Poco después de dar un "no tranquilo" al segundo intento de investidura de Artur Mas, convirtiéndole en el primer candidato a presidir la Generalitat que necesitaría más de dos votaciones, la CUP ha hecho público un documento a última hora del jueves en el que detalla las prioridades que presentó a la mesa de negociaciones: "Independencia, pobreza cero y basta de corrupción".
El documento expone 39 medidas sociales que la CUP considera indispensables para el acuerdo, como la aplicación de la ILP de emergencia habitacional y la Renta mínima de inserción. Instan igualmente al desarrollo de un proceso constituyente “de todos y para todos” hacia la república catalana para el que dan 18 meses de plazo contando desde la aprobación de la resolución separatista. A continuación vendría establecer un "calendario de ruptura".
También detalla los requisitos que exigen para investir a un president, "una opción de consenso, no ligada al ciclo anterior, que abra una nueva etapa no vinculada a los recortes, ni a los casos de corrupción”, haciendo referencia explícita a las operaciones judiciales contra Convergència. La CUP declara además de que informará a su militancia el 29 de noviembre del "estado de la cuestión" y que no investirá a ningún candidato que no aprueben sus bases.
Las cesiones de Mas ha intentado dar satisfacción a las peticiones de la CUP pero no han servido para desbloquear su investidura. La noche del 27 de septiembre veía cómo su futuro quedaba en manos de un partido anticapitalista que había reiterado por activa y por pasiva que no iba a convertirle en president. De nada le servían los 62 diputados obtenidos por su coalición. Tampoco le bastaba con la abstención. Sin dos votos favorables de la formación asamblearia nunca volvería a presidir la Generalitat de Cataluña.
Mas empezó entonces un via crucis de claudicaciones que han escorado el proceso soberanista hacia la izquierda. Si bien la coalición con ERC y el liderazgo de Raül Romeva en la lista electoral ya era significativo, pocos esperaban que un partido que se definía como business friendly acabara hablando de una renta mínima garantizada o de desobedecer sentencias judiciales. Estas son las 4 cesiones que el president ha realizado hasta ahora para aferrarse a la presidencia. No parece que vayan a ser las últimas.
1. Declaración rupturista con anexo social
El primer paso que dio Mas para agradar a la CUP fue la presentación de una declaración rupturista al cabo de 24 horas de haberse constituido el Parlament. El programa de Junts Pel Sí (JxS) había previsto una declaración de este tipo al empezar la legislatura, pero la necesidad de pactar el texto con los anticapitalistas dotó la moción de algunos puntos que generaron recelos incluso dentro del Govern.
Varios consellers mostraron a Mas su estupor por haber aprobado un texto de este tipo sin haber obtenido su investidura a cambio. El documento declaraba que el Parlament no acataría las disposiciones del Tribunal Constitucional y hablaba de la creación de un “Estado independiente en forma de República”. Ambos aspectos no habían sido concretados en el programa electoral.
Días después JxS presentó junto a la CUP un anexo al documento en el que se detallaban algunas medidas para “blindar los derechos fundamentales” de los catalanes. JxS y la CUP pactaron en ese anexo garantizar el “principio de realojamiento” de las familias con “problemas de exclusión residencial”, garantizar el acceso a luz y agua de todos los ciudadanos y el financiamiento de un “plan de choque social y gestión de la deuda”. También se defendía no aplicar la ‘ley Wert’ ni la ‘ley mordaza’.
2. El discurso de investidura
La máxima prioridad de Mas en su discurso de investidura fue demostrar su sensibilidad social. En un segundo intento de agradar a los anticapitalistas, el president desplegó un extenso paquete de medidas que concretaban su “plan de emergencia social”. Entre estas destacaba la inclusión de una “renta mínima garantizada” así como la “protección del derecho a la vivienda”.
En el discurso más socialdemócrata que se le recuerda, Mas defendió planes de apoyo a las pymes así como cambios en la contratación pública para que las pequeñas empresas tuvieran más facilidades para acceder a los contratos. Propuso la creación de un Banco Central de Cataluña, una Hacienda propia y un plan contra el cambio climático. En el capítulo del empleo, apostó por un modelo basado en “estructuras productivas sólidas y no en modelos especulativos propios de épocas pasadas” y por una “estructura social equilibrada y un mejor reparto de riqueza”.
Sin mencionar la palabra “corrupción”, reconoció la “falta de confianza” de los ciudadanos en las instituciones y defendió la elaboración de un “libro blanco de la participación y la democracia” así como la confección de un sistema de “Gobierno abierto”.
3. La “presidencia coral”
Después del primer portazo de los anticapitalistas, Mas decidió explorar una idea que había propuesto la CUP hace más de un mes y que en JxS rechazaron en un principio. El president se reunió con tres diputados de la CUP y les trasladó que estaba dispuesto a vaciar de competencias la figura del president para mantenerse en el cargo.
Mas propuso una “presidencia compartida” en la que hubiera tres grandes áreas del Govern. Uno sobre “economía y ocupación” con Oriol Junqueras (ERC) al frente, otro de “asuntos exteriores” con Raül Romeva y otro de “Estado del bienestar” liderado por Neus Munté (CDC). De estas tres grandes vicepresidencias dependerían 13 departamentos asociados.
“Esto va en la línea de algunos deseos que se han expresado últimamente”, dijo en el Parlament: “Es un intento para intentar llegar a un acuerdo”, añadió. Antonio Baños, Benet Salellas y Anna Gabriel, los tres diputados que acudieron a la reunión, le dijeron que no apoyaban esta formula porque él seguía figurando como presidente. Los diputados de la formación anticapitalista están dispuestos a que Mas tenga algún cargo, pero no quieren ni oír a hablar que sea la presidencia.
4. La moción de confianza
La segunda propuesta que Mas realizó a la CUP fue la de comprometerse a realizar una futura moción de confianza a cambio de que votaran a su favor en la investidura de este jueves.
El president propuso a la CUP que, a cambio de su voto, él se comprometía a someterse a la aprobación del Parlament. Mas se sometería a una moción de confianza en septiembre, entre el final del primer periodo de sesiones y el debate de política general. De esta manera Mas conseguiría aferrarse a la presidencia y la CUP tendría una posibilidad de echarlo si no estuvieran de acuerdo con los 10 primeros meses de su gestión.
“Esto no sólo es legal, es profundamente democrático”, dijo Mas en su discurso del jueves. “Piensen que esto da a la cámara un enorme poder de decisión de aquí unos meses si el Govern no ha hecho bien su trabajo”. La CUP le dijo que tampoco le valía esta opción y volvió a votar ‘no’ a su investidura.