas, y después compararon los resultados con el lugar donde se encontraron las estatuas. La forma de las venus paleolítica, que en el argot más moderno se caracterizaría como ‘curvy’ (u obesa), según el estudio firmado por Johnson y sus homólogos en la revista Obesity, estaría relacionada con la adaptación al cambio climático y la dieta, más que con los cánones de belleza.
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Las venus paleolíticas, como la famosa venus de Willendorf, sirvieron para promover un tipo de cuerpo positivo que mantendría a las mujeres más calientes para vivir durante la Edad de Hielo. "La estatuilla representaría una característica deseada de la mujer en la que la imagen tenía poder para lograr una madre y un hijo más sanos, abarcando la concepción, un embarazo precario, el parto y la lactancia", escriben en el estudio.
Una estrategia de supervivencia
"De 38.000 a 14.000 BP (antes del presente), uno de los periodos climáticos más arduos de la historia de la humanidad... los humanos se enfrentaron al avance de los glaciares y al descenso de las temperaturas que provocaron estrés nutricional, extinciones regionales y una reducción de la población", escribieron los autores en el estudio. Por eso, creer que las venus paleolíticas obesas representan el estándar de mujer de esa época es inimaginable.
Por eso, la representación tallada en piedra de mujeres obesas (y/o embarazadas) en esa época eran símbolos de supervivencia. “La obesidad habría ayudado a las mujeres a llevar adelante sus embarazos y amamantar a sus bebés durante periodos de grave escasez de alimentos”, escriben en el estudio.
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Las mujeres necesitan más grasa que los hombres, con aproximadamente un 17% de grasa corporal para mantener la menstruación y un 22% de grasa corporal para mantener una gestación ideal. Una mujer requeriría 16 kg de grasa para contar con las calorías necesarias para dar a luz y amamantar al bebé en sus primeros meses de vida. De esta manera, los pequeños grupos garantizaban la supervivencia de las siguientes generaciones.
Más frío, más curvas
Cuanto más frío era el clima, más curvada era la figura. Es decir, “las figuras son menos obesas a medida que aumenta la distancia a los glaciares”, afirmaron. Esta es la principal conclusión de las hipótesis del estudio. “La inanición y el estrés nutricional estaban directamente relacionados con la forma en que se representaban las estatuillas”, rezan los investigadores en el estudio.
Como gesto espiritual o mágico, las mujeres cazadoras/recolectoras del paleolítico en edad fértil habrían sostenido las figurillas para fomentar el aumento de peso necesario para el éxito reproductivo. “Las figurillas surgieron como una herramienta ideológica para ayudar a mejorar la fertilidad y la supervivencia de la madre y los recién nacidos”, concluyeron en el estudio.
Así, el arte habría desempeñado una función espiritual, ensalzando el ideal de mujer fértil sana capaz de sobrevivir y reproducirse en unas condiciones climáticas cada vez más austeras.