1. Puedes entrar en el Facebook de tus hijos si ves indicios de delito
El Tribunal Supremo acaba de confirmar la sentencia de tres años contra Abel R. M. por abuso sexual de una menor de 13 años y exhibicionismo en otros cinco casos. El condenado recurrió al Supremo porque las pruebas iniciales procedían del perfil de Facebook de una de las víctimas. La madre obtuvo el historial de contactos y los entregó a la policía. El agresor defendía que ni él ni la menor habían dado su consentimiento.
Los menores tienen derecho a la intimidad. Pero según el Supremo, esa privacidad debe ceder ante otros “intereses constitucionalmente protegibles”. La hermana dio la contraseña de la joven a su madre. Cualquier progenitor hubiera hecho lo mismo que esa madre. Ahora el Supremo ha ratificado qué derecho impera.
2. España ya tiene una de las leyes más restrictivas de Europa
Ningún menor de 14 años puede tener un perfil propio en una red social sin el control explícito de sus padres. En la mayoría de países europeos el límite son 13 años. Los padres deben poder supervisarlo hasta que cumplan esa edad.
Esto es fácil de legislar, pero difícil de controlar. Muchos niños falsean la edad al darse de alta para que sus padres no les supervisen. “El 15% de niños de 9 y 10 años que son usuarios de internet tienen un perfil en una red social”, dice Maialen Garmendía, profesora de la Universidad del País Vasco. Esto supone un problema añadido: la falta de experiencia. En esa franja de edad se da uno de los porcentajes más altos de perfiles públicos, a los que todo el mundo tiene acceso.
La presión de los niños para lograr un perfil -“en clase todos tienen”- hace que los padres den un permiso tácito. Pues es ilegal.
3. Hay más métodos que el control del tiempo ante el ordenador
En España se tiende a controlar el tiempo que un niño pasa en el ordenador. Aunque ahora, con los móviles, es una regla obsoleta. Hay otras maneras, menos comunes en España. “Las estrategias de mediación parentales más tecnológicas -filtros, controlar el historial de navegación- están en España bastante por debajo de la media internacional”, dice Estefanía Jiménez, profesora de la Universidad del País Vasco.
4. El grooming es cada vez más temido
El grooming es un adulto que se hace pasar online por un adolescente para lograr la confianza de otros. En 2010 era una novedad. Pero los adolescentes de hoy no son los de 2010.
Según el estudio Net Children Go Mobile, el mayor temor de un niño en internet es “contactar online con alguien a quien no conoce offline”. En 2014 era más improbable que en 2010 que un niño entrara en contacto con un desconocido.
5. Hay perfiles de jóvenes más proclives al riesgo
Hay gente que disfruta más con el riesgo. También ocurre entre adolescentes. La ventaja para los padres es que ese tipo de comportamiento tiende a ser igual online que offline. “Los niños modositos suelen serlo también online”, dice Jiménez.
6. La reacción debe ser de los usuarios
Las redes tienden a quitar material inapropiado y a colaborar, pero primero hay que avisar. Los adolescentes en Facebook tienen botones denunciar, bloquear o mandar contenidos a un adulto, sin que su identidad sea necesariamente conocida por el presunto agresor. Deben conocer estas opciones.
7. Hablar, hablar, hablar
La entrada en internet es cada vez con menos edad. El mundo virtual debe ser una de las conversaciones habituales con los niños desde mucho antes. “Los padres deben hablar y hablar habitualmente sobre la actividad de los chavales en las redes sociales”, dice Garmendía. Jiménez está de acuerdo: “La presión de los padres es fundamental.
Si por parte de las familas hubiera más concienciación, no lideraríamos ránkings”.
8. No todo en internet es terrible
“No todos los contactos que empiezan online son potencialmente peligrosos”, dice Jiménez. Un modo de proteger a los niños es animarles a que vayan siempre acompañados a encuentros con desconocidos. Los adolescentes confían realmente en los amigos de su edad. Hay que insistirles: si te vas a reunir con alguien, déjate acompañar (al menos) por otro adolescente.