¿Quién manda en el PSOE? La dura pugna entre algunos dirigentes territoriales, encabezados por Susana Díaz, con Pedro Sánchez, el secretario general, podría resolverse por el voto de los más de 190.000 militantes del PSOE.
Durante su discurso ante el Comité Federal del PSOE, que se reúne este sábado en Madrid, Sánchez anunció que convoará una consulta de la militancia para que decida sobre un pacto de Gobierno que se dispone a negociar. "Haremos una consulta a la militancia", dijo, cogiendo por sorpresa a más de uno.
El gesto es un desafío a los llamados barones, con gran peso en el partido, que insistentemente han ido acotando sus posibilidades y que confían en que Sánchez no logre un pacto con Podemos que ven peligroso para el país y los intereses del PSOE. Los dirigentes territoriales, muchos de ellos presidentes autonómicos, se llevan su propio premio antes de que comience una reunión que podría durar varias horas, dependiendo del número y la duración de las intervenciones a puerta cerrada.
Los barones adelantan el congreso
El único punto del día en la agenda, además del discurso de Sánchez, era poner fecha al congreso del PSOE. Tocaba en febrero, pero se ha ido retrasando. Sin embargo, los congresos renuevan el partido y sus órganos, eligiendo una nueva Ejecutiva y un secretario general, por lo que si Sánchez no logra un pacto de Gobierno, los barones podrían desalojarlo.
Finalmente, el 8 de mayo se celebrará la votación para elegir nuevo líder por el procedimiento de primarias, en caso de que haya más aspirantes que Sánchez. El 21 y 22 tendrá lugar el congreso que cerrará el proceso. La fecha adelanta en varias semanas las intenciones de Sánchez, que quería evitar un congreso en caso de que haya una repetición de elecciones. Si no hay pacto de Gobierno y toca volver a las urnas, algo que no pasaría antes de junio, Sánchez tendrá que pasar por un particular viacrucis en el que no tiene ni mucho menos asegurada la victoria.
Confiando en que la militancia socialista está más cerca de Podemos que sus dirigentes, como asegura Pablo Iglesias, Sánchez prevé dar la voz a los afiliados una vez negocie con "todos", "sin frentes" y mirando "a izquierda" y "derecha", ha anunciado.
Según él, lo que menos le importa es "el sillón" de la presidencia del Gobierno, aunque algunos crean que es o la presidencia o "el INEM", como él mismo ha lamentado.
"Todas las negociaciones que se puedan abrir serán en abierto, con luz y taquígrafos. Que nadie se preocupe", aseguró. Además, de la militancia, el propio Sánchez consultará al Comité Federal, aunque no ha aclarado si antes o después.
Aceptará el encargo del rey
En su discurso, el secretario general recordó que el partido con más votos está aislado y "es el que menos opciones tiene de formar Gobierno", por lo que "el PSOE asumirá su responsabilidad y se presentará a la investidura" para tratar de lograr un Gobierno "progresista y reformista".
Sánchez dijo "no" por enésima vez a Mariano Rajoy y al PP y se propuso negociar con todos. "Será el para qué el que decida el con quién", avanzó antes de pedir a los suyos que huyan "de los sillones y de los debates de los frentes".
En ese sentido, Sánchez prevé hablar tanto con Podemos como con Ciudadanos y descarta ya hacerlo con independentistas, algo que violaría la última resolución del Comité Federal, en diciembre.
Díaz, contra el PP y Podemos
A su llegada a la sede socialista, la presidenta de Andalucía no ahorró en contundencia contra el PP y en encendidos reproches contra Pablo Iglesias.
"El PP necesita regenerarse y por eso el PSOE no puede darle su voto. He defendido y defiendo el no al PP: a Rajoy y al PP", dijo nada más llegar. A continuación, se empleó a fondo y arremetió contra el "insulto permanente" del líder de Podemos. "Tengo que trasladar que estoy cansada ya de que el señor Iglesias se convierta en el que reparte los carné de los que son socialistas buenos o socialistas no tan buenos", lamentó.