La Navidad es la peor época del año para algunas aves: "No distinguen el día de la noche y dejan de cantar"
- Más de 143 especies diferentes de pájaros se ven afectadas por las luces de Navidad, lo que llega a alterar sus vidas durante el resto del año.
- Más información: La contaminación lumínica en las ciudades está reduciendo el tamaño de los ojos de los pájaros
El alumbrado navideño es un símbolo festivo que transforma las ciudades en esta época del año. Sin embargo, detrás de esta tradición también existen efectos negativos en el medio ambiente, sobre todo en la biodiversidad urbana.
Las aves, esenciales para el equilibrio ecológico, son vulnerables a la contaminación lumínica, y su bienestar puede verse comprometido en estas fechas.
Esther Murciano, técnica en la organización SEO/BirdLife, la Sociedad Española de Ornitología, advierte sobre la complejidad del problema en cuestión, ya que afecta a cada tipo de ave de una manera diferente. Por ejemplo, la iluminación navideña acelera el ritmo de reproducción de unas especies mientras que cesa la reproducción de otras por completo.
Uno de los efectos más notables de la iluminación artificial es la alteración de los ritmos circadianos en las aves. Esther Murciano explica que "la contaminación lumínica afecta la producción de melatonina y altera la manera en la que las aves perciben las diferencias entre el día y la noche".
"Cambia el momento álgido en el cual las aves cantan, pues esto interviene en lo que es el cortejo y en el momento reproductivo", aclara Murciano. Esta disrupción en la época navideña puede tener efectos adversos durante los siguientes meses.
La alteración del sueño también es un problema serio. "Las aves, al igual que los humanos, necesitan un sueño profundo y de calidad para el mantenimiento del cerebro y el aprendizaje", comenta Murciano. En especies como el petirrojo o el mirlo, se ha observado que la exposición prolongada a la luz artificial reduce su actividad neuronal, y afecta a procesos como el aprendizaje del canto y la memoria.
Ciclos reproductivos y fisiológicos
La exposición a la luz artificial no solo altera el comportamiento, sino también los ciclos reproductivos de las aves. Estudios citados por SEO/BirdLife indican que los mirlos, por ejemplo, anticipan su sistema reproductivo hasta un mes cuando están expuestos a luz artificial.
De manera similar, los ejemplares de hererrillo común adelantan la puesta de huevos, lo que desincroniza su ciclo biológico respecto a otras especies, como los insectos que son esenciales para la alimentación de sus crías.
Otros efectos incluyen la alteración del patrón de muda del plumaje, un proceso crítico para las aves migratorias. "La muda no puede coincidir con el periodo reproductivo, ya que ambos procesos implican un alto gasto energético para el pájaro", señala Murciano.
"Cuanta más luz hay, más asumen que están cerca de la primavera y entonces empiezan a cambiar su comportamiento como si estuvieran en ella. Y en ese momento es cuando muchas aves comienzan a mudar su plumaje.", explica Esther Murciano.
"El proceso se adelanta y se interrumpe", detalla, dejando claro como un solo mes al año puede afectar gravemente la vida de estas aves.
Desorientación, colisiones y depredación
La desorientación es otro de los problemas derivados de la contaminación lumínica. Muchas aves migratorias que vuelan durante la noche utilizan la oscuridad para orientarse. "Las fuentes de luz artificial pueden desorientarlas, haciendo que continúen volando cerca de la luz hasta quedar exhaustas", explica Murciano.
Esto también incrementa el riesgo de colisiones con edificios, farolas y antenas, lo que puede resultar en lesiones graves o incluso la muerte de las aves.
La iluminación excesiva también facilita la depredación. Rapaces como los búhos han aprendido a aprovechar estas condiciones para detectar presas con mayor facilidad. La concentración de aves en zonas iluminadas las hace más vulnerables a ataques, lo que agrava las consecuencias de la contaminación lumínica.
Especies afectadas
El impacto del alumbrado navideño se extiende a varias especies comunes en Madrid. Las aves más afectadas son aquellas que pasan el invierno en la ciudad, como petirrojos, carboneros, herrerillos y gorriones.
En el caso de los petirrojos, la iluminación afecta en especial a su comportamiento territorial. "Durante el invierno, son muy territoriales y marcan sus espacios. La iluminación altera este comportamiento y puede generar conflictos entre individuos", añade Murciano.
Aunque no todas las especies presentes en Madrid sufren estos efectos de manera uniforme, cualquier ave que habite cerca de las zonas iluminadas puede verse afectada.
La organización estima que hay una diversidad de especies mucho más elevada de lo que se puedan imaginar: "Entre diciembre de 2020 y febrero 2023 se contabilizaron un total de 134 especies de aves en el centro de Madrid", explica Murciano.
El verdadero significado de la Navidad
SEO/BirdLife trabaja activamente para mitigar estos impactos. La organización realiza campañas de sensibilización dirigidas a ayuntamientos y ciudadanos, promoviendo un uso más responsable de la iluminación navideña. Una de sus propuestas es reducir la cantidad de luces y reconsiderar los lugares donde se instalan, evitando zonas con alta biodiversidad como El Retiro o el Jardín Botánico.
Esther Murciano pide a los ciudadanos que reflexionen acerca de lo que la Navidad realmente significa, y que es mucho más que unas luces brillantes: "La Navidad no son solo luces, sino que es tiempo en familia, tiempo de disfrute, de vacaciones y un tiempo para asistir a las otras especies con las que convivimos".
Esther Murciano continúa: "Podemos pasar la Navidad ayudando a las aves, colocando un comedero o saliendo a observarlas. Hay muchas maneras muy bonitas de celebrar la Navidad sin necesidad de producir un impacto sobre la naturaleza y la biodiversidad urbana".
El problema va más allá de las aves, ya que el alumbrado navideño supone un coste energético colosal.
En 2024, el Ayuntamiento de Madrid destinó 4,4 millones de euros al alumbrado navideño, lo que incluyó la instalación de 12 millones de bombillas LED en 230 emplazamientos de la ciudad. Aunque el uso de tecnología LED reduce el consumo energético en comparación con las tradicionales, el impacto ambiental sigue siendo significativo. Se estima que las emisiones de CO₂ asociadas a este tipo de iluminaciones alcanzan alrededor de 1.200 toneladas.
"Tenemos que intentar reducir el número de luces por un tema de consumo energético también, porque de esa manera estamos educando a la población de que no hay necesidad de llenar todo de iluminación para que la Navidad cobre sentido", narra Murciano, invitando a la ciudadanía a que se replantee la relación de festividad con su alumbrado.
"Entonces pensamos que la Navidad es un momento precioso del año, pero se puede celebrar de una manera más sostenible y más responsable"
La tradición del alumbrado navideño es un elemento icónico de las fiestas, pero también plantea un desafío significativo para la biodiversidad urbana. Reducir su impacto no solo ayudará a las aves, sino que también contribuirá a una celebración más sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
Esther Murciano deja una pregunta en el aire: "¿Realmente vamos a ser más felices celebrando una Navidad con muchas luces que con pocas?".
***Gabriel Lavao, autor del reportaje, es alumno de la segunda promoción 2024-2025 del Máster de Periodismo de EL ESPAÑOL/UCJC.