Mariano Rajoy fue a Bruselas, participó en la cumbre de jefes de Gobierno de los 28 que aprobó una controvertida respuesta a la crisis de los refugiados que llegan a la Unión Europea y defendió el acuerdo logrado con Turquía. A la salida de la cumbre, la semana pasada, Rajoy explicaba que "las obligaciones de los estados no se han incrementado" y los compromisos de acogida "seguirán siendo voluntarios". "Todas las personas que entren de manera irregular a la Unión Europea desde Turquía serán devueltas a Turquía y Turquía las aceptará", explicaba con tranquilidad.
Después llegó la avalancha de críticas, de la ONU, de las ONG, de varios países y, lo que ha cambiado el tablero en el que Rajoy no ha aprendido a moverse con soltura: el nuevo equilibrio de fuerzas en el Congreso de los Diputados.
La nueva distribución de escaños ha hecho mella en el Gobierno, que ha mantenido actitudes contradictorias y caóticas sobre el mismo tema. Pero tanto el PSOE como Podemos y Ciudadanos rechazan la postura inicial de Rajoy. Finalmente, el Ejecutivo ha rectificado, aunque no está clara la postura que defenderá en el cónclave de este jueves y viernes, cuando debería acordarse una solución definitiva.
3.000 millones para Turquía
El acuerdo incluye ampliar en 3.000 millones la ayuda a Turquía y avances en sus negociaciones para entrar en la UE a cambio de que acoja a todo aquel inmigrante que llegue a las costas griegas, incluidos los sirios que huyen de la guerra y buscan asilo en la UE. Bruselas se compromete, a cambio, a acoger a un número equivalente de refugiados sirios para su reasentamiento en los 28 países miembros.
El ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, llegó a defender el acuerdo, criticado por muchos como una subcontratación del asilo y la política comunitaria, como una opción ineludible. Según él, el reto del asilo es una elección entre "Guatemala o Guatepeor" y no hay solución definitiva. Eso lo decía la semana pasada. Este lunes, su punto de vista era otro. "Esa propuesta nos pareció desde el primer momento, desde el punto de vista del Gobierno, inaceptable", dijo. Ahora, España quiere más garantías, como que no se expulsará de la UE a grupos de personas en masa.
La semana pasada, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, arremetía contra Pedro Sánchez por criticar el acuerdo. "No creo que el presidente (francés, François) Hollande, el primer ministro italiano o el griego, el señor (Alexis) Tsipras, hayan adoptado un acuerdo que sea ilegal o inmoral, o que sea un acuerdo de un partido conservador o popular".
El pacto de PSOE, Cs y Podemos surte efecto
Los tres principales partidos del Congreso tras el PP han rechazado casi desde el principio el acuerdo logrado. Sánchez ha llegado a decir que el pacto le "avergüenza". "Pido al presidente hoy en funciones que no apoye ese acuerdo en el Consejo Europeo" que se celebrará el 17 y 18 de marzo, ha dicho. "Que escuche la voz de la mayoría de fuerzas parlamentarias en el Congreso que le estamos diciendo "no", dijo el viernes.
Este lunes, el PSOE, Podemos y Ciudadanos han convenido exigir explicaciones a Rajoy y este martes le pedirán que vaya al Congreso a explicar la postura que defenderá en nombre de España. Se trata del primer acuerdo entre los tres partidos tras las elecciones del 20 de diciembre, una postura compartida que Sánchez soñaría para su investidura.
El PSOE quiere que Rajoy comparezca antes de ir a Bruselas, pero el Gobierno aduce que está en funciones y que, por lo tanto, la Cámara baja no puede ejercer funciones de control parlamentario.
"La Unión Europea nació con un espíritu integrador y ahora se están tomando decisiones totalmente contrarias sobre los refugiados", dijo este fin de semana Begoña Villacís, miembro de la Ejecutiva de Ciudadanos, que pidió que "Europa afronte el problema y no mire hacia otro lado porque esta decisión no es ni moral ni ética".
El 88% de los que salen de sus países hacia Europa lo hacen en estos momentos por huir de una guerra y son, por tanto, refugiados, y no "inmigrantes ilegales como de manera bochornosa" se les llama en el "pacto de la vergüenza" con Turquía, según Miguel Vila, diputado de Podemos, citado por EFE.