Vivimos en la cultura del envase. Una sociedad de envoltorio donde importa más el funeral que el muerto, y avergüenza más enseñar el fisco que lo vacío del cerebro. Por suerte, las cosas están cambiando, y aparecen talentos y startups especialistas en packaging sostenible para dejar de lado el “mucho envase relleno de aire”.

Seguro que les ha pasado comprar una bolsa de patatas, de galletas o de lo que sea, que al abrir está por la mitad, con la consiguiente frustración estomacal y sostenible. Los nuevos embalajes sostenibles vienen a reducir los ocho millones de toneladas de plástico vertidas al océano cada año.

También es muy probable que estos días hayan visto en el supermercado que los envases se están quedando en la mitad. Su tradicional plástico se vuelve fino, como una piel, y aparecen nuevos materiales. Pero esto no ocurre sin más, sino que se debe a la irrupción de jóvenes talentos que abanderan la cultura del envoltorio sostenible.

Imagen de Bolsalea

Ayudar a las empresas a pasar del plástico a materiales más sostenibles fue el reto de Albert Marfà, fundador de Oimo. Su desarrollo de biomateriales (extractos de algas marinas, azúcares naturales o aceites vegetales) no necesitan nueva maquinaria para crear envases, porque funcionan con la maquinaria plástica clásica.

De esta manera, hace posible el tránsito del plástico a los nuevos materiales, entre los que destacan sus marinodegradables, para sustituir los polímeros más usados en el packaging rígido.

En el Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea "La Mayora" (IHSM) de Málaga llevan años trabajando con la piel del tomate (cutina) para convertirla en un bioplástico que conserve los alimentos con las mismas garantías que el plástico convencional, que tarda 450 años en degradarse.

Con este bioplástico de tomate se pueden elaborar desde las bandejas para contener frutas hasta utensilios de cocina, o recubrir el interior de productos no perecederos, como las latas de bebidas y de conservas, con el objetivo de hacerlos menos dañinos para la salud.

A pesar de la legislación, en España se consume todavía una media de 180 bolsas de plástico por persona al año. ¿Reutilizaríamos una bolsa de plástico si su valor fuera de 499 euros? Con esta pregunta, la joven empresa creada por Marina Moya, Bolsalea apela a nuestras conciencias. Un hecho con el que la empresa, especializada en productos de embalaje ético y sostenible, pone en evidencia el “usar y tirar”.



Revalorizar el plástico es también la misión de un movimiento mundial que se conoce como Precious Plastic, que de forma artesanal enseña a comunidades locales a dar una segunda vida al plástico para que no termine en la basura. Con esta idea Adrià Tallada fundó, en 2017, Plàstic Preciós La Safor, una organización sin ánimo de lucro, afincada en Gandía, que se dedica a la concienciación medioambiental y fabricación de objetos a partir de residuos plásticos.

Estos días, el proyecto de Tallada, apoya a las nuevas generaciones en el Instituto Europeo de Diseño de Barcelona de Barcelona y al proyecto de innovación sostenible de Granini, Cultivando Talentos para impulsar nuevas vías de reutilización, que además cuenta con Núria Vila, diseñadora sostenible y profesora en el Máster en Diseño Sostenible del IED como apoyo para toda la experimentación e investigación que realicen los alumnos durante estas jornadas.

Imagen de Revolución Limo

En el campo del diseño destaca Marta Foncillas  que, desde Revolución Limo, experimenta e investiga nuevos materiales y nuevas maneras de replantear los proyectos para reducir huella ecológica. Durante su trayectoria ha ganado varios reconocimientos en diseño, entre ellos destaca el premio Laus plata.

Tal y como señala el estudio Global Packaging Trends 2020 de Mintel, la innovación en materiales reciclables marcará el diseño del envasado en la próxima década. En un mundo de plástico y ruido, "quiero ser de barro y de silencio", decía Eduardo Galeano. Ahora podría decir de alga, tomate o plástico reciclado, pero no de silencio. Porque, según un reciente informe de Mordor Intelligence, es responsable de mover 38 billones de dólares a nivel mundial y llegará a los 48 billones en 2026. Y es que esta industria del smart packaging está en plena ebullición.

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