Juan Carlos I, sentado en su despacho de La Zarzuela, mira en una pantalla de televisión una larga serie de imágenes en blanco y negro aportadas por TVE. Durante cinco horas, ante sus ojos desfila gran parte de su vida, desde que dejó Estoril para venir a España para ser educado por Franco hasta 2009. De vez en cuando, comenta algunas de esas imágenes. Ríe a menudo; se pone serio cuando habla de su padre y de su hermano y, en una ocasión, parece que llora: lo hace al recordar a las 800 víctimas del terrorismo etarra.
“Los peores momentos de mi reinado”, dice con los ojos humedecidos en referencia a los asesinatos de ETA en lo que se supone es la parte más emotiva de la cinta que este lunes emite TF3, la televisión pública francesa. El documental, de 90 minutos de duración, está hecho por el cineasta hispano-francés Miguel Courtois y la periodista hispano-venezolana Laurence Debray, hija del famoso escritor Régis Debray y autora de otro libro amable sobre Juan Carlos I que coincidió con su abdicación.
La coproducción TF3-RTVE no se verá en España. ¿Por qué? Unos gritan censura, otros dicen que “ya no pega”. Según fuentes solventes, la cinta fue víctima colateral del drástico cambio en el liderazgo de RTVE en el otoño de 2014, pero ahora ha sucumbido a los rigores de la corrección política. La España de febrero de 2016 tiene muy poco que ver con la de la primavera de 2014.
“Se trata de un rey que ya no es rey”, fue uno de los motivos esgrimidos entonces para explicar el porqué de su ausencia en España. Ahora, “cuando las cosas van tan bien con Felipe VI”, ¿para qué volver la vista atrás? La línea oficial de TVE es la siguiente: “No está programada la emisión del documental”.
"Me preocupaba lo que pensaran en el extranjero" dice el Rey sobre ser sucesor de Franco
La cinta pone de manifiesto la estrecha relación de Juan Carlos I con Franco, al que en el documental define como “hermético” menos con él mismo, con el que “conversaba y reía mucho”. Ahora podrían resultar “chocantes” detalles como la inacción del entonces príncipe de España tras los últimos fusilamientos del franquismo, el 27 de septiembre de 1975. “Me preocupaba lo que pensaran en el extranjero porque yo era el sucesor de Franco”, se limita a decir el rey emérito.
Además de Juan Carlos I hablan en el documental su hermana, la infanta Pilar; el escritor Mario Vargas Llosa; el ex líder socialista Alfredo Pérez Rubalcaba; el también socialista Alfonso Guerra y, brevemente, su hijo, el entonces príncipe de Asturias y actual Felipe VI. Según Ayuso, el jefe de prensa de Zarzuela que ahora es de nuevo periodista de El País, la dirección de RTVE ha bloqueado la cinta porque Courtois se negó a incluir a un representante del PP.
“No hace falta decir que yo no soy objetivo a la hora de valorar la película, porque trabajé durante 28 meses como director de Comunicación de la Casa del Rey y participé activamente en la preparación y los rodajes del documental (cinco horas de grabación al Rey en su despacho del Palacio de la Zarzuela). A lo mejor por eso estoy abochornado por las explicaciones que dan desde RTVE para justificar que no van a cumplir su parte del acuerdo y privar así a los españoles de ver una película que la TF3 emitirá en 'prime time' en los próximos meses”, escribió Ayuso en El País el pasado verano.
Courtois explicó al representante de TVE con el que se entrevistó una vez terminada la cinta que él elige a los personajes “como si fuera un casting”, y que otras posibilidades del PP, como Aznar, no casaban. “Lo lógico es que hubieran recurrido a alguien como Martín Villa o Eduardo Serra, si es que no querían invitar a Aznar. Rajoy también habría sido una opción, si es que a Rubalcaba lo pusieron a tiro porque jugó un papel importante en la abdicación”, explican fuentes conocedoras de lo sucedido.
En el otoño de 2014, la discusión entre Courtois y TVE se cortó cuando la cúpula de la televisión pública española (Leopoldo Echenique y Julio Somoano, considerados demasiado blandos) fue sustituida por la actual (José Antonio Sánchez y José Antonio Gundín, línea dura PP). Ya con el reinado de Felipe VI viento en popa, se empezó a comprender que “poco aportaría” a la opinión pública española recordar el reinado reciente y polémico de Juan Carlos I a pesar de que la cinta sólo destaca la parte más brillante, esa que a sus realizadores les hace comparar a Juan Carlos I con Charles de Gaulle o Winston Churchill.
La actual Casa del Rey se desmarca de la cinta
Desde la infanta Pilar- “la democracia la habíamos mamado en casa”- hasta el propio Juan Carlos I- “yo me decía: no es fácil, pero toda esta gente cambiará”, en referencia a los españoles cantando el Cara el Sol en la plaza de Oriente tras los fusilamientos- la cinta hace hincapié en la imagen de un rey secretamente demócrata que sacrifica a su padre, don Juan, por el bien de España.
La actual Casa del Rey se desmarca de la cinta y de la polémica con un lacónico: “Nosotros no intervenimos en la gestión”. La idea surgió en La Zarzuela pre-Felipe VI, en la primera mitad del año 2014, cuando las noticias sobre la monarquía española no podían ser peores. En ese momento, Courtois y Debray se aproximaron a Javier Ayuso, entonces director de comunicación de la Casa del Rey, para ofrecerle un producto prestigioso y benigno sobre Juan Carlos I, que ya había tomado la decisión de abdicar debido a todos los problemas que le asediaban y que apenas se mencionan en la cinta.
La última vez que Juan Carlos I interviene es para decir que “las hijas se casaron y se fueron”, y que la vida de su hijo “ha sido muy diferente a la mía”. Sobre su padre, Felipe VI afirma que fue “cariñoso” pero “reservado” con él. Entre 2009 y 2014, cuando se gestó la abdicación del rey de pasado brillante, nada.