El nivel del mar creció de media en el mundo tres centímetros por decenio desde que comenzaron las mediciones por satélite en la década de los 90, según informó el pasado jueves la Agencia Europea del Espacio (ESA).
Algo más de un tercio de este aumento se debe a la expansión térmica, es decir, que a medida que el agua de mar se calienta, esta se expande.
Los casi dos tercios restantes del aumento se deben a la adición de agua dulce al océano a causa del derretimiento de los glaciares y de las capas de hielo de la Antártida y Groenlandia.
También por el agua añadida al océano desde tierra firme, como resultado del agotamiento del almacenamiento de agua subterránea, según la ESA.
Los casi dos tercios restantes del aumento se deben a la adición de agua dulce al océano
Los científicos analizan las contribuciones individuales a la masa del océano que provienen de las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida y de los glaciares de todo el mundo, así como de los cambios en el almacenamiento del agua terrestre.
También se miden directamente mediante satélites que observan pequeños cambios en la atracción gravitacional de la Tierra que implican cambios en las masas de hielo o agua. La Iniciativa sobre el Cambio Climático (ICC) de la ESA genera registros espaciales continuos de varias variables relacionadas con el nivel del mar.
La investigación, dirigida por la Universidad de Tecnología de Dresde y publicada por Earth System Science Data, muestra que la suma de las contribuciones evaluadas cada mes coincide con el cambio total del nivel del mar recogido.
"Establecer esta imagen coherente de los presupuestos del nivel del mar y la masa del océano no solo requiere conjuntos de datos avanzados de observación y modelado de la Tierra por satélite, sino que también exigía que los expertos de diversas disciplinas llegaran a un marco común", aseguró el autor principal del estudio, Martin Horwath.
La suma de las contribuciones evaluadas cada mes coincide con el cambio total del nivel del mar recogido
Los resultados están en línea con estudios anteriores y ganan más confianza a través de los avances del análisis de datos, pero exigen también nuevas mejoras en la comprensión de las mediciones por satélite y los procesos físicos.
Por ejemplo, las lentas deformaciones de la Tierra sólida bajo el océano afectan las observaciones de los satélites, y estos efectos necesitan ser separados de los cambios dentro del océano, explica la ESA.
No obstante, "los resultados obtenidos de los satélites cambiaron un poco cuando mejoramos la forma de tener en cuenta los desplazamientos masivos (de agua) en la Tierra sólida", advirtió Benjamin Gutknecht de la Universidad de Dresde (Alemania).