Andoni Ortuzar (Abanto y Ciérvana, 1964) afronta a partir de este fin de semana su segundo mandato como presidente del PNV. Este hábil comunicador, periodista de formación, convertido en político desde hace tres décadas, llegó a Sabin Etxea en 2013 para sustituir a Íñigo Urkullu, que había reconquistado Ajuria Enea tras el breve paso de los socialistas.
Heredó un partido con dificultades para gobernar dada su minoría y con una cuota de poder territorial mermada en Guipúzcoa y Álava por EH Bildu y el PP. Tres años después su organización mantiene un Gobierno estable, gracias a su pacto con el PSE-EE, y acumula la mayor cota de representación institucional de su historia, con 27 parlamentarios, 54 junteros, 120 alcaldes y 1.017 concejales. Una ventajosa posición de salida que no le impide tener que hacer frente a importantes desafíos, o incertidumbres, bajo los que comienza su segunda etapa como líder del PNV. Un mandato tan lleno de oportunidades como de amenazas.
1.- Ganar las elecciones en el País Vasco
Las elecciones autonómicas, previstas para el próximo otoño, son su primera reválida. El reto es no perder terreno, conservar la Lehendakaritza y sostener bien engrasada la maquinaria de pactos para seguir siendo el partido líder, que gobierna además en las tres Diputaciones y los ayuntamientos de las tres capitales.
Desde Sabin Etxea se transmite seguridad y confianza –“con Urkullu tenemos al mejor candidato”–, pero el sorprendente resultado de Podemos el 20-D en el País Vasco, la fuerza más votada con el 25,97% de los sufragios, alumbró una amenaza diferente para el PNV, distinta a la de la izquierda abertzale con la que se disputa el espacio nacionalista.
La formación morada pretende “asaltar el cielo vasco” y constituirse en clara alternativa. Si las elecciones autonómicas fueran un calco de las generales se configuraría una Cámara con Podemos en primera posición (21 escaños), que relegaría al PNV (18) y a EH Bildu (12), originaría mayorías de izquierdas, y convertiría en insuficiente para gobernar una alianza con el PSE.
Más verosímil resulta un escenario similar al arrojado por las elecciones forales de mayo de 2015. Con su fiel reflejo el PNV conservaría 26 de sus 27 escaños y Podemos se quedaría con 11, mientras EH Bildu sería segunda fuerza con 18. Esos son los comicios de referencia para el partido de Ortuzar, que sigue considerando a la izquierda abertzale como su principal rival.
“Los resultados de mayo son un reflejo mucho más fiel de la sociedad vasca, que vota distinto según la convocatoria a urnas. Podemos no va a obtener tantos votos como en las generales y EH Bildu va a recuperarse porque su base social no ha desaparecido”, precisa un portavoz de Sabin Etxea.
El PNV se enfrentará en las autonómicas a la fuerza demostrada por Podemos aunque su rival sigue siendo EH Bildu
Bajo su análisis, la coyuntura española, “el voto del cabreo”, y la sobreexposición mediática de Pablo Iglesias explican el triunfo de Podemos en Euskadi el 20-D. Factores que volverían a sobrevolar la escena vasca si España se ve abocada a otras elecciones dada la cercanía de unos comicios con otros.
La misma incertidumbre existe respecto a si finalmente Arnaldo Otegi podrá encabezar la candidatura de EH Bildu. El PNV, posicionado siempre a favor de su excarcelación, ha medido ya el riesgo del regreso del líder abertzale. Especula con que su carisma aglutinaría el voto que el 20-D dejó a la coalición por Podemos, pero no le concede el efecto movilizador al alza logrado en 2011 por el cese de la violencia de ETA. En todo caso, prevé que su fuerza neutralice la del partido de Pablo Iglesias.
2.- Lograr influencia en Madrid y nuevas transferencias
De quién llegue finalmente a la Moncloa y de cómo se resuelva la configuración del Gobierno de España depende también el peso de los seis escaños del PNV en el Congreso de los Diputados y en buena medida el logro de sus objetivos, agrupados en la “agenda vasca”, en la que incluye la consecución de un mayor autogobierno.
El PNV, tras sus dos reuniones con Sánchez, se mantiene a la expectativa. No entrará en una negociación hasta que se clarifique el panorama y el candidato socialista arme una primera alianza sólida para optar a la investidura.
Sus seis escaños pueden ser decisivos, o no. Si cuentan para armar una alternativa viable no saldrán gratis. Postergado durante los mandatos con mayorías absolutas –la de Rajoy es el último ejemplo- , el PNV ha intercambiado votos por transferencias durante los Gobiernos del PSOE y del PP, que a su vez han utilizado el desarrollo del Estatuto como contraprestación movidos por intereses coyunturales.
Si sus votos en el Congreso son decisivos pondrá sobre la mesa de la negociación el traspaso de la Seguridad Social y otras competencias
El apoyo a la investidura de Aznar trajo al País Vasco capacidad normativa para el IRPF, la recaudación de los impuestos especiales, competencias y financiación en Formación Continua, la transferencia de la A-8 … El aval prestado a José Luis Rodríguez Zapatero en la Moncloa supuso, fundamentalmente, el blindaje del Concierto Económico, la asunción de las políticas activas de empleo y un buen paquete de inversiones.
“La historia demuestra el incumplimiento sistemático de la Ley del Estatuto y que el PP y el PSOE sólo negocian cuando no les da la suma”, señalan desde Ajuria Enea.
En el último informe del Gobierno vasco, remitido el año pasado al Parlamento, se detallan 24 materias pendientes de traspaso. La gestión del régimen económico de la Seguridad Social, las prisiones y puertos y aeropuertos, son las más relevantes y el PNV estima prioritaria la primera.
La Asamblea que reelija a Ortuzar aprobará también un documento de carácter estratégico sobre un sistema vasco de Seguridad Social, en el que plantea un modelo propio tras la asunción de todas las prestaciones, incluidas las pensiones por jubilación. Para llevarlo a cabo necesitan el codiciado traspaso.
El PNV persigue un sistema vasco propio de Seguridad Social y pensiones
Si las conversaciones con Sánchez entran en una fase de auténtica negociación este tema estará sobre la mesa junto al resto de competencias por transferir, la renovación de la ley quinquenal del Cupo y las liquidaciones pendientes de acuerdo, la flexibilización de la política penitenciaria, inversiones en infraestructuras, y el apoyo a la reformulación del Estatuto que salga del Parlamento Vasco.
La sintonía con los socialistas es buena, pero en estos momentos nada garantiza que el PSOE pueda formar gobierno.
3.- Conseguir un nuevo estatus vasco
La VII Asamblea General del PNV aprueba este fin de semana en Pamplona sus claves políticas para los próximos cuatro años, agrupadas bajo el lema Batasuna eta Indarra (Unidad y Fuerza), el mismo que fijó en 1977 el rumbo a seguir durante la Transición. El partido vuelve al mismo lugar para destacar que la encrucijada actual es de igual magnitud que el paso del franquismo a la democracia y marcar sus directrices para la que identifica como una segunda Transición, provocada por la desaparición del bipartidismo y las mayorías absolutas.
Las enmiendas incorporadas durante el cónclave no alterarán las líneas del borrador de la propuesta política, sometida a debate desde noviembre. En él se recogen las bases para la institucionalización del derecho a decidir y los puntos de partida hacia el nuevo estatus, con las mismas posiciones ya trasladadas a la ponencia parlamentaria de autogobierno.
Si el Estatuto de Gernika fue para el PNV la “primera estación tránsito” hacia un proceso de construcción nacional, conseguir reformarlo representa ahora un segundo e importante paso. Alejado del modelo de confrontación de Cataluña, el partido de Ortuzar busca una solución consensuada hasta el punto de vulnerar sus propios plazos. Prometió someter a consulta en 2015 un acuerdo pactado en el Parlamento Vasco, pero las posiciones de los grupos y los ritmos de la Cámara le han hecho imposible alcanzar el objetivo.
La legislatura que se abra tras las autonómicas se presenta como crucial para el cumplimiento del compromiso adquirido con su electorado. La ruta está ya trazada: acuerdo “transversal e integrador” entre los partidos vascos, que sea refrendado en una consulta habilitante, pactada con el Gobierno español, antes de ser sometido a la aprobación por las Cortes y a un posterior referéndum.
Sus documentos de referencia para la formulación del nuevo marco político jurídico son el Estatuto aprobado por el Parlamento en 2004, más conocido como plan Ibarretxe, y los acuerdos de Loyola alcanzados con el PSOE en 2006 en los contactos celebrados para acabar con ETA, según quedará constancia en las resoluciones de la VII Asamblea. En el borrador de la ponencia se establecen como “aspectos sustantivos” del nuevo estatus el reconocimiento nacional de Euskadi , el derecho a decidir, el respeto a las decisiones adoptadas por los ciudadanos navarros y los territorios de Iparralde, y el pacto de libre asociación con el Estado español.
La ponencia política para los próximos cuatro años fija la institucionalización del derecho a decidir y los fundamentos del nuevo estatus
Desde su pragmatismo habitual el PNV persigue que el espaldarazo a la nación vasca no se quede en algo “retórico” sino que se materialice en una relación de bilateralidad con el Estado, que incluya hasta la necesidad de pactar las leyes básicas. Rechaza el arbitraje del Tribunal Constitucional y defiende un órgano paritario para dirimir los desacuerdos.
4.- Estrechar la colaboración con Navarra e Iparralde
El fin de la etapa de UPN en Navarra y su sustitución en el Gobierno de la comunidad foral por Geroa Bai, coalición en la que se integra el PNV, abre paso a un tiempo de oportunidades para incrementar las relaciones institucionales que la organización de Ortuzar está dispuesta a aprovechar.
Fomentar la colaboración y cooperación con la comunidad foral es uno de sus objetivos, tanto como contar con una interlocución institucional que represente al País Vasco francés, por lo que sigue con sumo interés el debate en Francia sobre la creación de la Colectividad Territorial de Iparralde.
El PNV ambiciona que los territorios de Euskal Herria se agrupen en una eurorregión vasca para colaborar en políticas públicas y en la promoción del euskera y reforzar su papel en Europa.
“Navarra será lo que quieran los navarros”, repiten desde Sabin Etxea despejando dudas sobre sus intenciones con el proyecto de eurorregión, “un espacio natural de cooperación donde confluyan tres realidades administrativas totalmente distintas”.
El Gobierno navarro, que avala esa postura, solicitó en octubre de 2015 su adhesión como miembro de pleno derecho a la agrupación europea conformada por Euskadi y Aquitania, región en la que se integra el País Vasco francés.
5.- Acompañar el fin de ETA
El PNV asume en su estrategia política los ejes que en materia de paz y convivencia rigen la actuación del Gobierno de Urkullu, muy desarrollada en este ámbito a través de la Secretaría que dirige Jonan Fernández.
Vislumbra asistir en los próximos cuatro años a la desaparición total de la banda y apuesta por un “final ordenado” que incluya la certificación del desarme, “una reflexión crítica” sobre todas las violencias, la reparación de todas las víctimas y la revisión de la política penitenciaria.
Alcanzar un acuerdo en el Parlamento Vasco sobre un nuevo estatus resulta clave para el PNV tras su incumplimiento de celebrar una consulta en 2015
La organización nacionalista ha venido reclamando al Gobierno de Mariano Rajoy pasos que acompañen el fin de ETA y haga posible su entrega de las armas y el acercamiento de los reclusos de la organización a las cárceles vascas.
En el ámbito vasco, el PNV se reafirma en su intención de forjar un acuerdo básico de convivencia, que aglutine a los partidos en torno a unos mínimos compartidos que conlleven tanto la deslegitimación del terrorismo de ETA como de las vulneraciones de derechos humanos de otros signos y eviten cualquier justificación entre violencias y la discriminación entre víctimas.
Para alcanzar este “suelo ético” se constituyó a principios de esta legislatura una ponencia pronto bloqueada por las resistencias de la izquierda abertzale que derivaron en el abandono del PSE-EE y la paralización del foro parlamentario. El PNV se plantea retomar la iniciativa tras la constitución de la nueva Cámara.
Apuesta por un nuevo estatus basado en el ‘plan Ibarretxe' y los acuerdos de Loyola alcanzados con el PSOE
6.- Revitalizar el partido y afrontar la corrupción
La nueva dirección del PNV reflejará la situación de paz interna que vive el partido, lejos ya de las crisis abiertas que propiciaron la salida de Josu Jon Imaz. El proceso de renovación de la ejecutiva nacional y de las ejecutivas territoriales se ha producido sin más pugna que la desactivada en Álava con un pacto entre los dos sectores que competían por la presidencia de la formación.
Guipúzcoa recupera, además, presencia en el EBB al ocupar de nuevo dos puestos; señal de la armonía con la que se integra ahora en el equipo de Ortuzar al ala más soberanista, implantada en el territorio guipuzcoano, donde Joseba Egibar repite mandato tras 25 años como presidente.
Un veterano cargo se queja de que “tanta unanimidad ha acabado con el debate en las asambleas, donde la gran presencia de cargos públicos, acomodados en sus puestos, frena el desarrollo de aportaciones críticas”.
El PNV está dispuesto a aprovechar que gobierna en Navarra con Geroa Bai para estrechar relaciones con la comunidad foral y perseguir la eurorregión vasca
“Están acostumbrados a la vieja política y hay que modernizar el partido, dinamizarlo, fomentar la discusión en las redes sociales”, añade la misma fuente, imbuido del discurso entre viejo y nuevo promovido por las formaciones emergentes que relega al PNV a la categoría de lo antiguo.
Desde Sabin Etxea se niega “la falta de debate”, mencionando la participación de la militancia con casi 400 enmiendas presentadas a la ponencia política. Se admiten, en cambio, las dificultades para atraer a gente joven, “común a otros partidos”.
Según datos manejados por los autores del Euskobarometro , -series estadísticas realizadas por un equipo de la UPV-, la edad media de los votantes del PNV roza los 56 años, aunque es inferior a las que registran el PSE –EE (65,4) y el PP (69,6).
El partido está unido, Gipuzkoa ha recuperado su peso en el EBB y ha habido renovación de cargos institucionales, pero no logra atraer al electorado más joven
La renovación de buena parte de cargos públicos, sustituidos por nuevas caras, no ha llegado al electorado. La militancia envejece y en las últimas autonómicas (2012) tan sólo el 2,2% de los votos cosechados por el PNV procedió de jóvenes de entre 18 y 24 años y apenas un 5,8%, de votantes entre los 25 y los 34 años. Ocho años antes, en 2004 el porcentaje en esas franjas de edad llegó al 8,7% y rondó el 17% respectivamente.
Al PNV le gusta señalar que el País Vasco está lejos de la corrupción generalizada que salpica el resto de España y es verdad que no se han descubierto escándalos de la magnitud que asolan otras comunidades, como Cataluña Valencia o Andalucía.
Aún así el partido en el Gobierno sufre por los procesos judiciales de algunos casos derivados de su gestión, como los de Hiriko y Epsilon, o Pinosolo, y otros menores, que lo comprometen todavía en los juzgados.
El de mayor envergadura, con 26 procesados, es el caso de Miguel, basado en un presunto cobro de comisiones ilegales, que sentará en el banquillo de los acusados, previsiblemente a finales de este año, a tres ex dirigentes del PNV de Álava y otros ex cargos públicos de la formación.
Ortuzar afrontará durante su mandato el juicio por el 'caso de Miguel', que sienta en el banquillo a ex dirigentes del PNV acusados del cobro de comisiones ilegales
Ortuzar afrontará durante su mandato la vista oral y su resultado. Si la sentencia es absolutoria se convertirá en una magnífica oportunidad para defender la conducta un partido que presume de “honradez en serie” como marca de la casa; pero si es condenatoria la credibilidad de la organización que preside y la de sus líderes quedará seriamente dañada dada la gravedad de las acusaciones sobre el montaje de una trama corrupta .