Las más que probables negociaciones entre PSOE y Podemos para alumbrar un nuevo gobierno se antojan complejas. Pablo Iglesias no va a ponérselo fácil a Pedro Sánchez. Si bien es innegable que ambos partidos comparten buena parte de sus propuestas en materia social, no es menos cierto que también son muchos y muy diversos los puntos en que discrepan. Además, el secretario general de la formación emergente, que no pierde ocasión para erosionar a su rival político, quiere dejar claro a los españoles que si no hay pacto, será por culpa de los socialistas. Así, si finalmente no hay fumata blanca y se celebran otras elecciones, Iglesias partirá con ventaja ante la opinión pública para lograr su gran objetivo, ahora mismo aparcado, sea por responsabilidad o por estrategia: superar al PSOE en las urnas. Más que líneas rojas, Sánchez va a tener que superar unas cuentas zancadillas.
La negociación con nacionalistas. La primera piedra que Pablo Iglesias va a poner en el camino de Pedro Sánchez es su relación con las formaciones nacionalistas vascas y catalanas. En los últimos cónclaves del PSOE los barones territoriales críticos con su líder han puesto como límite que la investidura salga adelante con la ayuda, o sea con los votos, de ERC, Democracia y Libertad (antigua Convergencia), PNV o Bildu, teniendo en cuenta que estas formaciones reclaman el derecho de autodeterminación de Cataluña o el País Vasco. En su comparecencia de este lunes en el Congreso, Iglesias ya dejó entrever sus intenciones al repetir en varias ocasiones que el "gobierno de progreso y cambio" que propone necesitará los votos de estos partidos y, por ello, es obligatorio iniciar un diálogo con sus representantes. Justo lo que más podría irritar a buena parte del PSOE.
Contra los barones
La coalición no es negociable. El líder de Podemos insiste una y otra vez en que sus planteamientos son de máximos y que ahora toca sentarse a dialogar para llegar a acuerdos, como en cualquier negociación que se precie. Eso sí, la única cuestión no negociable para el partido emergente es el núcleo de su oferta: será un gobierno de coalición o no será. Un extremo que tampoco tiene contentos a la vieja guardia y a los barones del PSOE. De hecho, en el Comité Federal del pasado fin de semana Susana Díaz dijo que "un gobierno de coalición no lo veo" y el asturiano Javier Fernández recordó que "Podemos quiere ocupar nuestro espacio político". Será difícil para Sánchez convencer a sus correligionarios, por tanto.
El derecho a decidir en Cataluña. El programa electoral de Podemos incluye una reforma en profundidad de la Constitución. Y el del PSOE también. Ocurre, sin embargo, que el partido morado también defiende que se celebre una consulta soberanista en Cataluña para resolver la "cuestión territorial" frente al federalismo que defienden los socialistas. De hecho, en la propia noche de las elecciones generales Iglesias planteó la cuestión del derecho a decidir como innegociable. Aunque en las últimas semanas los portavoces de Podemos han rebajado el tono a este respecto, sigue siendo una de sus grandes propuestas. Los socios catalanes de Podemos, Barcelona en Comú, no van a renunciar a esta reivindicación y, dado que tienen autonomía dentro de su grupo parlamentario, no se puede descartar, incluso, que en una hipotética votación de la investidura rompieran la disciplina de su colectivo para ponerse en contra de Sánchez.
La reforma del Poder Judicial. Otra de las reformas de la Constitución que plantea Podemos es la despolitización de la judicatura. Y, para ello, pretende poner en marcha un cambio profundo en la forma de elegir a los jueces. El PSOE no coincide con estas tesis y, de hecho, durante sus años como partido gobernante, ha apostado justamente por la legislación contraria. No por casualidad, las críticas a la politización de los jueces han sido una constante en los ataques de Podemos al PSOE. Un acuerdo sobre este tema tampoco se antoja sencillo.
Derogación de la reforma laboral. Podemos quiere una nueva legislación laboral en España. Para ello, el partido liderado por Iglesias quiere derogar las dos últimas reformas laborales, tanto la última del PP como la anterior del PSOE. Ya en campaña electoral Pedro Sánchez dijo que su partido también quiere derogar la reforma laboral del PP. Una promesa que ha repetido también en las últimas horas. A priori, parecería que ambos partidos están de acuerdo en esta materia. Pero no es tan sencillo. En primer lugar, porque Podemos también quiere acabar con la legislación que el PSOE impuso en 2010, cuando José Luis Rodríguez Zapatero era presidente del Gobierno. Y, por otro lado, el partido morado apuesta por un nuevo marco de relaciones laborales que incluye, incluso, "impulsar la participación de los trabajadores en la gestión de la empresa". Habrá que ver si Sánchez puede aceptar estas premisas.
¿Convencerá Sánchez a sus compañeros de filas?
La prohibición de puertas giratorias. Pablo Iglesias ha repetido hasta la saciedad, y así lo hará ante Sánchez, que resulta indispensable que aquellas personas que han ocupado cargos políticos de relevancia salgan de los consejos de administración de empresas estratégicas. En los debates electorales, el líder de Podemos llegó a enumerar a los miembros del PSOE que están o han estado en este tipo de empresas. Está claro que con esta propuesta Iglesias buscaba y busca minar a sus oponentes políticos. La duda es otra: ¿podrá aceptar Sánchez que algunos de sus compañeros de filas con más solera tengan que dejar sus puestos para facilitar el acuerdo de gobierno?
El revocatorio a los dos años. En cuanto a la participación de los ciudadanos en la políticas, la promesa estrella de Podemos en la pasada campaña electoral era implementar por ley una consulta ciudadana que se celebraría a mitad de legislatura. En dicho referéndum, por supuesto con carácter vinculante, los españoles tendrían en su mano revocar al presidente del Gobierno y, por ello, sacarle del Palacio de la Moncloa. También esta será una de las propuestas que Iglesias pondrá encima de la mesa de negociación. Y el PSOE todavía no ha dicho si está a favor o en contra de la misma.
A todas estas más que posibles zancadillas hay que sumar, además, otras exigencias que hará Podemos como la derogación de la ley mordaza, la famosa creación de un "ministerio de la plurinacionalidad" o el planteamiento de una nueva política respecto a las exigencias de Bruselas en materia de déficit. El camino de la negociación no va a ser sencillo.