Pedro Sánchez y Albert Rivera ya hablan como si fueran parte un equipo. Tras estampar sendas firmas en el documento que PSOE y Ciudadanos han acordado como base para iniciar un acuerdo de legislatura, los dos líderes han comparecido ante los medios de comunicación junto con sus equipos negociadores para transmitir una misma sensación: la hora de los cambios "ha llegado" y es imprescindible subirse a esta nueva era de "regeneración".
El primero en comparecer ha sido el líder de Ciudadanos, que insistentemente hablaba de los pactos de la Transición para convencer al resto de partidos políticos que se sumen a este pacto que contiene más de 200 medidas. "Es una nueva etapa marcada por la lucha de los problemas de España. La mayoría de los españoles piden soluciones y este documento contiene acuerdos para defender la igualdad de oportunidades de todos los españoles". Rivera también asume su parte del acuerdo y a partir de hoy trabajará para convencer al Partido Popular de lo necesario que es que apoye este documento. "Es un pacto de fuerzas constitucionalistas", resumió Rivera, que no descarta formar parte del Ejecutivo que presida Sánchez pero que, de momento, prefiere no desvelar ningún puesto en el futuro organigrama de Gobierno.
Sánchez ha recordado que este acuerdo, como adelantó EL ESPAÑOL, no tiene fecha de caducidad y va mucho más allá de la primera sesión de investidura. Además, el líder de los socialistas sigue con la mano tendida a izquierda y derecha para recabar los apoyos que necesita para arrebatar la Moncloa a Mariano Rajoy. "Que me digan dónde no es de izquierdas", insistió, en una clara alusión a Podemos, que se resiste a apoyar al líder socialista si mantiene el apoyo de Ciudadanos.
En un tono muy calmado, el secretario general del PSOE se limitó a responder únicamente a preguntas sobre el acuerdo con Ciudadanos. Se felicitó por haber sido capaz de hablar "de programas" y "no de sillones", en una clara alusión a la forma en la que Pablo Iglesias le ofreció su apoyo: o es vicepresidente o los 69 diputados de Podemos votarán 'no'.
Sin embargo, Sánchez fue muy cauto en sus palabras y no criticó ni a Mariano Rajoy ni a Pablo Iglesias, dos líderes antagónicos que sin embargo están unidos por una misma obsesión: evitar la investidura del socialista. No obstante, el secretario general del PSOE sabe que necesita del apoyo de alguno de ellos, en modo de abstención, para conseguir su propósito. Y apeló al sentido de Estado para pedir ayuda a sus rivales. "Hemos cedido todos para que ganen los españoles. Es un acuerdo que suma porque no excluye; suma porque nosotros cumplimos con el mandato de los ciudadanos, que nos han pedido que la única victoria que alcancemos sea un acuerdo. Es un acuerdo que suma porque la única victoria que hay es el acuerdo".
Rivera quiso concluir su intervención con una frase del expresidente Adolfo Suárez, con la que apelaba a la responsabilidad de todos los responsables políticos para ver lo que les une antes de lo que les separa. "Hagamos normal en las instituciones lo que la sociedad española ya pide en la calle". La última palabra la tienen ahora Podemos y Partido Popular, que son los que tienen que refrendar este acuerdo para que PSOE y Ciudadanos puedan llevar su acuerdo a algún puerto y no se quede en un simple papel mojado.
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