La 'cuidadora' de la salud mental de las palestinas en Nablus: "Aquí sufrimos cada día desde que nacemos"
Noura Arafa es mediadora intercultural de MSF en Cisjordania y explica cómo es un día en la Palestina ocupada.
8 marzo, 2024 02:16Noura Arafat, mediadora intercultural de Médicos Sin Fronteras (MSF), ha vivido toda su vida en Nablus, en Cisjordania (Palestina). Ayuda a las mujeres de su comunidad a acceder al apoyo de salud mental que necesitan.
Esta ayuda es más crucial que nunca desde el inicio de la guerra en Gaza, que está teniendo un impacto devastador en el acceso a servicios básicos. Especialmente en la atención médica y mental en Cisjordania.
Para Arafat, que tiene seis hermanos y una comunidad muy unida, la vida familiar es muy importante. Le gusta socializar, ir de excursión y hacer pícnics con amigos y familiares. Pero estos días no se aventuran más allá de la ciudad de Nablus. "No nos sentimos seguros, sobre todo últimamente con el elevado número de puestos de control alrededor de la ciudad. Intentamos estar dentro de ella todo lo que podemos", cuenta.
En toda la Cisjordania ocupada, incluida Nablus, la situación ha seguido empeorando, con mayores restricciones de circulación y un aumento de la violencia por parte de colonos y fuerzas israelíes. "Las mujeres en Palestina en general y en Nablus, tienen todo tipo de retos, como el duelo", asegura Arafat.
Y añade: "Casi todos los días perdemos a un palestino, así que trabajamos con las madres todos los días. Lloran la pérdida de sus hijos, sus maridos, sus niños, lo que es realmente triste. Y a veces es un duelo de por vida que no tiene solución". A pesar de ello, en Nablus hay pocos servicios de salud mental aparte de los de MSF.
"[La gente] cree que es sólo un conflicto. Para mí, no lo es. Somos personas que sufrimos cada día desde que nacemos. Cuando ves a gente que sufre psicológicamente con distintos trastornos, trastorno obsesivo-compulsivo, por ejemplo, piensas que es sencillo", confiesa.
Sin embargo, continúa, "cuando profundizas en la historia del paciente, es porque un padre ha estado encarcelado de por vida o porque la paciente nunca ha visto a su padre. Todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida se ven realmente afectados por la ocupación con cosas que ni te imaginas". Esto incluye el acceso a la atención sanitaria para muchos palestinos.
En su trabajo, Arafat siempre se ha centrado en capacitar a las mujeres. Ahora, como mediadora intercultural, facilita las sesiones de psicoterapia entre pacientes y psicólogos [internacionales] de MSF interpretando y mediando. También informa a los psicólogos no locales —también hay equipo palestino— sobre la situación en Palestina, la cultura, la historia, los antecedentes y los aspectos únicos de la comunidad.
"Me esfuerzo en que los psicólogos internacionales conozcan muy bien todos los aspectos de esta cultura para que puedan acercarse a los pacientes con facilidad y sin problemas", asegura Arafat.
Y añade: "Cuando vemos a las mujeres cada día, nos hablan de sus vidas, sus dificultades, sus ambiciones. Ellas mismas conocen sus puntos fuertes. Saben cómo continuar sus vidas. Saben cómo hacer frente a las dificultades porque, ya sabes, estos traumas y dificultades son continuos. Pero intentamos darles los medios y las habilidades para ser más resistentes, para sobrellevarlas y para encontrar esperanza en la vida, lo que es realmente muy especial para mi corazón".
El papel de Arafat, asegura ella misma, es sumamente importante, pues "sin la interpretación previa, no hay sesión ni para el psicólogo ni para el paciente". Ella es "la 'lengua' del paciente y la 'lengua' del psicólogo". Y, dice, cuando el sanitario "sabe más sobre la historia, la cultura y los antecedentes del paciente, comprende mejor y puede simpatizar más".
Las ideas de Arafat y su mayor comprensión de los matices culturales apoyan y dan forma al plan de tratamiento. Dice: "Cuando el paciente se siente seguro de que su [voz] se está expresando bien… se siente seguro y confiado y confía [en] esta relación con el psicólogo".
Su trabajo es, por tanto, fundamental. Aunque, confiesa, espera que todos en Nablus, en Cisjordania y en Palestina puedan "vivir en paz con nuestra familia, sin tener estas preocupaciones cada día de perder a alguien, perder algo". Porque "esta pérdida, preocupación e inquietud se nos mete en la cabeza todo el tiempo".
Hasta entonces, sigue trabajando para ayudar a las mujeres de su querida comunidad a acceder a los servicios de apoyo psicológico que necesitan.