El experto en B Corp en España Daniel Truran: "No son perfectas, pero hay una intención sincera"
El vocal de B Lab Spain ha acompañado a esta revolución sostenible de la economía ya asentada en España y a la que pertenecen más de 250 empresas.
25 abril, 2024 02:13Un movimiento global orientado a transformar el sistema económico. Suena ambicioso, pero es lo que están tratando de hacer cientos de empresas españolas y solo unas 50 lo han conseguido. Son las denominadas B Corp, compañías que suscriben una serie de principios y se someten a un examen que incluye unas 200 preguntas. Quizás no hay persona que sepa más sobre esta insignia de la sostenibilidad que Daniel Truran, un innovador social, conferenciante y facilitador del cambio que ayuda a las empresas en tránsito hacia los principios B Corp.
Truran es director general de ebbf (Ethical Business Building The Future), cofundador del Impact Hub Madrid y vocal de B Lab Spain, la organización sin ánimo de lucro que apuntala el movimiento B Corp en nuestro país. Este mentor de las empresas con propósito ha podido atender a ENCLAVE ODS para explicarnos qué significa ser B Corp y los retos a los que se enfrenta esta revolución de la cultura empresarial.
"Para obtener la certificación de Corporación B, una empresa tiene que completar primero la Evaluación de Impacto B, que mide el impacto positivo de la empresa en áreas de gobernanza, trabajadores, comunidad y medio ambiente", recoge la página oficial de la organización que coordina el movimiento a nivel europeo.
Estos criterios se diferencian de otros estándares generales, como los ESG, o normas específicas, como las promulgadas por la organización Social Accountability International (SAI), porque realizan un examen exhaustivo y periódico del desempeño social y medioambiental de las empresas. Además, cada tres años deben recertificarse para seguir siendo B Corp. Esto es algo que, tal como ha afirmado Truran a EL ESPAÑOL, "consiguen prácticamente todas las empresas; es más, el 99% mejora su impacto".
Actualmente, la comunidad B Corp agrupa a 256 compañías españolas. De esta manera, se crea un clima en el que los máximos responsables de empresas dedicadas a diferentes sectores y tamaños pueden intercambiar sus perspectivas y colaborar, en palabras de Truran, "en el mismo idioma". "Se equilibran creando ecosistemas donde la empresa por interdependencia no está aislada, sino que es parte activa del entorno más amplio. Es un avance colaborativo", recalca Truran.
La génesis B Corp
En junio de 2006, Jay Coen Gilbert, Bart Houlahan y Andrew Kassoy decidieron crear el B Lab, una organización independiente sin ánimo de lucro, con el objetivo de desarrollar una arquitectura organizativa que impulsara un cambio social y medioambiental en la economía.
B Corp se concibió como un nuevo modelo de organización híbrida que intenta combinar las filosofías "con propósito" y "con ánimo de lucro", con la B de "benéfico" (benefit, en inglés).
Después de desarrollarse un tejido B Corp extenso en Estados Unidos, en 2014 aterrizó en España de la mano de B Lab Spain, solo un año después de que se estableciera la oficina europea.
En 2007, año del lanzamiento del B Lab, el número inicial de B Corps era de 49. En 2015, 16.000 empresas habían utilizado la Evaluación de Impacto B (BIA) y existían más de 1.700 B Corps. Y en 2023 ya engloba a unas 8.000 empresas de 184 industrias diferentes en 93 países.
"Hay una intención sincera"
Truran recuerda una conferencia en la que le preguntaron a Pepe Díaz Montañés, CEO Fundador de ARTIEM Hotels, de dónde venía ese interés por ser B Corp. "Es lo que hay que hacer", respondió sin un ápice de duda, tal como describe Truran. Por eso, para este conocedor del movimiento, "la esencia de las B Corp es servir".
Es más, la motivación inicial de las 10.035 compañías españolas que utilizan la Evaluación de Impacto B (y que aspiran a obtener la certificación) estaba en encontrar un marco holístico para auditar su impacto. Muchas estaban 'en pañales' a la hora de hacerlo y "optaban por el inmovilismo" ante una confusa amalgama de certificaciones.
Y añade que "todos quieren hacer la transición a modelos más sostenibles y convertirse en empresas con más impacto, pero estaban sobrepasadas". Lo que han interiorizado es que "ninguna empresa es perfecta, pero eso no debe desanimarlas a seguir una senda hacia su objetivo; existe ese espíritu", subraya Truran.
Ser B Corp "es una manera de ser, de entender la empresa llena de abundancia, de orgullo y de aportar", recalca. Además de medir la bonanza de la empresa en términos económicos, "se realiza un examen a 360º de cómo la empresa vive su razón de ser". Cómo trata a sus trabajadores, qué relación se mantiene con los proveedores o los mecanismos y estructura de gobernanza son algunas cuestiones que se evalúan.
La realidad demuestra, reconoce Truran, que las empresas "no lo están haciendo bien pero hay un deseo sincero de hacerlo bien". El experto afirma, como cabría esperar, que las empresas B Corp "no son perfectas", pero en su amplia experiencia en esta comunidad ha podido conocer a líderes con una visión de ir más allá del beneficio económico. Y enumera a algunos referentes, como Igancio Rivera (Hijos de Rivera), Marc Coloma (Heura Foods) o José Armando Tellado (Capsa Food) —quien dirige la primera B Corp española—.
Una "redefinición del capitalismo"
Uno de los lemas de las B Corp refleja el cambio en la cultura empresarial que se están impulsando desde el movimiento: pasar del interés de los accionistas (shareholders, en inglés) al de las personas interesadas (stakeholders). Estas dos visiones han sido objeto de pugnas teóricas entre el pensamiento de autores contemporáneos como Milton Friedman y Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial.
Planteamientos como este hacen preguntarse, como hacen algunos economistas, si el capitalismo está desfasado. "No se trata de renunciar al capitalismo", defiende Truran, y explica su posición ante este dilema. El experto no plantea un 'divorcio' de este modelo económico. "Si se piensa bien, el capitalismo consiste esencialmente en utilizar bien tu capital", añade. "Hay que repensar el capitalismo (y redefinir el rol de la empresa demostrando que funciona), redefinirlo", expresa convencido.
La lucha por las SBIC
En junio de 2022, el Congreso de los Diputados aprobó la creación de una nueva figura jurídica, las Sociedades de Beneficio e Interés Común (SBIC), en el marco de la Ley Crea y Crece, que entró en vigor en octubre del mismo año. Tal como describe Truran, las SBIC se situarían en un punto intermedio entre aquellas empresas que buscan beneficio y aquellas que quieren generar impacto.
Truran añade: "Es un aspecto que está justo en el medio, entre los dos elementos. Tiene que crear beneficios, hacer empresa y tiene que tener impacto, hacer una empresa de impacto. Así de fácil y así de complejo". El proceso desde su planteamiento incial hasta su reconocimiento en el Congreso fue largo y participativo. Primero crearon un manifiesto para pedir a los responsables políticos el impulso de un nuevo modelo empresarial inclusivo y sostenible. La acción tuvo éxito, contando con la rúbrica de 50 personalidades de toda España.
Después lanzaron una campaña en Change.org, con la que lograron convencer a 30.000 personas que respaldaron su reclamo, para a continuación crear el Libro Verde de las Empresas con Propósito y el Libro Blanco de las Empresas con Propósito, dos documentos revisados por un equipo jurídico. Elevaron sus demandas a los partidos políticos de la Comisión de Asuntos Económicos y Transición Digital y sus demandas fueron escuchadas e incluidas dentro de la propuesta de Ley Crea y Crece.
Lo cierto es que "la mayoría de las B Corp quieren ser SBIC; por su esencia es lo que hay que hacer porque los beneficios económicos también acompañan a estas empresas", señala el vocal de B Lab Spain. Solo hay que limitarse a los datos: las empresas B Corp mejoran sus resultados económicos anuales en un 30% de media, según los datos de una muestra de 700 empresas europeas pertenecientes a esta comunidad empresarial.
Uno de los elementos que todavía no se han definido son los requisitos para la constitución de este tipo de sociedades, así como los incentivos aplicables. Porque lo que se pretende es que, además de mejorar la imagen de las marcas, las empresas se beneficien de ventajas fiscales y un trato preferente en las contrataciones de las administraciones públicas, entre otras cosas.
"Sin reglamento, esta figura jurídica se queda vacía", defiende Truran. B Lab Spain y una serie de oenegés y fundaciones están trabajando para que se dé forma a la norma; se prevé que la cuestión se plantee nuevamente en la cámara baja el próximo mes de mayo. Las demanda de una definición más clara de las SBIC se hizo manifiesta a través de la acción El Futuro Es Ser B, un proyecto de innovación democrática en formato metaforum, presentado en el Congreso.
“Sin unos criterios claros y coherentes la figura legal no tiene ningún valor, y mientras tanto corremos el riesgo de sufrir Impact Washing, es decir, que empresas de todo tipo puedan utilizar la figura legal para fines muy alejados”, dijo Belén Viloria, directora ejecutiva de B Lab Spain, en el acto de clausura de la jornada celebrada el pasado mes de marzo. María Caso, fundadora de Demos Lab, por su parte, puso el foco en la participación ciudadana, "un eje vertebrador e inquebrantable que permita alcanzar un nuevo contrato social escrito a muchas voces que impulse la transformación ecosocial”.