Unos niños descansan tras frente a su casa en Fiji cuando la marea sube hasta inundar su calle.

Unos niños descansan tras frente a su casa en Fiji cuando la marea sube hasta inundar su calle. Loren Elliott Reuters

Historias Aumento del nivel del mar

La lucha de Camilla y Rossie para que Vanuatu y Fiyi no desaparezcan: 'su' Pacífico "se está desbordando"

Estas islas sufren las peores consecuencias de un cambio climático al que han contribuido con menos de una décima parte de las emisiones.

1 septiembre, 2024 01:54

Esta misma semana, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, alertaba de la "catástrofe mundial" que se cierne sobre las islas del Pacífico. "El mundo debe responder a los impactos devastadores y sin precedentes de la subida del nivel del mar antes de que sea demasiado tarde", advertía. Porque, lamentaba, este océano ya "se está desbordando". 

Y buena cuenta de ello ha podido dar la directora ejecutiva de UNICEFCatherine Russell, que este mismo verano visitaba dos de los pequeños Estados insulares más afectados por el calentamiento global: Vanuatu y Fiyi. Allí, cuenta, conoció a Camilla, una joven de 15 años que, como otros muchos en el Pacífico, está "tomando medidas para proteger su futuro de unos niveles del mar cada vez más elevados, de unas tormentas cada vez más fuertes y frecuentes, y de unas temperaturas cada vez más cálidas". 

Su viaje, le contó Camilla, es "como ir en canoa". Por eso, los jóvenes de los pequeños Estados insulares del Pacífico se están uniendo, en una sola voz, para que "todo el mundo se suba a bordo". Su objetivo: que la humanidad reme toda a una para salvar a los más vulnerables antes de que sea tarde.

Sin embargo, explica Rusell, "hoy por hoy, no todo el mundo puede subir a bordo" de esa canoa que quiere evitar que las citadas islas paradisiacas del océano más extenso del mundo se tornen inhabitables. Y es que estas naciones representan apenas el 0,02% de las emisiones de gases de efecto invernadero globales. A pesar de ello, son de las más golpeadas por sus consecuencias, ya no solo por la subida del nivel del mar, sino por tifones, huracanes y tormentas devastadoras. 

Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), en 2023 se notificaron 34 fenómenos hidrometeorológicos peligrosos en la región. La mayoría de ellos estaban, precisamente, relacionados con tormentas e inundaciones. En total, se estima que provocaron más de 200 muertes y afectaron a más de 25 millones de personas. Esto, sin contar con las pérdidas económicas. 

La "zona más vulnerable"

El principal motivo del terrible impacto de estos fenómenos extremos, recuerdan desde la ONU, es que el 90% de la población de los pequeños Estados insulares vive a menos de 5 kilómetros de la costa. La mitad de su infraestructura, además, está a 500 metros o menos del mar. Por tanto, el mínimo cambio en las mareas y, especialmente, en la pleamar, puede resultar catastrófico. 

La directora ejecutiva de UNICEF durante su visita a Vanuatu.

La directora ejecutiva de UNICEF durante su visita a Vanuatu. Damian Mobbs UNICEF Vanuatu

Precisamente por eso, Guterres fue directo en declaraciones a la BBC durante la reunión de líderes del Foro de las Islas del Pacífico, celebrada esta semana en Toga. "El Pacífico es hoy la zona más vulnerable del mundo", dijo sin cortapisas. Y añadió que es responsabilidad de "los grandes contaminadores", quienes "deben reducir las emisiones o se arriesgarán a una catástrofe mundial".

Ya en la cumbre del clima de 2022, la COP27, celebrada en Sharm el-Sheij (Egipto), estos países exigieron que fueran las petroleras las que pagasen la factura que ellos están abonando. 

Y en eso coincide la directora ejecutiva del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia. "El mundo —y los dirigentes mundiales en particular— deben escuchar a los ciudadanos e intensificar los esfuerzos a escala mundial para reducir significativamente las emisiones, mitigar los riesgos y fomentar la resiliencia que las comunidades necesitan tan desesperadamente", advierte en un comunicado.

Las aulas destruidas de Rossie

Durante su visita al Pacífico, Russell se pasó por Nguna, una de las 13 islas que conforman Vanuatu. Allí, cuenta, conoció a Rossie, directora de una escuela. Fue ella quien le hizo un recorrido por "las aulas destruidas donde solía enseñar hasta que fueron arrasadas por ciclones consecutivos en marzo de 2023". Russell explica que "el nuevo edificio está casi terminado, construido más al interior y con una estructura más sólida".

Para su sorpresa, la mujer le contó que en sus 36 años de vida ya ha visto cómo el cambio climático está alterando la isla en la que había crecido. "Afecta a todo", le dijo, y no solo a la escuela: también a los cultivos. "Algunos estudiantes no tienen comida. Antes, todos teníamos suficiente para comer", lamentó.

Russell habla con Rossie, directora de la escuela que visitó en Vanuatu, y sus alumnos.

Russell habla con Rossie, directora de la escuela que visitó en Vanuatu, y sus alumnos. Damian Mobbs UNICEF Vanuatu

Russell es clara: "Los peligros climáticos están obligando a algunos niños de Vanuatu a desplazarse debido a que las tormentas son cada vez más frecuentes e intensas, y los océanos cada vez más cálidos, están erosionando los arrecifes de coral y las reservas de pescado, y perjudicando los medios de subsistencia y la cultura". Y es que, sentencia, muchas naciones del Pacífico se enfrentan a "la posibilidad muy real" de que toda una generación se vea obligada a abandonar su hogar

La situación de Fiyi, asegura Catherine, es "muy parecida". Al igual que en el resto de pequeños países insulares, "las repercusiones de la crisis climática sobre sus vidas" son similares, especialmente en lo relativo a la manera en que "amplifica otros problemas como la pobreza y los niveles extremadamente elevados de violencia contra la infancia".

A fin de cuentas, son ellos, los más de 1,2 millones de niños y niñas del Pacífico, los que están viendo cómo sus vidas cambian radicalmente por la crisis climática, que "influye en su salud, su bienestar y su propia supervivencia". 

15 cm de subida

No es de extrañar si se presta atención a las cifras. Un informe publicado por la ONU asegura que en "gran parte del Pacífico tropical occidental, el nivel del mar ha aumentado entre 10 y 15 cm". Esto implicaría que esta subida es casi el doble de la tasa mundial documentada desde 1993. Por su parte, en el Pacífico tropical central, ha sido de entre 5 y 10 cm.

Estos datos se traducen en un aumento del nivel del mar, entre enero de 1993 y mayo de 2023, de entre 4,13 y 4,52 milímetros de media anual. A nivel global, el promedio se sitúa en unos 3,4 mm al año durante ese periodo.

Los autores del informe de Naciones Unidas advierten de que el aumento del nivel del mar ha provocado un "alza drástica de la frecuencia de las inundaciones costeras desde 1980". Algo que no ha hecho más que empezar, pues se espera que el agua que contienen los océanos siga aumentando a lo largo de este siglo como consecuencia directa del calentamiento global y el deshielo. 

Pero los mares no solo suben, sino que también se calientan. Y el Pacífico no es ajeno a este fenómeno. Entre 1981 y 2023, casi toda la región suroccidental de este océano registró un calentamiento de la superficie del agua. El noreste de Nueva Zelanda y el sur de Australia está experimentando temperaturas 0,4 °C más altas con el paso de cada década desde los 80. Esta tasa de calentamiento ocurre, según el informe de ONU, "tres veces más rápido" que la media global.

Además, las olas de calor marinas son más intensas y casi se han duplicado en frecuencia desde 1980, especialmente en el Pacífico. Dese entonces hasta la primera década del nuevo milenio, la duración media de las olas de calor marinas en gran parte de la región tenía una duración de entre 5 y 16 días. Desde 2010 este promedio ha ido subiendo hasta alcanzar hasta 20 días, o "incluso más", matiza el informe.

Pues en 2023 el océano que rodea Nueva Zelanda vivió una ola de calor extrema de seis meses de duración. Estas temperaturas insólitamente altas del agua afecta de manera negativa no solo a los ecosistemas, sino también a las economías y a los medios de vida del Pacífico. Incluso han llegado a producir blanqueamientos masivos de los arrecifes de coral, incluso de la Gran Barrera australiana.