Pablo González cruzó andando desde Sudáfrica hasta Egipto

Pablo González cruzó andando desde Sudáfrica hasta Egipto Cedida

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Pablo González 'Nemo', el gallego que cruzó África andando en 800 días: "Volví a la cuna de la humanidad"

Durante el viaje durmió rodeado de leones y fue atacado por un hipopótamo, pero, lo más importante, descubrió mil historias para comprender el continente.

2 junio, 2024 02:23

"Iba a la velocidad de la naturaleza. Caminar es como meditar y estar en un proceso en el que conectas con el resto del mundo", responde Pablo González cuando se le pregunta por qué viajó andando. Este gallego, al que se le conoce como Nemo, ha cruzado desde Ciudad del Cabo (Sudáfrica) hasta las pirámides de Giza (Egipto) en 800 días. El objetivo no era cruzar el continente en el menor tiempo posible, sino conocerlo a fondo y, de paso, a sí mismo. 

Este joven de A Coruña decidió dar el paso que muchos querrían, pero por el que pocos se deciden. Lo dejó todo y se fue a caminar por África. Lo más importante de la experiencia era el cómo y no tanto el dónde, si bien es cierto que el hecho de que fuera a viajar por el continente no era una elección secundaria. Era volver a "a la cuna de la humanidad". 

Solo, caminando y conectando con la gente. Así es como se recuerda a sí mismo en su travesía. "Me traigo muchísimos aprendizajes. El más importante es estar conectado con la naturaleza. La clave de mi éxito fue mantenerme conectado con lo que me rodeaba", cuenta este aventurero a ENCLAVE ODS | EL ESPAÑOL, en conversación telefónica. 

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González empezó el viaje tras la pandemia. Él era bailarín, y tras una crisis sanitaria que sacudió el mundo a todos los niveles y en todas partes, decidió romper la baraja. Allí vivió episodios de todo tipo, desde la noche que tuvo que dormir rodeado de leones en Botsuana al momento en que le atacó un hipopótamo.

África es el lugar donde comprender los Objetivos de Desarollo Sostenible y por qué son necesarios. Una de las metas por las que nacieron es la reducción de desigualdades para conseguir un crecimiento justo y equitativo en todo el mundo. El continente fue objeto de un expolio colonial que llevó a la falta de desarrollo de infraestructura, educación y solidez democrática que actualmente persiste en la mayoría de los países. 

Esto conlleva al menos una obligación histórica por parte de los países occidentales con respecto a ellos; pero no en el sentido benefactor o protector, dice González. En dos años, el joven ha tenido la oportunidad de conocer las venas abiertas de África y sabe bien el potencial y la capacidad de desarrollo que tiene: "Hay que tratar de darles autonomía a estos países para que puedan entrar en el juego. Que las economías emergentes puedan emerger". 

Del ODS 1 al 17 

Los ODS abarcan desde la reducción de la pobreza y el hambre 0 hasta el establecimiento de alianzas entre países y la consolidación de instituciones fuertes, pasando por el cuidado de los ecosistemas y el clima. No están, como algunos piensan, sólo centrados en la crisis climática. También se trata del desarrollo de los países que van detrás

Aunque para muchos pueda resultar un tópico, González cuenta que la gente que menos tiene realmente es la que más da. "Hay un gran mito falso mito de que en África hay muchísima necesidad. Puede ser que la haya, pero también creo que la gente ha aprendido a vivir al día y a saber aprovechar los recursos naturales", dice este gallego aventurero, para quien esto es clave en un modelo de vida sostenible. "Somos esclavos de nuestro propio progreso, y creo que hemos llegado un punto de no retorno en lo que respecta a la explotación de recursos".

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África tiene muchas barreras y retos, entre ellos la salud y la higiene. Pablo González explica en conversación con ENCLAVE ODS que esto es especialmente importante en zonas rurales: "En África hay un gran sentido de comunidad y todo el mundo se intenta ayudar. Ahora bien, por ejemplo, en zonas remotas, la malaria es un gran reto". 

Cuenta que en ciudades grandes como Nairobi, capital de Kenia, los hospitales son relativamente aceptables. Sin embargo, "estuve en el campo de refugiados de Kakuma, en el norte de Kenia, que recibe principalmente exiliados de Sudán del Sur, y los retos relacionados con la falta de agua potable y atención médica son muy grandes".

No hay que dejarse engañar, en África la necesidad es grande y la falta de desarrollo va ligada a una historia de sumisión a los países occidentales y una élite militar que controla buena parte de los gobiernos. Aun así, González recuerda que este es un continente tan grande y variado que "no sería justo generalizar". 

Último continente virgen

Algunos dicen que África es el último continente virgen, a excepción de la Antártida, y aun así los efectos del cambio climático también se notan. Puede que incluso con más gravedad, ya que no se toman medidas de adaptación. El viajero recuerda que, cuando estuvo en el lago Victoria, en Kenya, los mayores se quejaban de que cada vez había menos peces para pescar

Las comunidades de alrededor del lago Victoria dependen de él para todo. Como fuente de alimento, de agua y de desagüe; para desechar aguas residuales, fertilizantes, basura y hasta plásticos... González estuvo en la isla de Rusinga con los pescadores.

Cuenta que los nativos no saben ni entienden por qué cada vez hay menos comida o por qué ya no llueve cuando tiene que llover. "Porque no hay un control claro de lo que se puede pescar o no, ni en qué temporada". El lago de agua dulce más grande de África se seca, está contaminado y da menos recursos.

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El cuidado de los ecosistemas también se nota el retroceso de la naturaleza. Lo que hace cientos de años eran grandes extensiones de vida salvaje, ahora se ha quedado reducido a algunos parques nacionales. Aun así, González ve positivo que al menos estén concentrados en un lugar donde se pueda conservar.

"Casi todos los países tienen un parque espectacular, cada vez son más conscientes de que es una fuente de ingresos a nivel de turismo y realmente hay un cuidado de ellos", subraya. Con sus más y sus menos, los países africanos intentan erigirse como destinos turísticos entrelazados con la naturaleza. 

África es un gran continente muy diverso en gente y ecosistemas y Pablo González lo cruzó de sur a norte.

África es un gran continente muy diverso en gente y ecosistemas y Pablo González lo cruzó de sur a norte. Cedida

El mismo Pablo González fue nombrado embajador de turismo sostenible en Zanzibar, un archipiélago semiautónomo de Tanzania que quiere atraer turistas a sus playas para que conozcan su biodiversidad. "Me dijeron que estaban buscando un representante que transmitiera los valores de Zanzibar, que es una economía emergente, con un montón de posibilidades. Querían un matiz sostenible, y como yo estaba cruzando el continente de la forma más sostenible que hay, que es andando, me lo propusieron". 

Este aventurero explorador también vivió malos tragos, por supuesto. Le intentaron robar, pasó hambre y en más de un momento miedo, pero al final recuerda "como anecdóticos" esos momentos. Ahora, se prepara para ponerse con la producción de una docuserie sobre el viaje, pero asegura que volverá a viajar, aunque todavía no dice a dónde: "El camino del viajero está dentro de mí".