Las invitaciones de la reina Isabel II para asistir al banquete oficial en el castillo de Windsor ya han comenzado a circular, y hay gente que ya las ha recibido. Todo está listo y preparado en Londres para recibir el próximo 8 de marzo a los reyes de España en visita de Estado por primera vez en 30 años, pero el Gobierno español ha tenido que meter “en la nevera” esta semana el viaje debido al “calendario político español”, según fuentes solventes.
"¿Dónde estará el Rey a principios de marzo? ¿En nuevas consultas regias? ¿En la apertura solemne de la legislatura? ¿Tomando juramento a los nuevos ministros o en Windsor?", se preguntan retóricamente las fuentes que confirman que el viaje “depende de cómo evolucione el calendario nacional”.
El viaje fue comunicado de manera oficial y conjunta el pasado 3 de diciembre porque "los británicos lo exigieron así: organizan este tipo de viajes con cuatro o cinco meses de antelación", según fuentes diplomáticas. La monarquía británica agenda dos viajes de Estado al año, y si los reyes de España no pueden ir en marzo, Londres tendría dificultades para recibirles con celeridad.
Un 'timing' endemoniado
Casi a diario, Madrid y Londres mantienen contactos sobre el viaje. Este miércoles por la noche, el Gobierno español ha seguido manteniendo ante el británico que el viaje "se mantiene en agenda". El problema es que "como tantas cosas que están ocurriendo ahora", el Ejecutivo en funciones de Mariano Rajoy no tiene control sobre un "timing" endemoniado.
También es "sobre la marcha" como se van interpretando en España las lagunas legales que dejan la Constitución y la ley de Gobierno 50/97 de 27 de noviembre sobre las limitaciones de un Gobierno en funciones, según fuentes oficiales.
"No es tanto el problema de un Gobierno en funciones sino la debida presencia de don Felipe en España en un momento trascendental cuyo timing es imposible de limitar en este momento”, señalan las fuentes solventes.
El viaje a Arabia Saudí de los reyes previsto para el 16 de febrero ya cayó víctima del bloqueo político español. Lo hizo sin mayores aspavientos porque nunca fue comunicado de manera oficial, y Madrid se agarró a ese detalle protocolario para enterrar una visita a todas luces complicadas tras las 47 decapitaciones llevadas a cabo por el gobierno saudí en enero.
Si éste de Londres se llega a cancelar, sin embargo, tendría que haber un comunicado conjunto de ambos gobiernos. En ninguno de los dos países se atreven a señalar un deadline, ni siquiera el que marca la cortesía.
Japón, también en duda
El siguiente en bandeja es Japón, previsto para el próximo 12 de abril. La agencia imperial japonesa ya otea con preocupación los tiempos de la política española en la misma semana en la que las llamadas avanzadillas (grupos de trabajo que se desplazan) de ambos países se ponen a trabajar en los detalles.
A Tokio resulta más difícil de entender que a Londres los detalles de la mecánica real española y lo que desde allí se ve como "estrecha vinculación" de la monarquía española con la política. Desde el final de la II Guerra Mundial, el emperador Hirohito desempeña un papel meramente ceremonial. El caso de la reina Isabel II sería un híbrido entre el de España y el de Japón: ella también despacha con el primer ministro como lo hace Felipe VI con el presidente e inaugura de manera solemne el Parlamento británico.