Durante 5 años, la investigación en un programa de doctorado, llevó a Rosa Monge (Zaragoza, 1984) a crear BeOnChip, una startup que pretende poner fin a la experimentación con animales. Sus años de estudio sobre el uso de microtecnología para el cultivo celular llevaron a esta aragonesa a introducir su empresa en el mercado como la primera (española) dedicada a la tecnología del órgano en chip.
El equipo de BeOnChip está formado por 7 personas que provienen del campo de la ingeniería, la física y la biología. De ellas, 6 son mujeres tecnólogas que, además de realizar un trabajo innovador, quieren visibilizar y fomentar el rol de la mujer en las carreras STEM, es decir aquellas en la rama de las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas.
"Hacemos, diseño, fabricación y comercialización de dispositivos microfluídicos para cultivo celular", explica Monge. Estos dispositivos en plástico son parecidos a las placas Petri, muy utilizadas en los laboratorios, pero con una característica innovadora: tratan de simular las condiciones de las células cuando se encuentran en un ser vivo. Es decir, simulan de forma más precisa las funciones que realizan los órganos.
Hay que saber, aclara la investigadora, que "las células cuando están en un ser vivo tienen estímulos mecánicos, químicos o eléctricos". En los métodos tradicionales de experimentación con placa Petri, "como las que vemos en CSI", bromea, las células "no tienen esos estímulos ni estructuras". Al ser un proceso "excesivamente sencillo", no se pueden reproducir las condiciones adecuadas para las células.
Esto provoca que en el desarrollo de la investigación, por ejemplo, en el caso de la creación de nuevos fármacos o compuestos, "esta estructura tan sencilla no nos permite seguir avanzando". Es en ese punto, cuando se accede a la experimentación animal.
No más experimentos con animales
La experimentación animal presenta un elevado coste económico, pero, como recuerda Monge, también moral y ético. La investigadora asegura que, en la mayoría de los casos, aunque sea lo más próximo al humano, "no son los mejores modelos de experimentación porque no es una persona, con lo cual las patologías no son exactamente las mismas".
Las tecnologías que desarrollan en BeOnChip pretenden, además de "terminar con la experimentación animal", hacer que estos procesos sean más eficientes que los que se han realizado hasta ahora.
"La solución que aportamos estaría a medio camino entre esta experimentación superbásica en la placa Petri y la de los animales. Tenemos las partes positivas de ambos modelos", explica Monge. Con esto se refiere a que con sus tecnologías, se puede controlar la investigación desde el laboratorio en un dispositivo plástico, pero también que esos dispositivos permiten reproducir células en 2D o 3D con estímulos químicos, mecánicos y físicos.
Actualmente, Monge dice ver un mayor interés por parte de las farmacéuticas y empresas químicas en los modelos que ellos desarrollan. "También porque hay un interés social y tienen que preocuparse por ello", puntualiza.
Aunque es consciente de que, como dice, les empuja un tema "meramente legislativo, pues los gobiernos están legislando porque cada vez haya menos modelos animales". Y por ello, explica que a ambas industrias les interesa introducir en su desarrollo esta tecnología, "para poder limitar o eliminar la experimentación animal".
Órganos y huesos
Desde BeOnChip desarrollan productos y realizan servicios para otras empresas. También colaboran en proyectos europeos, como BONAFIDE, donde desarrollaron modelos de huesos para la producción de fármacos para la osteoporosis. Asimismo, están desarrollando dispositivos con cultivos celulares que simulen la piel del ser humano.
Tener este órgano en un chip "permitirá dar un gran salto en todo lo relacionado con la experimentación farmacológica y cosmética". En el caso de ensayos toxicológicos, se podría comprobar el efecto que tendría en la piel un fármaco o un producto cosmético y "qué compuestos atraviesan o no esa barrera", cuenta. Todo ello, sin la necesidad de probar directamente en la persona.
Aunque la tecnología de la startup está enfocada principalmente a la experimentación animal, "la idea es que cuando llegue a estos o a las fases clínicas con personas, el número de compuestos que tengan que probarse, al menos, sea mucho menor, más rápido, eficiente y con menos coste". Algo que con la experimentación tradicional no ocurre.
Para Monge, este tipo de tecnología está cada vez más presente en las futuras líneas de las políticas de los países europeos. Y concluye: "Aunque ahora sólo sea conocida para la gente que trabaja con ella o dentro del ámbito científico, estoy segura de que al final saldrá a la calle porque buscamos poner fin a una preocupación: el uso de los modelos animales".