La tormenta perfecta que se formó con la fulminación de Sergio Pascual, el número tres, hizo que el detalle pasase prácticamente desapercibido. Pero Pablo Iglesias, con tono muy pausado y conciliador, lo dijo. "Le pediré [a Pedro Sánchez] que la relación que ha construido con Ciudadanos, que nosotros respetamos mucho, le sirva para convencer a Ciudadanos de que una abstención a una investidura de un Gobierno a la valenciana sería bueno para España y la fórmula más efectiva para que hubiera un verdadero Gobierno de cambio y de progreso".
Como diría la película de Woody Allen, Todos dicen 'I love you' y buscan a Rivera. En el caso de Iglesias, como un socio no sólo inevitable sino imprescindible para un "verdadero Gobierno de cambio y de progreso". Esa petición será hecha previsiblemente este miércoles, cuando Iglesias se verá con Sánchez. Será el momento en el que puede quedar más o menos claro el desenlace de las negociaciones de investidura que hasta ahora ha liderado el secretario general del PSOE. Pero pase lo que pase, Ciudadanos ha logrado acomodarse en el centro de todas las fórmulas para formar gobierno, presentes y posiblemente futuras.
Albert Rivera encara la vuelta de Semana Santa y las cinco semanas que quedan para lograr un acuerdo en una cómoda posición, impulsado por las encuestas que apuntan al ensanche de sus apoyos, con algún as en la manga si fracasan las opciones sobre la mesa y con la mosca detrás de la oreja por si Sánchez decide sustituirlo por Iglesias, algo hoy improbable.
Sánchez necesita a Ciudadanos
Los socialistas están muy satisfechos con el Pacto de El abrazo, suscrito por Sánchez y Rivera y solemnizado ante el cuadro de Juan Genovés en el Congreso de los Diputados. Es imposible encontrar a alguien en la Ejecutiva del PSOE en contra del acuerdo. Sánchez está satisfecho porque considera a Rivera un aliado fiable, que ha demostrado pragmatismo y responsabilidad. Si antes de las elecciones los dirigentes socialistas veían a Rivera como el aliado ideal, esa relación se ha convertido ahora en el único y principal logro de Sánchez, que ha conseguido sumar 40 escaños a los que ya tenía, además de el de la diputada de Coalición Canaria, Ana Oramas.
Inhabilitado por el Comité Federal socialista para buscar la abstención de ERC o Democracia y Libertad, la nueva marca de Convergencia Democrática, y descartado un pacto con el PP, la mudanza de Sánchez a La Moncloa pasa inevitablemente por Ciudadanos y Podemos, sea cual sea el peso de cada partido en el pacto.
Podemos e IU quieren a Ciudadanos
Las declaraciones de Iglesias son lo suficientemente elocuentes. Así opina también Alberto Garzón, portavoz de Izquierda Unida y una figura de peso en la izquierda a la izquierda del PSOE. "Con un acuerdo programático entre las cuatro fuerzas de izquierdas como eje se puede lograr la abstención de Ciudadanos. Lo que ha hecho el PSOE es lo contrario", lamentaba en una entrevista con EL ESPAÑOL.
La posición de Podemos e IU ha variado mucho desde el inicio de las negociaciones. Su fórmula preferida era la mesa "a cuatro" y ambos partidos han rechazado reunirse con Ciudadanos. Según ellos, son como el agua y el aceite, especialmente en política económica. La posición de Podemos ha sido infinitamente más dura que la de Garzón. Durante semanas, el partido de Iglesias se negó siquiera a sentarse con el PSOE por el mero hecho de que los socialistas estaban hablando también con Ciudadanos. Eso cambió unos días antes de que se rubricara el Pacto de El abrazo.
Después, Iglesias volvió a la carga contra Rivera en su durísimo discurso en el Congreso, que debatía la investidura de Sánchez. "Usted representa la peor de las tradiciones políticas españolas, la que no tiene más ideología que su cercanía con el poder. Usted, señor Rivera, hubiera sido líder del Komsomol en la Unión Soviética y jefe de escuadra en nuestra posguerra. Y hoy es usted el líder natural de lo que el presidente de un banco llamó el Podemos de derechas y no tanto porque sea usted de derechas sino porque usted es de los que mandan, señor Rivera. Señor Rivera, el político que no tiene más bandera que su cercanía con los poderosos puede terminar por convertirse en marioneta de los poderosos", dijo entonces. Hoy, consciente de que si Sánchez acepta sus exigencias, aún necesitará más apoyos (y no pueden ser los independentistas), Iglesias "respeta mucho" la relación contra la que antes arremetía.
El PP quiere que Ciudadanos le quiera
Antes de las elecciones, políticos y medios de comunicación efectuaban a diario una sencilla suma. Si el PP y Ciudadanos reunían los votos suficientes, gobernarían juntos. Sin más. En la Comunidad de Madrid, la fórmula se aplica con éxito, aunque después de un detallado acuerdo de investidura.
Tras el 20 de diciembre, PP y Ciudadanos no sumaron, Mariano Rajoy prefirió dar un paso al lado y Ciudadanos y PSOE se pusieron a negociar. Esa alianza entre Rivera y Sánchez ha hecho estragos en el PP, que considera que Ciudadanos bebe de un caladero electoral que corresponde a las filas conservadoras.
Tras las elecciones, Rajoy pidió un Gobierno con PP, PSOE y Ciudadanos: la gran coalición, pero además reforzada. En el PP se insistía en que el partido de Rivera no era necesario aritméticamente, pero lo incluyó como un marchamo de calidad, como el complemento perfecto para un gran pacto de fuerzas frente a la izquierda de Podemos.
El pacto con Sánchez y las duras críticas de Ciudadanos a Rajoy, más que al PP, han puesto a Génova a la defensiva, pero la admiración por Rivera es patente en muchos cuadros del partido en el Gobierno y ambas fuerzas se consideran complementarias y aliadas naturales.
Susana Díaz y el PP querrán a Ciudadanos
A nadie se le escapa que hay un alto porcentaje de posibilidades de que se repitan las elecciones el próximo 26 de junio. El acuerdo a tres que busca Sánchez se antoja muy complicado y el PSOE se niega, por el momento, a contar con el PP o a apoyar a los conservadores, como le gustaría a Rivera.
Sin embargo, Ciudadanos ha conseguido capitalizar de cara a la opinión pública las negociaciones de investidura que se han llevado a cabo. Los sondeos apuntan a que el pacto con el PSOE le ha venido mejor a Rivera que a Sánchez.
Con 40 escaños, Rivera se ha consolidado en el centro político, no sólo ideológicamente, pudiendo llegar a acuerdos a izquierda y derecha, sino desde el punto de vista del pragmatismo y el manejo institucional. En Andalucía, Susana Díaz gobierna gracias a su apoyo, como en Madrid Cristina Cifuentes.
Si se repiten las elecciones, tanto el PP como el PSOE mirarán a Ciudadanos como posible socio confiando en que la aritmética sea menos endiablada que en la actualidad. Sean quienes sean los candidatos de los dos principales partidos, ambas formaciones confían en que una mejora de sus posiciones y la suma con Rivera los catapulte a la Moncloa para cerrar este ciclo de zozobra institucional que de momento sigue impregnando la política española.
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