Hace ya 14 años, Pedro Zerolo sentó las bases del informe de ponencia de ley aprobado el miércoles 27 por la Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados. Por aquel entonces, cuando aún no se hablaba tan siquiera de discursos de odio, la Ley de Igualdad de Trato y de la No Discriminación se convirtió en un “esfuerzo personal” y un objetivo vital del “padre del matrimonio igualitario” en España.
Sin embargo, el socialista fallecía en 2015 sin ver hecho realidad el que ahora es su legado. La ya conocida como ley Zerolo ha sido impulsada por el PSOE, y su proposición salía adelante con 21 votos a favor y 14 votos en contra –los de PP y Vox–.
Luisa Estévez, presidenta de la Fundación Pedro Zerolo, encargada de mantener viva su visión de “un país donde tengamos cabida todos”, reconoce que esta noticia supone “una inmensa alegría”. Y es que, reconoce, la primera propuesta del socialista “decayó justo al final de su vida”: “Pedro murió con esa pena de no haber podido sacar adelante en la Ley de Igualdad de Trato”.
Zerolo fue casi un visionario. “Cuando él empezó a pensar en esta norma, nadie hablaba de la necesidad de una Ley de Igualdad de Trato y de la No Discriminación, ni de los discursos de odio”. Allá en el 2008, las redes aún no se habían convertido en la herramienta que son hoy, pero “sí se notaba la necesidad de tener medidas que garantizaran la efectividad del principio de igualdad y la dignidad de las personas”, admite Estévez.
Y añade: “Está el Código Penal que censura, castiga y hace los reproches normativos en relación con las conductas más graves, pero hay unas menos graves que no son constitutivas de delitos penales, pero que desde luego lesionan la libertad y la dignidad de las personas”.
Esto, asegura, es lo que tanto ella, que compartió despacho y ejercicio profesional con Zerolo, como su compañero veían en el día a día. “Él como gay y yo como mujer comentábamos a menudo la cantidad de conductas que tenemos que aguantar a diario y que lesionan el derecho de igualdad”.
Fue así como empezaron, junto a otras personas dentro del Partido Socialista, “a estudiar y analizar toda la normativa europea y a ver cómo se veía la discriminación por el mundo”. Estévez reconoce que “poco a poco fuimos completando la necesidad de establecer una medida, una ley que garantizara la efectiva igualdad, porque esas conductas más pequeñas no tenían reproche y no podían ser objeto de reproche penal”.
No todo es educación
Estévez insiste en que “un sistema de garantías de sanción” como el propuesto por la ley Zerolo es el “paso lógico” para complementar la educación en igualdad. Porque ¿qué pasa con “aquellos que no quieran ser educados”? “En este vacío legal con relación a la sanción administrativa es donde se instala esta ley, que vela por el derecho a la dignidad de las personas”, sentencia.
Pregunta: Esta ley llega en un momento en el que se habla mucho de los discursos de odio.
Respuesta: Sí, bastante. Y yo espero que ayude un poco a aminorar estos discursos de odio, porque tenemos los grandes tipos penales, pero el discurso de odio es mucho más sibilino. Necesitamos estas garantías, estas sanciones. Vamos a ver cómo se precisan a lo largo del trámite parlamentario.
Pero es fundamental todo mecanismo contra el discurso de odio y la desigualdad y la discriminación. Más allá de la educación, necesitamos más garantías, más medidas eficaces que garanticen el derecho de igualdad de las personas.
Para la fundación que preside Estévez, esta ley supone “un paso bastante importante” desde el punto de vista de un cambio social. Con ella se pretende evitar ese “insultar, discriminar, despreciar a las personas constante”.
Porque, dice, “aunque estos comportamientos no sean delictivos, son sancionables. Hay que contener a esta marea de ahora del 'todo vale' para discriminar al otro”. Es decir, dejar de justificar los discursos de odio y la discriminación con la libertad de expresión u opinión. Así, haciendo referencia a una de las citas más icónicas de Pedro Zerolo, Estévez reivindica esa sociedad que él defendía, en la que cabían todos.
Por el contrario, “estos discursos de odio quieren una sociedad donde no cabemos la mayor parte de los ciudadanos que no piensen como ellos”, afirma la abogada. Y añade: “Esa es la diferencia. Y recordemos que los derechos valen lo que valen sus garantías: si no tenemos garantías, no son efectivos los derechos fundamentales”. De ahí que Estévez reivindique con ahínco la necesidad de “este mecanismo para seguir avanzando en la igualdad y el respeto a la dignidad de las personas”.
Garantizar la no discriminación
Garantizar el trato no discriminatorio “es una lucha constante” y “lo seguirá siendo”, dice Estévez, pues hay actitudes interiorizadas y normalizadas. Y esta ley, afirma, “es un instrumento para esa lucha constante, porque establece una serie de medidas para prevenir, eliminar y corregir estas discriminaciones que existen en nuestra sociedad”.
Pero no sólo eso. La ley Zerolo también establece una serie de obligaciones, tanto para la persona física como la jurídica o los propios poderes del Estado. Su ámbito de actuación, además, “es bastante extenso, porque intervendrá en el empleo, en la educación, en la sanidad, en la participación política, en la administración de justicia, en el deporte…”.
P.: ¿Cómo va a intervenir en el deporte, por ejemplo?
R.: No vamos a poder insultar a la señora árbitro, porque es una mujer. Eso supondrá una sanción.
¿Qué es discriminación?
La propuesta de ley establece una serie de definiciones clave para entender los distintos tipos de discriminación que existen. Aquí, dice Estévez, es dónde la fundación “va a tener que estar muy atenta en todo el periplo parlamentario”.
La norma habla de discriminación directa, indirecta, por asociación, por error, múltiple, acoso discriminatorio, la inducción a la discriminación o la represalia, entre otras, y ahí es donde el quid de la cuestión se encuentra para la abogada. “Tenemos que definir bien estos tipos sancionables para que luego no haya un resquicio a que pueda no ser sancionado”.
Y puntualiza: “En Derecho, las definiciones de las conductas que son reprobable tienen que ser precisas porque si no se convierten en tipos en blanco que luego no podemos aplicar y que los tribunales tienen dificultades para aplicar. Ahora, en el periplo parlamentario iremos poniendo aquellas puntualizaciones que, desde el punto de vista la fundación, con los equipos técnicos, entendemos que pueden mejorar estas definiciones para evitar precisamente que se pueda colar cualquier conducta”.
Fiscalía ‘antidiscriminación’
La ley Zerolo contempla, además, la creación de una fiscalía específica para luchar contra los delitos de odio. Y, como dice Estévez, parece que tendrá "grandes competencias". La presidenta de la fundación asegura que "la necesidad de fiscalías especiales, como ocurre con la de la violencia contra la mujer”, es algo que vienen reclamando desde hace tiempo.
Porque, argumenta, "si no tenemos cuerpos especializados, si no tenemos policía, fiscalía, tribunales especializados, este tipo de leyes no son verdaderamente efectivas".
Lo mismo ocurre, recuerda, con la creación de la Comisión para la igualdad de trato y la no discriminación, que "con sus competencias que va a ayudar a complementar, a observar y a ser como un organismo que pueda recepcionar todo y explicar y ver cómo va evolucionando la ley".
No al antigitanismo
Estévez resalta dos aspectos importantes de la ley Zerolo desde el punto de vista penal, que “van a requerir una reforma del Código Penal”. La propuesta de ley, cuenta, “va a incluir con nombre propio la discriminación de los gitanos, es decir, el antigitanismo, y por razón de lengua. Y esto requiere una reforma del Código Penal, que llevará un poquito más de tiempo en su tramitación, pero se va a reformar una cascada de delitos que tienen relación con la discriminación”.
Pero para que una ley de este tipo tenga un verdadero efecto transformador de la sociedad, como dice Estévez, “se requiere divulgación, explicarle a la ciudadanía para qué sirve y cómo se implementa”.
Por eso, la educación es vital. “La labor de divulgación es muy importante; si no esto no sirve”, admite. Y concluye: “Ahora es el momento de implicar a los equipos especializados. Es necesaria una formación de todos los involucrados, desde la policía a los tribunales”.