"¡Vale! ¡Me has descubierto! ¡Me largaba a otro sistema solar! ¡El mundo no tiene remedio!". Con estas palabras empieza el último cómic de Pedro Cifuentes (Burriana, 1975), ¡Planeta a la fuga! Instrucciones para salvar el mundo (Plan B, 2022).
Pero no salen de un personaje cualquiera, es la propia Tierra la que, harta de la situación en la que se encuentra, decide coger los bártulos y abandonar a la humanidad.
Y es que, como dijera Jacques-Yves Cousteau, "probablemente se ha hecho más daño a la Tierra en el siglo XX que en toda la historia previa de la humanidad". ¿Cómo no va a estar entonces harta de nosotros?
De ahí la importancia de una novela gráfica como la de Cifuentes, que de manera divertida y didáctica nos acerca no sólo a los problemas que vive el planeta en el que vivimos, sino a las soluciones que están al alcance de nuestras manos para cambiarlo.
"Este cómic nace, por tanto, de la necesidad de acercar esos 17 puntos de la Agenda 2030, esos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que todo el mundo ve en un muro, en algún cartel, en la televisión e incluso en la publicidad, pero en cuya importancia no se profundiza", explica este profesor de Sociales del IES Jaume I de Burriana (Castellón).
Pregunta: Es profesor de Sociales, no de Plástica, y aun así usa los cómics en el aula.
Respuesta: Los utilizo como recurso didáctico desde 2008, desde que entré en clase y vi que lo que tenía detrás era una pizarra, que en realidad es una viñeta gigante.
Gracias a esa herramienta, que es su propia imaginación, ha desarrollado diferentes proyectos de cómics educativos, como ¡Vaya siglo nos espera! Instrucciones para salvar el mundo (Plan B, 2021) o su serie Historia del arte en cómic (Desperta Ferro Ediciones), que abarca el mundo clásico, la Edad Media o el Renacimiento.
En el instituto en el que ejerce como profesor actualmente, dice, es capaz de introducirlos en clase sin problemas, pues "es un centro muy experimental en el que tratamos de trabajar por proyectos". "Estamos ahí a tope todos los profes", reconoce.
Pregunta: ¿Es más complicado hablar de los ODS y la emergencia climática con el alumnado o con su entorno adulto?
Respuesta: Es bastante más complicado concienciar a los adultos, lo tengo superclaro. Pero al trabajar con chavales me doy cuenta de que, en realidad, las cosas las estamos haciendo relativamente bien. Veo en clase como este cambio ya pasa por ellos: cuando llegan al instituto, llevan unos cuantos años hablando de medioambiente y evidentemente concienciados están. Es más difícil cambiar los hábitos de una persona más adulta que todavía se piensa que es todo poco postureo.
P.: Los cambios no son sencillos para los adultos, y la lucha climática requiere de una transformación total.
R.: Y también hay que tener en cuenta que, en cierta manera, lo que estamos haciendo, si no lo solucionamos o ponemos un poquito de voluntad ahora, es hipotecar el futuro de la gente más joven. Ellos son los protagonistas de lo que va a venir después.
Adolescentes con conciencia
Y como tales, los jóvenes que pasan por las aulas de Cifuentes buscan revolucionar el mundo y transformarlo, para bien. "Están concienciados con que hay frenar el cambio climático, que hay que tratar de solucionar las cosas y que tenemos que actuar para hacer de este mundo un lugar mejor", reconoce el profesor y dibujante. Sin embargo, reconoce, "por desgracia vamos tan rápido con el temario que cuesta sentarnos y decir 'bueno, ¿y por qué quieres que hagamos todo esto, profes?'. Escasea el tiempo de reflexión".
Por eso, este segundo volumen de sus instrucciones para salvar el mundo se centra en "las problemáticas que afectan directamente al planeta Tierra, pero desde una perspectiva positiva". El primero, en cambio, incidía e, tratar de solucionar el cambio climático de forma global. Ahora, en cambio, "no hay nada de fatalismo, no tendría sentido coger y pensar que va a ser peor, aunque parece que el planeta está huyendo de nosotros porque ya no nos aguanta más".
Pregunta: ¿Está el alumnado de hoy más concienciado que cuando empezó a dar clases en 2008?
Respuesta: Me doy cuenta de que es gente que está muchísimo más preocupada por el tema de la inclusión o de la justicia social, por ejemplo. Pero también te digo una cosa: los alumnos van cambiando, pero nosotros siempre somos los mismos. Ese es un problema que tenemos los profesores: hacer frente a la brecha generacional.
P.: ¿A qué se refiere?
R.: Es muy injusto, sobre todo para tratar de comunicarse y de entender un poquito qué es lo que pasa por su cabeza. Esta idea de que yo cada año soy más viejo, pero la gente que tengo en clase siempre tiene 12 años es injusta.
P.: ¿Cómo se afronta esa "injusticia"?
R.: Para afrontarlo hago dos cositas: transmitir ilusión, que a veces cuesta muchísimo, y sobre todo confiar en ellos y tratarlos con inteligencia. Es decir, no tratar de sobreexplicar las cosas, dejar que descubran, que investiguen, que piensen y que relacionen. No dejarlo todo trillado, que es un problema que muchas veces, sobre todo desde mi disciplina, desde sociales, sucede: lo damos todo tan guionizado que les cuesta un poquito el investigar, el preguntarse, el comprender, el desarrollar en definitiva la creatividad, que yo creo que es un plus añadido muy importante para el desarrollo del siglo XXI.
P.: De ahí lo de introducir cómics en el aula.
R.: Sí, tengo claro que lo que es el caramelo, el contenido, tiene que estar ahí. Es decir, la materia prima. Pero es importante también acercarse un poquito a la forma de transmitirla. Ahora los chavales tienen una cultura audiovisual mucho más potente que cuando empecé a trabajar. Eso hay que tratar de aprovecharlo de alguna manera. Sobre todo porque, claro, no es que sean tontos o les cueste entender más las cosas porque se dispersan y tal, sino todo lo contrario: trabajan en multitask, son multitarea, y eso hay que aprovecharlo.
P.: ¿Cuál es la mejor manera para hacerlo?
R.: Desde mi punto de vista, el trabajo por proyectos, que es lo que incita este cómic, es una buena herramienta. Lo que pasa es que claro, para trabajar con proyectos y hacer todo ese tipo de innovaciones, lo que tienes que tener clara es una narrativa potente detrás, porque si no, no deja de ser cacharreo y tontería. Es importante tener un discurso coherente dentro del aula y saber transmitirlo de una forma proactiva, divertida, que no pasa absolutamente nada porque los chavales se diviertan en el aula, todo lo contrario, divertirse es poner las neuronas a trabajar, es que tu cerebro empiece a preguntarse cosas.
Sobre todo, explica Cifuentes, es esencial "buscar la forma de que ellos [los alumnos] se sientan dentro de lo que están aprendiendo, que les llegue un poquito". Por eso, asegura, él aboga por utilizar ese concepto de la literatura anglosajona denominado sense of wonder, o sentido de la maravilla. Es decir, remarca, "despertar algo en el alumnado". Algo que, recuerda, "cada cual lo trata de hacer de alguna manera, pero si ya empezamos por aburrirnos, pues apaga y vámonos".
Enseñar en la incertidumbre
Enseñar –y aprender– en la era de la incertidumbre es, sin duda, uno de los mayores retos a los que se enfrentan los docentes y su alumnado. Por eso Cifuentes recomienda tener siempre en cuenta eso, la incertidumbre, especialmente al hablar de cambio climático con los más jóvenes.
"Porque requiere también pensar muy a largo plazo sus consecuencias, y tienes chavales dentro del aula de 12 años, es imposible pedirles pensar en qué va a suceder dentro de 20 o 30", asegura. Lo que sí se puede empezar a trabajar en clase, cuenta, son las "interconexiones" y las "corresponsabilidades". Es decir, "que lo hagas aquí, ahora mismo, con tu vida, repercute en otra parte del planeta, en otra persona, en ese mismo momento".
O dicho de otro modo, "las consecuencias directas de lo que estás consumiendo en gente que está contribuyendo a esa cadena de montaje de una forma injusta, y que todo al final redunda en el beneficio del planeta", puntualiza.
Este profesor, que recibió el Premio Nacional de Educación para el Desarrollo en 2010, recomienda, por experiencia propia, que se hable "con los chavales" no tanto sobre el futuro y el que vendrá, sino del aquí y ahora. "Es mejor decir: tal cosa que estás consumiendo es supercontaminante y ahora mismo se está produciendo de una forma injusta en tal sitio. ¿Qué te parece a ti?".
Y añade: "Es fundamental tratar de abrirles las puertas a un mundo complejo, que no simplemente es ese primer mundo donde vivimos todos la mar de a gusto".
Porque, "en clase no tengo yo ningún climatológico, ningún científico del CSIC", ironiza. "Pero lo que sí que tengo son chavales que son consumidores, y hay que empezar a plantear todo esto desde una perspectiva local, desde algo sobre lo que ellos puedan actuar directamente y que pueda redundar en su experiencia concreta".