Pablo Iglesias no lleva traje ni corbata, pero es un jugador de ping-pong clásico, que va incluso más allá de los antiguos chalecos y los primitivos pantalones largos que un día vistieron Wimbledon: camisa azul celeste de manga larga bien metida por dentro. El secretario general de Podemos se muestra hábil en el peloteo. Va mejor de derechas que de izquierdas, aunque sea a su pesar. Acepta suscribirse a EL ESPAÑOL si pierde el reto, a cambio de lograr un voto para las generales en caso de victoria.
Con Iglesias comienzan las partidas electorales. La velocidad del juego y el poco espacio entre golpeo y golpeo obligan a los candidatos a contestar las preguntas a bote pronto, sin tiempo para los circunloquios y las argumentaciones. Sus gustos musicales, las aficiones y el deporte también influyen en el voto. Muchos ciudadanos darán su apoyo a aquel al que invitarían a cenar a su casa, y no al más inteligente o al que mejores políticas propone.
Comienza el partido.
Va muy bien de derechas, ¿no?
También podemos jugar con la izquierda.
¿Rajoy o Aznar?
Para gobernar, ninguno. Para jugar a ping-pong, con cualquiera.
¿Obama o Hillary?
Si es para ver series, Obama, que le gusta The Wire.
¿Ha desayunado fuerte?
Una tortilla de queso, un café con leche, un zumo de pomelo, y un Actimel.
¿Es de Colacao o de Nesquik?
De Colacao.
Tiene un aire a Federer, que en sus inicios también jugaba con coleta.
Federer es el estilo elegante de jugar al tenis, que es lo que a mí me gusta en las tertulias.
Creo que él llevaba, por aquel entonces, acondicionador. ¿Usted lo lleva?
A veces sí, pero yo lo llamo suavizante -se ríe-.
Baloncesto. ¿Larry Bird o Magic Johnson?
Larry Bird, que es un mito.
Musicalmente, ¿Pearl Jam o Nirvana?
Nirvana.
Siendo más clásicos, ¿ópera o chotis?
Hay algunas óperas que me gustan mucho. El anillo del nibelungo de Wagner es la inspiración de la obra de arte total. Me recuerda a una serie de mi infancia: los Fraggle Rock, que representaban distintos planos del mundo. Los Curris serían, en esta ópera, los forjadores del anillo.
En Bruselas, cuando tiene que llegar muy rápido, ¿taxi o Uber?
Muchas veces taxi porque voy a toda velocidad. Nunca he cogido Uber.
¿BlaBlaCar?
Se me pasó la edad para eso. No es que no me guste eso de conocer gente nueva, pero se me pasó la edad.
Aquí puede percibirse mucho entrenamiento. Entre tanta asamblea, y ahora con la apertura de las moradas… ¿Tienen mesa en la sede del partido?
No, y aprovecho ahora para decirles a los compañeros que han venido aquí conmigo que pongan una.
¿Casablanca o Star Wars?
Casablanca, por supuesto. Siempre nos quedará París.
Ahora que no nos oye nadie, ¿qué tal de chicas? ¿Desde que está en esto liga más?
Estoy comprometido con mi país.
Pero, ¿quién será su primera dama en Moncloa?
Hay que acabar con las primeras damas. Las mujeres no están para eso.
¿Con quién tomaría café? ¿Bar Refaeli o Irina Shayk?
No sé quiénes son. Perdón por mi ignorancia.
Dos modelos, una de ellas la exnovia de Cristiano Ronaldo.
Con las dos tranquilamente.
¿EL ESPAÑOL o El País?
Aquí por lo menos me dejan jugar al ping-pong.
Hay una pregunta del público, no hay más remedio que hacerla: ¿el porno en Canal Plus o en internet?
Es mucho mejor practicarlo que verlo.