De las mascarillas a los deshechos químicos: el desastre medioambiental que ya provoca la covid
La pandemia ha provocado un gran aumento de residuos sanitarios y ha agravado su impacto medioambiental.
2 febrero, 2022 04:23Noticias relacionadas
Las decenas de miles de toneladas de desechos médicos derivados de la respuesta a la pandemia de covid-19 han ejercido una enorme presión sobre los sistemas de gestión de residuos a escala mundial, poniendo en peligro la salud humana y ambiental, y haciendo patente la necesidad de mejorar las prácticas de gestión de este tipo de elementos.
La mayor parte de estos equipos acabarán convertidos en desechos una vez utilizados.
Gestión sostenible de los desechos
Los autores apuntan en este último informe publicado por la OMS que esto solo da una primera indicación de la magnitud del problema: el nuevo estudio no tiene en cuenta ninguno de los productos básicos adquiridos al margen de esta iniciativa, ni los desechos generados por la población, como por ejemplo las mascarillas quirúrgicas desechables.
En este sentido, el uso de elementos de protección como las mascarillas ha aumentado con la pandemia, pero se han dado pocas orientaciones sobre cómo reciclarlas de forma segura, por lo que, si no se mejoran las prácticas de eliminación, "se avecina un desastre medioambiental".
Así lo señaló en diciembre del año pasado el director de Revolution Plastics de la Universidad de Portsmouth (Reino Unido), Steve Fletcher, al comentar un estudio encabezado por ese centro el cual indica que los residuos de mascarillas aumentaron un 9.000% entre marzo y octubre de 2020.
La investigación, publicada por Nature Sustainability, mostraba además una relación directa entre la legislación nacional y la aparición de residuos que incluían mascarillas y otros equipos de protección personal, como guantes, relacionados con la covid-19.
Los residuos de mascarillas aumentaron un 9.000% entre marzo y octubre de 2020
Los expertos señalan ahora que se han enviado más de 140 millones de kits de pruebas, que podrían generar 2.600 toneladas de residuos no infecciosos —principalmente plástico— y 731 000 litros de desechos químicos —el equivalente a una tercera parte de una piscina olímpica—. Se han administrado más de 8.000 millones de dosis de vacunas en todo el mundo, lo que ha generado 144.000 toneladas de basura adicional, en forma de jeringas, agujas y contenedores de seguridad.
Mientras la ONU y los diferentes países lidiaban con la tarea de garantizar el suministro y la calidad de los EPIs, se prestó menos atención y se dedicaron menos recursos a la gestión segura y sostenible de los desperdicios generados por la atención a la pandemia.
"Es absolutamente esencial proporcionar a los trabajadores de la salud EPIs adecuados", advierte Michael Ryan, director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS, que añade que "también es fundamental garantizar que estos puedan utilizarse de forma segura, sin tener un impacto en el entorno cercano".
Necesidad de cursos de formación
Esto implica contar con sistemas de gestión eficaces in situ, incluidos cursos de gestión de residuos médicos para los trabajadores de la salud.
En la actualidad, el 30% de los establecimientos de atención de salud (el 60 % en los países menos desarrollados) no están equipados para manejar la cantidad de basura generada por su actividad, y mucho menos las toneladas de desechos adicionales generados por la covid-19.
El mal manejo de los desperdicios médicos puede exponer a los trabajadores de la salud a lesiones por objetos punzocortantes, a quemaduras y a microorganismos patógenos, y también puede afectar a las comunidades que viven cerca de vertederos, a través del aire contaminado que emana de la quema de residuos, la contaminación del agua o la aparición de plagas en estos lugares.
El 30% de los establecimientos de atención de salud no están equipados para manejar la cantidad de basura generada por su actividad
Según la ejecutiva de la OMS, una gestión de residuos eficiente es un "requisito básico de los sistemas sanitarios con un enfoque climático inteligente"; una transformación a la que muchos países se comprometieron en la Conferencia sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas celebrada en Reino Unido.
Para Neira, cambiar los métodos de gestión de desechos sanitarios es imprescindible para "una recuperación saludable de la covid-19" y como forma de prepararse frente a las futuras emergencias en temas de salud.
Recomendaciones para una gestión sostenible
En el informe se formulan una serie de recomendaciones para una gestión de desechos más adecuada, segura y sostenible, y se destacan ejemplos de países y organizaciones que las han puesto en práctica con la voluntad de “reconstruir para mejorar”.
Según el comunicado de la OMS, la covid-19 y la urgencia de abordar la sostenibilidad ambiental ofrecen una oportunidad para fortalecer y mejorar los sistemas de gestión de residuos clínicos.
Para la organización internacional, esto puede lograrse mediante mayor presión regulatoria en cada país, reforzando la supervisión y los informes periódicos; la implementación de cursos de formación para el personal involucrado, y un aumento del presupuesto y la financiación.
"Un cambio de paradigma en la forma en la que la salud gestiona sus desechos incluiría un mayor control y mejores prácticas en materia de adquisiciones", resalta Anne Woolridge, presidenta del Grupo de Trabajo sobre los Residuos de la Atención de Salud de la Asociación Internacional de Residuos Sólidos.
"Las inversiones en materia de salud deben tener en cuenta las repercusiones ambientales y climáticas, y cada vez se es más consciente de los beneficios indirectos de las actuaciones", explica Woolridge.
El análisis llega en un momento en que el sector de la salud está sometido a una presión cada vez mayor para reducir su huella de carbono
El análisis llega en un momento en que el sector de la salud está sometido a una presión cada vez mayor para reducir su huella de carbono, y reducir al mínimo la cantidad de desechos que se envían a los vertederos.
Esto se debe en parte a la mayor preocupación por la proliferación de residuos plásticos y sus efectos en el agua, los sistemas alimentarios, la salud humana y los ecosistemas.