A unos metros de la sede del Banco de España, el economista James Galbraith (1952) pronostica una de las peores pesadillas de la eurozona. Este profesor en la Universidad de Texas augura la salida de la moneda única de uno de sus socios. ¿El motivo? La fragilidad institucional de una eurozona que no está al servicio de los ciudadanos.
Galbraith aprovecha para comer mientras charla con EL ESPAÑOL en la azotea de un centro cultural. El emplazamiento cuenta con una vista privilegiada de un Madrid que es al mismo tiempo el de las postales y el corazón político y económico de la capital.
El profesor (cuyo perfil puedes leer aquí) forma parte del comité de expertos de Podemos con el que el partido quiere aportar un plus de seriedad. Sus propuestas en la materia a menudo desacreditadas por ser parte de un asalto a los cielos sin pies en la tierra. Su larga trayectoria asesorando a Gobiernos incluye al exministro de Economía griego, Yanis Varoufakis.
"¡Bienvenido al cáliz envenenado!", dice que le advirtió Yanis Varoufakis cuando empezó a asesorarle. ¿Es el mismo cáliz que tendrá Podemos en sus manos si llega al Gobierno?
No será un camino de rosas, pero España no es Grecia. Es más grande y arrastra más peso. Uno de los motivos por los que los acreedores hicieron lo que hicieron en Grecia es para que en España no se votase igual. Fue una advertencia, pero no creo que la gente valiente se deje intimidar tan fácilmente. Es una estrategia que no funcionará. Y Grecia no tenía la influencia de España frente a ellos. Con todo, el Gobierno de Grecia abandonó la austeridad hace un año. Eso es ya un éxito para Podemos y el movimiento antiausteridad en el mundo.
¿Este euro es una buena idea?
La combinación de una moneda única y los desequilibrios internos es insostenible. La arquitectura de la eurozona no previó los desajustes, particularmente entre Alemania como un país virtuoso y los déficits del resto. Claro que una gran economía moderna puede compartir moneda. El dólar es un ejemplo y nadie cree que vaya a romperse en pedazos porque entre las distintas regiones de EEUU hay estabilidad.
En una entrevista auguraba que la eurozona perderá miembros porque algún país decidirá que no es una buena idea seguir.
O cambia su estructura o la alternativa es que, en un momento dado, un país opte por ello. Cuál será o cuándo, no lo sé. Dependerá de los acontecimientos políticos y de la voluntad de la población nacional de emprender una transición, de dar un paso nuevo. Puede que sea Irlanda, porque sus intercambios comerciales no son tan importantes con el resto de Europa como con el Reino Unido y EEUU.
¿Ha sido bueno el euro para España o los españoles deberían hacer ya esa transición?
Depende de las condiciones. Si en España hay un Gobierno que quiere una política completamente diferente y comienza a debatir con sus socios europeos, analizará lo decisiva que es su influencia para conseguir esos cambios y juzgará qué puede hacer. Pero en Grecia la población no quería abandonar el euro.
¿Necesita España un gran banco público?
Tener un sector público fuerte y un banco público de inversiones es en general una buena idea. Hace poco estuve en Letonia, en teoría el ejemplo de una economía neoliberal. Allí descubrí que hay cinco sectores que no pueden ser privatizados, incluyendo la mitad de las reservas forestales, la mayor riqueza del país, el transporte y las comunicaciones.
¿Necesita España nacionalizar sectores como el eléctrico?
No me gustaría hacer lo que hacen tantos economistas extranjeros y venir a dar consejos... Les diré que en el estado de Texas pago mis facturas de electricidad, agua y basuras a la ciudad de Boston. Es un servicio público municipal. No creo que sea ningún problema.
Ha dicho que algunos países en América Latina son un ejemplo de que otro modelo económico es posible. ¿A cuáles se refiere?
Ahora tiene algunas dificultades, pero en los últimos 15 años Brasil ha reducido la pobreza extrema a la mitad y ha sentado las bases del servicio sanitario y un gran progreso social. Ecuador ha rechazado devolver un tercio de su deuda y los progresos sociales han sido considerables. Hemos visto también mejoras en Chile y Argentina. Ha sido bastante transversal.
¿Puede España negarse a pagar la deuda?
No he sugerido que se haga en España ["¡Y no lo haremos!", añade Nacho Álvarez, responsable de Economía de Podemos, sentado a su lado]. En Grecia se ha hecho un informe muy interesante sobre el origen de la deuda y se habla de la deuda originada de manera ilegítima, que legalmente puede ser repudiada. Eso ocurrió en Ecuador, aunque a los acreedores no les gusta, claro.
Las necesidades de la sociedad deben primar por principio sobre el pago de la deuda
¿Debe España pagar toda su deuda?
Deben primar por principio las necesidades de la sociedad, como el sistema de salud o las infraestructuras. Es algo que está en las normas municipales de EEUU. Es importante, pero no categórico ni predominante. Cuando trabajaba en el Congreso [de EEUU], lo primero en lo que estuve involucrado fue la crisis fiscal de Nueva York en 1975. La ciudad tenía 4.000 millones de dólares de deuda a corto plazo y los bancos cerraron el grifo. Entonces, la pregunta fue cuánto había que recortar en las universidades, el metro y los servicios sociales. La decisión final y nuestra conclusión en la Cámara de Representantes fue que la responsabilidad fuera compartida con los acreedores. No se trata de una visión romántica sino de quién tiene la mejor reivindicación sobre los recursos de una sociedad. Se trata de soberanía.
Pero esa soberanía es compartida en la eurozona. Lo hemos visto en Grecia. Tsipras dijo que no a un acuerdo que más tarde ha tenido que aceptar y poner en marcha.
El primer ministro no dijo que no al acuerdo.
Y sin embargo, venció el “no” en un referéndum.
Tsipras dijo que no a algunas condiciones y sin embargo hizo el pago de la deuda entre enero y junio. Pueden criticarlos por ello y, desde mi punto de vista, fue un error. A finales de junio se acabaron las reservas y tuvo que renegociar.
Podemos debate una jornada laboral de 35 horas y rebajar la edad de jubilación, medidas que parecen ir contra la tendencia global, el aumento de la esperanza de vida y el reto del envejecimiento para las pensiones y los servicios sociales.
El gran problema no es que la gente viva más sino que hay menos puestos de trabajo en el sector privado, en parte por una cuestión tecnológica y por un estancamiento de la actividad económica. Puedes generar más puestos de trabajo y remontar el estancamiento, pero no hay motivos para pensar que esos puestos de trabajo tienen que ser cubiertos por personas cada vez más mayores. La oportunidad de retirarse debe existir, no para mí, pero sí para alguien que ha trabajado como cajero en un supermercado ocho horas al día durante 30 años, por ejemplo.
Necesitamos un tipo de instituciones que creen empleo en el sector de las universidades hospitales o servicios sociales
En general, en las sociedades desarrolladas se vive mucho más y en mejores condiciones que cuando se fijó la jubilación a los 65. ¿No debería acompañar la edad de retiro esa tendencia?
Pero… ¿por qué vivimos tanto? Es un gran triunfo económico de la historia de la Humanidad. Hace un siglo no pagábamos a la gente para que viviese más. En las sociedades modernas tenemos un cheque a final de cada mes. No me parece un incentivo menor para seguir vivo. En una sociedad altamente productiva como la que hace falta, es posible y no supone ningún problema la jubilación combinada con pensiones de calidad.
El desempleo es un grave problema en España. ¿Debe el sector público invertir más para reducirlo?
En España hubo una explosión del crédito con la llegada del euro que generó un empleo en sectores como la construcción que se ha demostrado insostenible. Ahora están de nuevo en la casilla de salida. La próxima vez sería interesante tener una idea diferente. La experiencia de los EEUU nos dice que las organizaciones sin ánimo de lucro representan el 8% del empleo total. Son suficientes para que haya una diferencia entre un paro del 5 y otro del 13%. Se trata de universidades, hospitales, residencias… Necesitamos un tipo de instituciones que creen empleo en esos sectores. Ningún país en Europa gasta la mitad que nosotros en su sistema sanitario y probablemente tampoco en educación superior cuando se combina lo público y lo privado.