Podemos ya tiene en la recámara algunas balas que puede disparar, en forma de golpes de efecto, una vez que Pedro Sánchez se estrelle en las dos primeras votaciones para ser investido como presidente del Gobierno. Una de ellas es una posible abstención que permita finalmente que el líder del PSOE llegue a la Moncloa. Pero antes de que esa opción sea viable, Pablo Iglesias, Íñigo Errejón y el resto de portavoces de la formación emergente van a aprovechar para explotar las contradicciones en las que ha incurrido el aspirante socialista en su pacto con Ciudadanos.
Al menos desde la pasada semana era evidente que habría un acuerdo entre PSOE y Ciudadanos. Tan evidente como que Podemos, una vez se consumase la firma de dicho pacto, rompería las negociaciones y anunciaría su "no" a la investidura de Pedro Sánchez. Todo ha ocurrido según se esperaba. Como informaba EL ESPAÑOL días atrás, el partido de los círculos ha decidido copiar en el Congreso el mismo modelo que utilizó la CUP en el Parlament de Cataluña: dos negativas en primera instancia y una posterior negociación. Teniendo en cuenta que el PP también va a votar en contra en las dos primeras votaciones del Parlamento, que se celebran la próxima semana, la política española iniciará una nueva senda el 5 de marzo.
La prioridad es la coalición...
En Podemos tienen claro que será entonces, a partir del 6 de marzo y con un plazo máximo de dos meses, cuando realmente se dilucidará si hay un nuevo presidente del Gobierno o si se tienen que repetir las elecciones generales. En ese contexto, la prioridad del partido emergente es, según han anunciado Iglesias y Errejón, retomar las negociaciones con los socialistas para ahormar un "gobierno de coalición" que también contaría con la presencia y/o el apoyo de IU y Compromís.
Hasta ahora, el PSOE jamás ha aceptado esa idea de que haya un Ejecutivo con la presencia de Podemos y con Iglesias como vicepresidente. No parece sencillo que Sánchez y los suyos rectifiquen. Antes al contrario, parece que la relación puede deteriorarse más todavía entre los dos partidos de izquierda, teniendo en cuenta el tono de las últimas horas, con Antonio Hernando acusando a Podemos de "mentir" y con Iglesias llamando "deshonesto" al PSOE. Además, Sánchez ha insistido en que su acuerdo con Ciudadanos "no tiene fecha de caducidad".
Ahora mismo, la posibilidad de que Podemos convenza al PSOE para aliarse en un Gobierno parece una quimera. Quizás no lo parezca tanto una vez que Sánchez se estrelle dos veces. Los miembros del partido morado no van a parar de repetir que quieren una alianza y van a seguir expresándose con un tono conciliador y dialogante, hablando de "mano tendida" y de "oportunidad histórica para un gobierno de cambio". El objetivo de esta estrategia es que la opinión pública perciba que es el PSOE quien ha impedido la opción de que haya cambio.
...pero puede haber sorpresas
Por mucho que en estos momentos las posiciones parezcan tan alejadas, acaso irreconciliables, no se puede descartar que haya cambios. Sobre todo en el caso de Podemos. Y es que en la formación emergente son casi adictos a las sorpresas con las que marcar el paso al resto de partidos. "Siempre que nos sale mal una apuesta en principio, después redoblamos la apuesta", admite en privado uno de sus dirigentes. Iglesias y sus correligionarios pueden estirar hasta la saciedad un argumento para después, cuando nadie se lo espera, dar un golpe de timón que descoloque a sus rivales.
En el partido ya se plantea hacer esto con una abstención inesperada in extremis que permita a Sánchez gobernar incluso con el apoyo de Ciudadanos. Para la opinión pública, Podemos aparecería como la formación que ha posibilitado el cambio y es capaz de renunciar a entrar en el Ejecutivo. "Puede ser bueno perder una batalla pero después ir ganando muchas", afirman fuentes del partido en referencia a una hipotética legislatura con el PSOE gobernando en minoría y con una posición débil, con continuas derrotas en el Congreso que llevarían, más pronto que tarde, a una nueva convocatoria electoral.
Esa posibilidad de la abstención solo se baraja por ahora como uno de los posibles golpes de efecto que llevar a cabo después del 5 de marzo. Se trata de un período inédito en la historia de España y, por ello, pueden darse situaciones inéditas. Así, por ejemplo, este mismo miércoles Errejón no descartaba que el propio Iglesias se postulase ante Felipe VI como candidato a la investidura.
Debilitar a Sánchez
Entretanto, antes de las votaciones de investidura Pablo Iglesias y los suyos van a seguir erosionando, poco a poco pero sin descanso, al PSOE, en general, y a Sánchez, en particular, por su acuerdo con Ciudadanos. Las apelaciones a "la tercera reforma laboral encubierta", "el abaratamiento del despido" o "el acuerdo que hace las delicias del Ibex 35" van a ser constantes en el discurso de Podemos. Igualmente, van a recordar, tirando de hemeroteca, lo que Sánchez decía hasta hace poco sobre Ciudadanos, partido al que calificaba como "parte de las derechas".
Con estos ataques, Podemos intenta culpar a los socialistas de que no haya un gobierno de izquierdas, al igual que desde el PSOE presionan a Podemos para que no vote lo mismo que el PP. Ambos partidos piensan en su pelea por la hegemonía de la izquierda antes unas hipotéticas elecciones. Un juego teatral, en suma, que no ha parado desde el pasado 21 de diciembre.
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