En Comú Podem ganó las elecciones generales en Cataluña por dos motivos: la participación de Ada Colau en la candidatura y el compromiso inequívoco de que no pactaría con nadie que no permitiera un referéndum de autodeterminación en Cataluña. La formación morada aseguró que tendría un grupo propio en el Congreso que le permitiría tener un discurso diferenciado y el propio Pablo Iglesias fijó el referéndum como una "compromiso irrenunciable" para pactar con cualquiera.
Un mes después de las elecciones, sin embargo, la división catalana de Podemos se ve atrapada por su promesa electoral. En una situación parecida a la que atravesó la CUP después de las autonómicas, En Comú Podem debe decidir ahora si vulnera su principal compromiso de la campaña y permite un Gobierno de izquierdas o bien si se enroca en su defensa del referéndum. En el partido insisten en que pueden convencer al PSOE sobre la bondad de consultar a los catalanes, pero ni siquiera el PSC apoya esta vía actualmente.
Cualquiera de las dos alternativas tendrá consecuencias para el partido. Si bloquea el pacto con los socialistas, se le responsabilizará de una gran coalición entre PP y PSOE y de no haber permitido un Ejecutivo de izquierdas. Por contra, si renuncia a su principal promesa electoral, el capital político de la formación adquirido durante el último año en Cataluña se irá al traste. “La cuestión es sentarse y encontrar una solución que no nos deje en ridículo en Cataluña”, reconocía el viernes un dirigente de En Comú Podem. “Sabemos que los independentistas están frotándose las manos esperando el fracaso de la opción del referéndum”.
Esta misma fuente aseguraba que la reclamación del referéndum no es una exigencia exclusiva del grupo catalán. “Es algo que comparte todo el partido”, afirmaba. “Aunque tal vez para unos tiene más importancia que para otros”. En Comú Podem ha visto como su exigencia de referéndum ha pasado de ser su mejor reclamo en Cataluña a ser la principal losa en las negociaciones para la investidura. Una idea de la que cada vez reniegan más miembros de la formación morada. “El tema del referéndum puede ser nuestro Artur Mas”, zanjaba este dirigente.
Voz propia sin grupo diferenciado
Otro problema que tiene En Comú Podem es que de momento ya ha incumplido una de sus promesas electorales. No habrá grupo propio de la formación, tal y como reiteraron durante toda la campaña. El partido repitió por activa y por pasiva que tendría “voz propia” en la Cámara Baja, pero para tener ese discurso diferenciado del de Podemos ahora debería estar dispuesto a romper la disciplina de voto.
En una entrevista con EL ESPAÑOL del pasado diciembre, le preguntamos a Xavier Domènech, cabeza de lista del partido, si estaría dispuesto a romper la disciplina de voto en el caso de que su formación no obtuviera grupo propio en el Congreso. “Esto no pasará”, respondió tajante.
Colau afirmó hace 10 días en un comunicado que podían “dejarles jurídicamente sin grupo propio, pero no sin la voz propia que miles de personas les dieron el 20 de diciembre”. Deberá verse como se traduce eso.
La delgada línea roja
A medida que avanzan los días, la “línea roja” del referéndum empieza a difuminarse. La “fraternidad entre pueblos” esgrimida durante la campaña empieza a hacer aguas y ya no todos los grupos defienden con tanto entusiasmo la exigencia catalana.
Las “mareas” gallega y valenciana han avisado durante estos días que el referéndum no es una prioridad para ellos y que prefieren insistir en su programa social. La diputada de Podemos por Madrid, Tania Sánchez, aseguró el miércoles que el referéndum “nunca fue una línea roja” para el partido. También ha hablado en el mismo sentido Teresa Rodríguez, de Podemos Andalucía, que ha afirmado que la “agenda social” estaba por delante de cualquier otra cosa.
Incluso el propio Iglesias ha modulado su discurso. Entre la frase “El referéndum es imprescindible para construir un nuevo proyecto histórico” y “No debatimos con líneas rojas” ha pasado sólo un mes.
La propia Colau también ha modificado su postura respecto al referéndum. De la pregunta “clara, nítida y binaria” que defendió el partido durante la campaña, la alcaldesa de Barcelona ha pasado a una pregunta con matices y “varias respuestas”, según aseguró en una entrevista en BTV el pasado jueves.
El bloqueo por parte del PSOE -y su Comite Federal- de la opción del referéndum ha hecho cambiar de lenguaje a Iglesias. En una sorprendente propuesta lanzada el viernes, el líder de Podemos propuso un “Ministerio de la Plurinacionalidad” al frente del cual estaría Domènech. El partido afirmó en un comunicado posterior que “asumía el reto de construir un Gobierno de cambio para llevar a cabo un referéndum en Cataluña”. La propuesta, sin embargo, no ha gustado a algunos partidos de la coalición catalana, que califican ese ministerio de “un parche para salvar los muebles”.
En otro paralelismo con la situación que vivió la CUP, En Comú Podem parece querer dejar su principal exigencia para el final de las negociaciones. El propio Domènech aseguró el jueves estar dispuesto a “dialogar” sobre el referéndum y se mostró convencido de poder “convencer” al PSOE sobre la necesidad de su celebración. La CUP consiguió tensar tanto la cuerda que al final se salió con la suya en Cataluña. Todo indica que Colau y Domènech lo tendrán aún más complicado.
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