El infierno de Los Ángeles: el calentamiento global y los vientos de Santa Ana alimentan la agresividad de las llamas
- Los incendios en California han dejado por ahora cinco muertos, 11.000 hectáreas calcinadas y han evacuado a más de 30.000 personas.
- Más información: La última alerta de Nature: los incendios forestales extremos se han duplicado en magnitud y frecuencia en solo 20 años
En tiempos de crisis climática ya nada pasa cuando debe; ni siquiera los incendios. Es habitual que en otoño, después del verano y la época seca, las llamas tomen las montañas del sudeste estadounidense. California, como el sur de España, tiene un ambiente árido y seco propenso a los fuegos.
Sin embargo, esta vez, el fuego lame los cimientos de las mansiones de las colinas en enero. Mientras que los estados del medio oeste, como Kansas, Nebraska o Indiana, sufren las heladas invernales, en Los Ángeles se desatan varios incendios de gran virulencia. Hasta ahora, las llamas han dejado cinco muertos, más de 30.000 evacuados y 11.000 hectáreas calcinadas.
La incidencia empezó el martes 7 de enero, con un primer foco en un rico vecindario de villas entre las montañas de la sierra de Santa Mónica, a orillas del océano pacífico. En pocas horas aparecieron otros focos que esparcieron las llamas a una velocidad inesperada.
Lo que más temen los bomberos es el viento. Un fuego que puede parecer estar bajo control se puede salir del cesto con una sola racha de aire en la dirección errónea. También con los peligros que eso conlleva para los propios operarios.
Los vientos de Santa Ana
Los vientos de Santa Ana son un fenómeno habitual en estos montes. Según Simon King, meteorólogo en la BBC, estos vientos secos eliminan la humedad de la vegetación y facilitan la expansión de las llamas. Se esperaba que estos vientos disminuyeran el miércoles por la tarde, pero no fue así.
Estos vientos secos se generan cuando una gran área de alta presión, al contrario que las danas, se establece en una zona que incluye los estados de Nevada, Utah o Idaho. Estas regiones son secas, por lo que las corrientes que se generan allí están carentes de humedad, y al llegar al Pacífico, bajan rápidamente de altitud siguiendo la línea de las montañas. Así, se han registrado vientos de más de 160 km/h. Aunque estos fenómenos son habituales, no se conocen tan entrados en el invierno.
Esos vientos, al encontrarse con una vegetación seca después de un otoño escaso en lluvias, consiguen que las llamas se expandan como una cerilla y un bidón de gasolina.
Los incendios también han afectado la calidad del aire del condado, que registró uno de sus peores días, lo que ha obligado a todas las escuelas del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles a permanecer cerradas este jueves y viernes. También se han registrado apagones en el condado.
El gobernador de California, el demócrata Gavin Newsom, anunció en la tarde del 8 de enero que se han desplegado más de 7.500 bomberos y personal de emergencia para proteger a las comunidades de California afectadas por los siniestros.
Por su parte, el presidente Joe Biden dijo que el Gobierno de Estados Unidos está "preparado para hacer todo lo que sea necesario, siempre que sea necesario" para contener los incendios forestales y ayudar a reconstruir el sur de California.
La misma zona de California ha vivido varios grandes incendios en los últimos años. En noviembre de 2018, el siniestro se cobró 85 vidas. Otros fuegos que arrasaron más de 100.000 hectáreas en los siguientes años se registraron todos entre julio y noviembre, ninguno había llegado a enero.
"Pero sabemos que será un camino muy largo", agregó el mandatario estadounidense, que hoy aprobó una declaración de desastre para Los Ángeles, y ordenó asistencia federal para complementar los esfuerzos de respuesta en las áreas afectadas, informa EFE.