El sur de Estados Unidos pasa por su peor sequía jamás registrada. En el sur de Asia, países como India y Pakistán atraviesan ahora temperaturas extremas, con hasta 47ºC. En otros como Brasil y Chile, los episodios de calor y de falta de precipitaciones están provocando restricciones en el consumo de agua. Y esto es sólo un aperitivo de lo que está por venir.
La ciencia ya ha demostrado que cada vez las estaciones se están adelantando e, incluso, se están haciendo más cortas. Una investigación reciente de Nature Climate Change así lo alertaba, y lo vinculaba, inequívocamente, al cambio climático.
En países como el nuestro, por ejemplo, la falta de lluvias generalizada en los últimos 30 años está provocando que las plantas broten antes de tiempo. Es decir, la primavera está llegando antes. El problema de estos cambios, según los expertos, es que se genera escasez de lluvias y temperaturas extremas que cada vez pueden provocar más problemas de inseguridad hídrica y alimentaria.
La propia Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) señaló hace sólo unos meses que, en los últimos 10 años, nuestro país había disfrutado de un mes más de temperaturas veraniegas. Una realidad que podría ir a más en los próximos 30 años. Sólo hay que irse a los registros para comprobar que en España, por ejemplo, las olas de calor de la última década duplican las anteriores e, incluso, cuadruplican las comprendidas entre 1975 y 1980.
Hay que recordar también que su episodio más cálido y, en general, en toda Europa fue el del último año. Según un reciente informe de Copernicus sobre el Estado del Clima Europeo, 2021 fue un año de contrastes en Europa, que vivió el verano más cálido desde que existen registros, con 1ºC de temperatura por encima de la media de 1991-2020. También fue un año de récord en cuanto a emisiones de gases de efecto invernadero.
Estos efectos del calentamiento global se están dejando notar ya con episodios cada vez más extremos en todo el mundo. Uno de los casos más llamativos es el del sur de Estados Unidos. Allí los vientos secos están provocando incendios cada vez más difíciles de extinguir, porque el país acumula además varios meses de la peor sequía jamás vivida en la región.
Esto supone un problema para ciudades como Los Ángeles, por ejemplo, donde pronto se va a restringir el riego a sólo una vez por semana e, incluso, si los problemas de agua se recrudecen, podrían llegar a eliminarlo por completo.
Como recoge The New York Times, el estado de California depende de la nieve y la lluvia a principios de año para satisfacer la mayor parte de sus necesidades de agua, y este año, los primeros tres meses fueron los más secos registrados. Por esta razón, la ciudad apenas tiene un poco más de la mitad del agua que necesita para pasar el resto del año.
Estos datos son preocupantes, porque aún no ha empezado el verano allí y pueden ser un indicador de que se avecina un verano muy difícil en términos de escasez de agua y de temperaturas.
Por su parte, en otras ciudades como Santiago de Chile, su gobernador asegura que están en “una situación desesperada”. Para noviembre, las temperaturas subirán y la ciudad podría enfrentar escasez si hay poca nieve y lluvia en los próximos meses. Un miedo que no es infundado, porque allí pasan por su 13º año consecutivo de sequía.
Más que una sequía
El último informe del servicio europeo de Cambio Climático de Copernicus alertaba de que las temperaturas en el mundo habían subido significativamente desde la era preindustrial. De hecho, señalaba que los últimos siete años habían sido los más cálidos desde que hay registros.
Los efectos de esto comienzan a notarse en la disponibilidad de agua y en los precios y calidad de los alimentos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las sequías son el peligro más grave para los cultivos y el ganado en todas las partes del mundo, y se calcula que 55 millones de personas se ven afectadas por ellas cada año.
En cierto modo, esto se está empezando a vislumbrar en España. En la cuenca del Guadalquivir, a pesar de las lluvias de las últimas semanas, la sequía persiste. Con unos 59 hectómetros cúbicos, el agua embalsada no plantea restricciones en el consumo de momento, pero tampoco alivian el episodio seco que atraviesa la región y que enciende todas las alarmas.
Sobre todo, para los cultivos. En las últimas semanas se han multiplicado las declaraciones de representantes locales aseverando que es necesario seguir trabajando para garantizar el suministro de agua en los próximos meses.
Además, otro de los riesgos de sequías como esta son los incendios. Como aseguraron varios expertos a EL ESPAÑOL, este año en nuestro país podríamos estar ante un verano que puede plantearse complicado en ese sentido.
No obstante, aunque de momento todo son previsiones y todo puede cambiar, los expertos insisten en que este año hay que extremar los cuidados y no cometer ninguna imprudencia.
Como apuntaba José Ramón González, ingeniero forestal del COITF, este verano seguramente “habrá déficit hídrico y eso nos obligará a dos cosas: a tener menos agua para apagar los incendios y, en muchos pueblos y ciudades de España, probablemente habrá restricciones de agua. El acceso al agua será más limitado, eso casi seguro”.