Los esfuerzos entre los negociadores de Junts Pel Sí (JxS) y la CUP para acordar un plan de choque social que acompañe la investidura de Artur Mas podrían quedar en saco roto por culpa de las elecciones generales. Los malos resultados del domingo han hecho saltar las alarmas en CDC. Después de unas semanas en las que todo indicaba que las bases del partido anticapitalista accederían a investir a Mas, el triunfo de la izquierda en Cataluña ha dejado al president en funciones en una posición muy vulnerable que añade dificultades a su reelección.
A pesar de haber pedido la abstención a su militancia, la CUP estuvo muy pendiente de las elecciones generales del domingo. A falta de 6 días para que sus bases decidan en asamblea si invisten a Mas o fuerzan unos nuevos comicios, los anticapitalistas observaron con lupa los resultados de las fuerzas soberanistas. Al acabar el recuento vieron que CDC, su principal némesis dentro del independentismo, cosechaba unos resultados ruinosos: ocho diputados, cuarta posición en votos y superada por los tres partidos catalanes de izquierda. CDC obtuvo su peor resultado en unas generales desde 1979 y confirmó su dinámica de perder votos cada vez que se presenta a unas elecciones, sólo disimulada en las últimas autonómicas gracias a la coalición que forzó con ERC.
Bastaron unas pocas horas para que la CUP moviese ficha y aprovechara para hurgar en la herida abierta en CDC. A la 1 de la madrugada del lunes el partido mandó un comunicado en el que afirmaba que los resultados de los comicios avalan su veto a Mas y volvía a insistir en un candidato alternativo. “Ante el buen resultado de las fuerza de izquierda independentistas y autodeterministas, la CUP emplaza a JxS a concluir el proceso de conversaciones con una oferta que incluya una presidencia alternativa”, explicaba el comunicado, que invitaba a Podemos y a su grupo en el Parlament (CSP) a sumarse al “proceso constituyente hacia la República Catalana”.
La fase de reivindicar un candidato de consenso en las negociaciones parecía superada desde principios de diciembre. La CUP había asumido que JxS no propondría ninguna alternativa a Mas y diseñó una asamblea nacional donde las bases decidirán si apoyan al president o fuerzan nuevas elecciones en marzo. Los esfuerzos en las negociaciones durante estas semanas se han centrado precisamente en concretar un plan de choque que permita a las bases votar a favor de investir a Mas. El asunto de buscar un “presidente de consenso” parecía que ya no estaba encima de la mesa. Hasta que el domingo terminó el escrutinio.
Fuentes de la formación anticapitalista reconocen que, después de los resultados del domingo, muchos indecisos ya no ven con tan malos ojos unas nuevas elecciones en marzo. “Podríamos dar el golpe de gracia a Mas y convertir a Junqueras en presidente”, explica un miembro del Consejo Político de la CUP que siempre se ha mostrado partidario de vetar al líder de CDC. Otros militantes y secciones locales también han aprovechado los resultados para destacar la crisis de CDC y el vuelco a la izquierda de la sociedad catalana. “Se ha demostrado que la presión mediática que hemos recibido no corresponde con lo que desean los catalanes”, resume un miembro de la CUP de Barcelona.
ERC y CDC cierran filas
Los dirigentes de JxS se han esforzado durante el lunes por la mañana a apagar el incendio iniciado por el comunicado de la CUP, que ha pillado por sorpresa tanto a ERC como a CDC.
“A mi de la CUP ya no me sorprende nada”, ha opinado el coordinador general de CDC Josep Rull. “Parecía que la semana pasada teníamos el acuerdo a punto. No quiero creer que lo que pasó el domingo altere lo que se ha debatido y hablado” añadió Rull, que ha tenido un papel destacado en las negociaciones durante estos meses. El cabeza de lista de CDC en las generales, Francesc Homs, también ha defendido a Mas y ha avisado que el resultado del 20D “no condiciona” la investidura del president de la Generalitat. Ambos dirigentes han cargado contra la “incoherencia” de la CUP por no presentarse a los comicios y a la vez interpretar sus resultados para hacer daño a CDC.
ERC, por su parte, sabe que seguramente ganaría unas nuevas elecciones en marzo. La formación republicana ha asistido durante estos meses al desgaste de CDC y de la CUP en las negociaciones en el Parlament sin mojarse demasiado. Poco a poco, sus dirigentes ven como ERC se consolida como el partido hegemónico del soberanismo y en las elecciones generales ha superado a CDC al pasar de 3 a 9 diputados. Sin embargo su secretario general, Oriol Junqueras, también ha defendido al president en funciones: “Hay un candidato y seguimos dándole apoyo”, ha asegurado.
Quién ha hecho una lectura distinta de los resultados ha sido el número uno de la CUP, Antonio Baños. En un artículo publicado en el digital El Món, Baños asegura que la “inestabilidad” que se vivirá durante las próximas semanas en el Estado es “una oportunidad” y el “enésimo regalo que nos hace España”. Según Baños, que dentro de la CUP se enmarca en el sector más partidario a investir a Mas, la “parálisis” en el Congreso significa “una oportunidad para empezar la República y profundizar las grietas que el 20-D ha abierto de forma irreparable en el edificio del 78”.
La votación sobre Mas será secreta
Los más de 1,6 millones de votantes de JxS aguardan perplejos a la asamblea nacional de la CUP que se celebrará este domingo en Gerona. Unos 2.000 militantes de la formación y grupos afines tienen en sus manos el destino del proceso soberanista y decidirán si apoyan a Mas o prefieren que los catalanes acudan otra vez a las urnas.
El Consejo Político de la CUP aprobó el sábado pasado cambiar de lugar la asamblea debido al alto número de participantes que han confirmado su asistencia. Los organizadores han cambiado un teatro de Esparreguera con capacidad para 1.700 personas por un pabellón deportivo en Gerona en el que caben más de 2.500.
El Consejo Político también aprobó, en una decisión inédita, que las votaciones no se hagan a mano alzada y se efectúen a través de un “mando a distancia”. Fuentes oficiales aseguran que la decisión responde a “motivos técnicos” pero otros miembros de la formación reconocen que se ha planeado este sistema para que nadie se vea cohibido a la hora de apoyar a Artur Mas.
El Consejo Político también ratificó las cuatro propuestas que se someterán a votación. De estas cuatro opciones, dos son favorables a Mas y dos son contrarias. Entre las favorables a investir al actual president, una añade la posibilidad de aprobar un acuerdo político que incluye el plan de choque y la hoja de ruta hacia la ruptura. La otra opción favorable, en cambio, implica rechazar este acuerdo político y sólo aceptar la investidura de Mas, una opción que dejaría a JxS en una posición muy débil, sin apoyo parlamentario para llevar a cabo su hoja de ruta.
Entre las dos opciones negativas, una aboga por forzar nuevas elecciones mientras que la otra defiende la abstención para que JxS pueda buscar otros apoyos más allá de la CUP, algo que parece prácticamente imposible.
En la militancia no han sentado muy bien las cuatro propuestas, que muchos consideran demasiado complejas. En el propio Consejo Político -que se reunió durante más de cinco horas- surgieron fuertes divergencias sobre estas opciones, ya que un sector del partido prefería votar sólo entre dos escenarios: investir a Mas y aprobar el plan de choque o forzar elecciones anticipadas.