El bloqueo institucional que ha provocado el 'no' de Mariano Rajoy a acudir a la sesión de investidura para retener la Presidencia del Gobierno ha desatado todo tipo de especulaciones en el Partido Popular. En público, nadie se atreve a cuestionar el liderazgo de un Mariano Rajoy que declinó la oferta del Rey pero insiste en que no se va. De momento. En privado, cada vez son más los militantes y altos cargos que empiezan a hacer las quinielas sobre quién sucederá al líder si finalmente Pedro Sánchez consigue ser presidente del Gobierno.
¿Quién es quién en la carrera por la sucesión de Mariano Rajoy? EL ESPAÑOL recoge los nombres del banquillo con el que cuenta el PP si finalmente el líder conservador se retira y el partido se refunda a través de un Congreso del que saldrá el sustituto del líder.
SORAYA SÁENZ DE SANTAMARÍA. La vicepresidenta del Gobierno en funciones es una de las más estrechas colaboradoras de Mariano Rajoy y su nombre para sucederle cobró tanta fuerza que hasta Pablo Iglesias publicitó en la campaña electoral la 'Operación Menina'. La jugada sería sustituir a Sáenz de Santamaría por Rajoy en el caso de que Albert Rivera, si hubiera dependido de él la gobernabilidad del PP, hubiera pedido la cabeza del presidente a cambio de su apoyo.
Esta operación tomó forma en la campaña electoral cuando Rajoy la colocó como 'número dos' por Madrid, el puesto más disputado de la lista electoral. Además, Madrid se pobló de carteles electorales en los que se publicitaba a partes iguales a Mariano Rajoy y a la propia vicepresidenta, protagonista de uno de los debates electorales de la campaña: el de Atresmedia, que consiguió reunir a Pedro Sánchez, Albert Rivera, Pablo Iglesias y a ella, que acudió para sustituir a Rajoy.
Trabajadora incansable, conoce la Administración al dedillo y es la jefa del 'clan de los sorayos', una generación de abogados del Estado como José Luis Ayllón, Álvaro Nadal y Alfonso Alonso que piden paso tras el fin del marianismo. Alejada de todos los casos de corrupción que han asolado al PP durante la pasada legislatura, Sáenz de Santamaría arrastra un hándicap: no tiene ninguna fuerza interna dentro del partido, esencial para asumir el liderazgo. En Génova, el cuartel general de los populares, muchos le critican por no haber dado la cara por el partido cuando más se le necesitó y "mirar solo por ella". Por eso dudan de que, una vez abierta la sucesión, consiga los apoyos suficientes como para suceder a su jefe.
CRISTINA CIFUENTES. Nunca una delegada del Gobierno tuvo tanta presencia mediática como Cristina Cifuentes, un auténtico animal político hecho a sí mismo. La presidenta de la Comunidad de Madrid se ha proyectado como una figura incontestable dentro de su partido. Desde el 24M es la envidia de todos sus compañeros: es la política que consiguió la presidencia de la Comunidad de Madrid gracias al apoyo de Ciudadanos. Ahora, tras el endiablado tablero político que surgió del 20D, todos la ponen como ejemplo de un Gobierno que funciona bien con el respaldo del partido de Albert Rivera, con quien le une una amistad que a ella no le importa reconocer.
Cifuentes es una 'pata negra' para los militantes del PP: quiere un congreso abierto para elegir al líder y ha roto con el pasado de Ignacio González y Esperanza Aguirre. Fiel 'marianista', la presidenta de la Comunidad niega estar en ninguna carrera para suceder a nadie. Sin embargo, en el PP de Madrid nadie discute que será ella la que tome las riendas del partido una vez que Aguirre deje la presidencia, por mucho que la expresidenta de la Comunidad intente dejársela a alguno de sus peones como David Pérez o Antonio González Terol.
La presidenta del Ejecutivo madrileño entró en las quinielas para suceder a Mariano Rajoy hace menos de un mes en una entrevista con EL ESPAÑOL, donde dijo que “nadie” es insustituible y algunos “somos” más imprescindibles que otros en el PP. Parafraseando las palabras de la propia Cifuentes, "cuando llegue ese río, cruzaremos ese puente".
ALBERTO NÚÑEZ FEIJÓO. El presidente de la Xunta de Galicia es uno de los fijos en todas las quinielas para la sucesión. Sin embargo, su peso ha ido perdiendo fuelle conforme el marianismo se resiste a abandonar Génova. Feijóo era en 2009 lo que hoy representa Cifuentes: ganó las elecciones autonómicas y su región se convirtió en el ejemplo que se ponía a sus compañeros de las demás autonomías.
El único problema que tiene en su contra ahora es que este año se celebran elecciones en Galicia y aún no ha desvelado si se presentará o no. Perder supondría su retirada inminente del asalto a Madrid. Además, este año se celebrará el congreso regional para elegir al líder, y siempre ha transmitido la idea de que son los militantes los que deben decidir quién quiere que los dirija. Su desembarco en la capital dependerá, en gran medida, de cómo se gestionen los tiempos.
MARÍA DOLORES DE COSPEDAL. Es la mujer que más poder tiene en el partido, pero con el fracaso del 24M en Castilla-La Mancha perdió la oportunidad que tenía -si alguna vez tuvo alguna- de suceder a su jefe cuando él se apeara de la presidencia del partido. Aunque tras aquella derrota muchos creyeron que con la remodelación en la cúpula del partido en junio iba a perder poder, no solo se mantuvo como mano derecha del presidente del PP, sino que Rajoy le reservó el primer puesto en la candidatura por Toledo, asegurándole un escaño en el Congreso de los Diputados.
Ser secretaria general del partido le da un papel relevante en el futuro congreso que se celebrará para elegir al sucesor de Rajoy una vez que se esclarezca el incierto panorama político. Nunca podrá, sin embargo, quitarse de encima el sambenito del 'contrato en diferido' que el PP le hizo a Luis Bárcenas y su eterna lucha con el vicesecretario andaluz, Javier Arenas, y con la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Muchos la asocian a esa parte del PP vieja que tiene que ser renovada.
PABLO CASADO. Vicesecretario de Comunicación, es el referente mediático del PP y un 'cachorro' del partido conservador que gusta a tres sectores tan enfrentados como son Esperanza Aguirre, José María Aznar y Mariano Rajoy. Un plus que le dota de fuerza de cara al posicionamiento para el postmarianismo.
El joven aladid de la renovación (nació en 1981) fue director de gabinete de Aznar en Faes, donde estuvo hasta 2012. Antes, fue diputado en la Asamblea de Madrid con Aguirre como presidenta. Por eso, muchos resaltan que Rajoy confiara en él la parte mediática del partido, la que menos controla el líder del PP. Las sombras del pasado, ser el ahijado de Aznar y Aguirre, los dos populares que más critican en público y en privado la gestión de Rajoy, no le han perjudicado.
En la guerra soterrada que mantiene Aguirre con Cristina Cifuentes por la presidencia del PP de Madrid, hay quien ya ve a Pablo Casado como el candidato de Aguirre para disputar el puesto a la presidenta de la Comunidad de Madrid. Una disputa que, en público, ni uno ni otro están dispuestos a empezar. Al menos, de momento.
ALFONSO ALONSO. El impulso político que ha cogido en el último año lo ha posicionado como uno de los más valorados internamente. Militante del PP desde los 22 años, dio el salto al Congreso desde la Alcaldía de Vitoria. En la Cámara Baja fue portavoz adjunto cuando era presidente José Luis Rodríguez Zapatero y sustituyó a Soraya Sáenz de Santamaría hasta que hace poco más de un año suplió en el ministerio de Sanidad a Ana Mato.
De talante moderado y muy afín a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, a Alonso le faltaba poder territorial. La guerra encubierta que ha mantenido con Arantza Quiroga en los últimos años se terminó el día que la expresidenta del PP vasco dimitió fulminantemente, tras proponer una ponencia para la paz apoyada por Bildu. Alonso no perdió su oportunidad y se hizo con la presidencia del partido en el País Vasco. Amable en las formas y dialogante en el trato, el ministro de Sanidad y hombre fuerte del partido en la región vasca, Alfonso Alonso es otro de los conservadores que más gusta, tanto a propios como a extraños.
ÍÑIGO DE LA SERNA. El alcalde de Santander toma fuerza en la carrera electoral, aunque perder la mayoría absoluta le ha supuesto cambiar de estrategia para poder sacar adelante propuestas. Su manera de llevar las riendas de la ciudad, con un marcadísimo estilo personalista, no gustó a todos por igual. La elección de Ana Madrazo como número 1 de la lista por Cantabria, puesto que muchos veían para De la Serna, es calificado por algún sector del PP como el primer capítulo de su pérdida de influencia.
Las opciones de Íñigo de la Serna para 'asaltar' Génova, lejos de apagarse, se han multiplicado. El alcalde de Santander cuenta con el apoyo en Madrid del entorno de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y de los vicesecretarios de Organización, Fernando Martínez-Maíllo, y el Sectorial, Javier Maroto, con quienes coincidió en la Federación Española de Municipios y Provincias. Otros, sin embargo, critican el enfrentamiento continuo que mantiene con el presidente del PP en la región, Ignacio Diego.
JOSÉ MANUEL GARCÍA MARGALLO. El veterano ministro de Exteriores forma parte del núcleo más íntimo de Mariano Rajoy. En este panorama incierto, muchos lo ven como un posible candidato, que contaría con el visto bueno de Rajoy en el caso de que tuviera que sacrificarse.
Sin embargo, quienes le critican consideran que ha sido la persona que más ha hecho "por el independentismo en Madrid". Conocido fue el debate que mantuvo con Oriol Junqueras en pleno desafío independentista y los enfrentamientos que ha mantenido con compañeros como Cristóbal Montoro, que en una entrevista le afeó que fuera arrogante, a lo que Margallo contestó, desde EL ESPAÑOL, "si eres ágrafo y no lees...".
ANA PASTOR. La ministra de Fomento es otra de las personas más cercanas al presidente del Gobierno y prefiere mantenerse al margen de cualquier especulación sobre qué pasará con el futuro de España a corto plazo. Contaba con la confianza del presidente José María Aznar, con quien fue ministra de Sanidad y subsecretaria en tres ministerios. Sin embargo, su relación es aún más estrecha con Mariano Rajoy, quien le llevó de la mano a todos los ministerios que desempeñó el nuevo presidente del Gobierno.
Le apoyó durante sus horas más bajas, cuando encajó las dos derrotas electorales ante José Luis Rodríguez Zapatero y su liderazgo se puso en cuestión. Rajoy se lo agradeció haciéndola ministra. La titular de Fomento, fiel marianista, siempre ha mantenido que "donde el presidente me necesite, estaré". Su marido, José Benito, se coló en el programa de La Sexta Noche en plena campaña electoral como un "amigo" de Mariano Rajoy, cuando el presidente del Gobierno acudió al programa como invitado para responder las preguntas de la calle.
Fiel compañera de Rajoy, hay quien piensa que el líder del PP podría ceder el sillón a su amiga Ana Pastor en el hipotético caso de que la investidura del partido conservador dependiese única y exclusivamente de su retirada.