Una inteligencia artificial escribiendo.

Una inteligencia artificial escribiendo. iStock

Historias

La 'máquina de trovar' de Antonio Machado se hace realidad: así es la 'IA poeta' que vaticinó el sevillano

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Un autor español vio venir antes que nadie la irrupción de la inteligencia artificial generativa en la literatura y esa poca fiabilidad de novelas o poemarios que huelen a ChatGPT. No era ingeniero, matemático o autor de ciencia-ficción, sino un poeta.

Y aunque su idea era criticar la automatización de los trabajos en la sociedad de su época, el resultado no fue exactamente la misma IA que la nuestra. Se trata de Antonio Machado, su invento se llamó la máquina de trovar y, aunque él no podría creerlo, se acaba de hacer realidad.

"Todo tiene un punto de broma", explica Eva Díaz Pérez, periodista, escritora y coordinadora de la exposición Los Machado. Retrato de familia que ha estado hasta el 4 de enero abierta en Sevilla y se trasladará en breve a Burgos y Madrid. "Al ser una exposición de manuscritos, de libros, en fin, muy libresca, tienes que jugar mucho con la imagen para hacerla más atractiva, y una idea que surgió fue recrear la máquina de trovar".

La exposición se centra en la relación entre Antonio y Manuel Machado, su hermano mayor y también poeta menos recordado en la actualidad, pero casi igual de relevante en vida. La muestra desmonta algunos tópicos sobre su relación —por circunstancias, cada uno pasó la Guerra Civil en un bando y no volvieron a verse, ya que Antonio falleció en el exilio en 1939— y también recrea, entre otros espacios, el gabinete científico de Antonio Machado Núñez, médico, antropólogo y catedrático abuelo de los hermanos poetas, y fundamental en la educación humanista de ambos.

En la misma, la máquina de trovar, con aspecto de artilugio del siglo XIX, desde una esquina reta a los visitantes a entregarle palabras para devolverles, vía inteligencia artificial, un soneto al estilo del Antonio Machado nieto. Eso sí, pensaron en incluir a Manuel, pero era mejor simplificar y, al fin y al cabo, el inventor fue Antonio.

Representación física de la máquina de trovar de Machado.

Representación física de la máquina de trovar de Machado. Francisco J. Olmo Europa Press

"La propuesta que hace Machado a través de Jorge Meneses y Juan de Mairena es una especie de crítica a la modernidad de su época", explica Díaz Pérez. "Dicen, más o menos, que en el mundo moderno, con la automatización, ya no van a necesitar poetas".

Y continúa: "Meneses plantea el diseño de una máquina que los sustituya. Él dice 'imagínate que hay una tertulia de aficionados a flamenco de madrugada y entonces la máquina captaría las emociones, las palabras, las frases de los allí reunidos'. De forma que crearía unas coplas mecánicas. Captaría el espíritu de lo que ocurre ahí, pero con un mecanismo".

La broma original era una crítica del poeta sevillano a los jóvenes de la generación del 27, con los que se llevaba bien a nivel personal, pero cuyas obras no acababan de gustarle. "Él piensa que la poesía de vanguardia de aquel momento, que usa conceptos modernos, no tiene emoción, que le falta alma", cuenta.

"Para los años 20 él ya se siente un hombre de otro tiempo", añade Díaz Pérez. "Claramente, su propuesta de máquina de trovar tiene cierta ironía con respecto al mundo moderno y, concretamente, lo que se estaba haciendo en la lírica en ese momento".

Una máquina 'retrofuturista'

Preparando la exposición, continúa la coordinadora, "dijimos, es que es verdad que es la inteligencia artificial". Así que entrenaron un ChatGPT corriente y lo disfrazaron de máquina retrofuturista, añadiéndole incluso ruido de engranajes.

"No te da un poema de Machado, sino que imita su estilo. Nos hemos centrado solo en el soneto porque era más fácil, y la estuvimos entrenando unos meses. Y el juego es ese: le das a un botón, le das tres o cuatro palabras, y te da un poema nuevo, pero en el estilo de Machado", explica la coordinadora.

La cosa no deja de tener su gracia: Antonio Machado se creó un heterónimo, Juan de Mairena, para poner en boca de otro sus propias palabras, que a su vez creó otro autor ficticio, el tal Jorge Meneses, que diseñaba la máquina trovadora. Un artilugio, por supuesto, falso y cuyos poemas dentro del libro tienen todos autor humano.

Ahora, esa ficción, una crítica a sus compañeros poetas de la época, se convierte en una realidad, un mecanismo que finge ser el propio Machado usando sus propias palabras… aunque no del todo.

"Le falta el aire, la belleza", opina Díaz Pérez. Y lo explica: "Encaja las palabras como un rompecabezas, usa las que usaría Machado: la tarde, el jardín, la fuente, los álamos, los espejos, las galerías… pero le falta la intención. Tiene un aire lejano, de familia, pero es como un niño empollón que repite sin tener claro lo que está diciendo… o que a veces se inventa cosas a ver si cuela".

La coordinadora, escritora a su vez, cree que la IA "todavía no llega a esa parte de la gran literatura que conmueve él alma". Pero, insiste, habla de "todavía", porque "no sabemos [qué hará] en el futuro".

"No es solo que cometa errores, es que la literatura es hija de la memoria o del recuerdo, no tiene ese componente de la historia que nosotros conocemos de Antonio Machado. En otros textos, esa literatura de consumo muy esquemática, de 'ahora viene una escena de acción, ahora una de sexo, ahora una de suspense', puede ser que sí, pero en la poesía aún no", asegura

Añade Díaz Pérez que "igual eso ha cambiado en 10 años. Es algo que no tiene que darnos miedo, sobre lo que también queríamos reflexionar en la exposición. Ahora es un momento de cambio, uno muy parecido a cuando se creó la imprenta, por ejemplo. No sabemos lo que va a pasar, cómo va a cambiar todo, somos como los incunables de la IA, Machado y nosotros".