Iñaki Urdangarin salió de España cuando arrancaron los primeros rumores de una investigación en su contra y lo hizo para llevarse 1,4 millones de dólares al año por su papel como responsable de Telefónica en Estados Unidos y América Latina. Su declaración de la renta en Washington, a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, revela que el yerno del rey Juan Carlos –sin formación conocida en el mercado de las telecomunicaciones- cobraba importantes beneficios tanto de la operadora en España como de sus filiales en EEUU, Brasil o México. Solo en Estados Unidos, el ex duque de Palma, que se enfrentará esta semana a su segunda ronda de declaraciones en el caso Nóos, cobraba 936.964 dólares al año. La suma se completaba con los 264.971 dólares recibidos como directivo en España, los 54.969 que le aportaba la filial de la empresa en Brasil y los 114.612 euros de Telefónica México.
Según la declaración fiscal de Urdangarin, presentada en 2011 por los asesores financieros de Price WaterHouse Cooper, el marido de la infanta Cristina -casado con ella en separación de bienes- cobró en un año 1.403.673 dólares y abonó 326.427 en impuestos. Eso supone un tipo impositivo del 23%, la mitad del estipulado en España para ese nivel de ingresos. En los cuatro años que el yerno del rey Juan Carlos estuvo contratado para la multinacional en EEUU (2009-2012), Urdangarin pudo ingresar 5,6 millones.
Ante el juez José Castro, instructor del caso Nóos, el marido de la Infanta Cristina aseguró que la cuantía abonada por Telefónica por sus servicios era de "350.000 euros al año". Sin embargo, los documentos a los que ha tenido acceso EL ESPAÑOL demuestran que la cantidad fue cuatro veces mayor. Y eso sin contar el pago de vivienda, seguridad, asistencia y colegio privado para todos los hijos de la pareja. La mansión en la que residía la pareja, en la prestigiosa zona de Chevy Chase, en el condado de Maryland, tiene un precio de mercado de 3,7 millones de euros.
Mentiras ante el juez
El anuncio de que Urdangarin y la infanta Cristina se marchaban a vivir a Washington llegó en agosto de 2009, cuando la multinacional española decidió nombrarle consejero y presidente de la Comisión de Asuntos Públicos de Telefónica en Latinoamérica y Estados Unidos. Dos años antes, en verano de 2007, estallaba la investigación que daría lugar al caso Nóos.
En aquellas fechas, la Fiscalía Anticorrupción comenzó a investigar un sobrecoste de 50 millones de euros en la construcción del polideportivo Palma Arena. Fue allí donde aparecieron los primeros indicios sobre la actividad ilegal de las fundaciones y empresas controladas por el duque de Palma. Cuando el juez Castro registró las oficinas del área de Deportes del Gobierno balear, encontró también varios convenios firmados por el ejecutivo de Jaume Matas y el Instituto Nóos.
Fuentes de la propia compañía enmarcan el fichaje de Urdangarin por Telefónica en la voluntad de la Casa Real de que el yerno del rey Juan Carlos tuviera un puesto fijo y dejara de realizar trabajos de intermediación para distintos empresarios nacionales ante las administraciones. Por eso y según esta versión, la multinacional española desplazó al matrimonio Urdangarin-Borbón fuera de España y utilizó la imagen del ex duque de Palma para hacer lobby y abrir puertas en EEUU y América Latina. Entre las escasas iniciativas que se recuerdan del ex duque de Palma para Telefónica está la de intentar cerrar sin éxito la oficina de la empresa en Nueva York. La medida fue frenada cuando el gurú tecnológico Nicholas Negroponte galardonó al presidente de la compañía, César Alierta, desde la fundación Americas Society.
Ingresos en plena investigación
En 2010, mientas el yerno del rey Juan Carlos cobraba cantidades millonarias por pertenecer a varios consejos de administración dentro del holding de capital español, el juez Castro decidió abrir de forma definitiva la pieza separada número 25 por apropiación indebida, malversación y fraude a la administración. Según la fecha de la documentación que obra en poder de EL ESPAÑOL, la declaración fiscal del ex duque de Palma –aunque afectaba al ejercicio 2010- se presentó ante las autoridades de EEUU una semana después de que el juez Castro citara a declarar como imputado por primera vez a Diego Torres.
A miles de kilómetros de Palma, Urdangarin escapaba a la presión mediática junto a su familia mientras amasaba una fortuna. No fue hasta diciembre de 2011 cuando se confirmó la imputación formal del marido de la infanta Cristina. Seis meses después y tras prestar declaración como imputado ante el juez Castro,Telefónica renovó de nuevo el contrato millonario que le unía a la firma. El mismo que sirvió con anterioridad para abonar el sueldo de su asistente personal, Julita Cuquerella, que pese a estar contratada por Telefónica trabajaba en la vivienda que el matrimonio compró en la el barrio barcelonés de Pedralbes.
Sin embargo, fue el propio Urdangarin quien poco después solicitó una excedencia para abandonar la empresa y volver a España tras ser instado a ello por la propia Telefónica. Según publicó el diario El Mundo, el contrato del ex duque de Palma incluía también un blindaje de 45 millones de euros si era despedido por cualquier causa.