Las posturas ideológicas de Ciudadanos y Podemos están lejos. Pero ambos partidos siguen siendo necesarios en buena parte de las quinielas que hacen presidente a Pedro Sánchez.
A pocas horas de su reunión con Pablo Iglesias, el líder del PSOE ha dicho en la SER el martes por la mañana que está abierto a cualquier combinación para su hipotético gobierno: “No me cierro a que haya representantes de Podemos como no me cierro a que haya representantes de Ciudadanos”. Sánchez ha insistido en que aspira a que Iglesias apoye de algún modo su investidura. Desde Podemos siguen sin ofrecer su abstención a una investidura de Sánchez con el apoyo a Rivera.
Ignacio Fernández Toxo, líder del sindicato Comisiones Obreras ha pedido también a Iglesias que en "un esfuerzo de generosidad y entendimiento" se acerque “un paso más” a PSOE y Ciudadanos. El objetivo debería ser, según Toxo, un gobierno de cambio.
Es previsible que la presión sobre los partidos con opciones a formar gobierno crezca conforme se acerque el fin del plazo, el 2 de mayo. La presión no vendrá solo del exterior, también desde dentro de los partidos. Las encuestas serán un factor clave: “Ciudadanos se enfrenta a un nivel de incertidumbre grande si hay nuevas elecciones”, dice el investigador de la Universidad de Ginebra Jorge Galindo. “Podemos sabe que van a tener igualmente que pactar en la segunda ronda, así que por qué no pactar ya antes de unas nuevas elecciones”.
Las presuntas líneas rojas
Si ambos partidos prevén que su situación sea peor en una nueva campaña electoral, hay aún margen para acuerdos. La mayor dificultad para Ciudadanos con Podemos es la territorial. Un referéndum en Cataluña y la vía que puede abrir para otras comunidades es una línea roja para el partido de Rivera: “Uno no tiene que pactar sobre todo: pueden no pactar sobre ciertas cosas o anunciar que ya se negociarán”, dice Galindo.
Podemos en cambio tendría dificultad para acatar algunas medidas económicas y laborales de Ciudadanos. De nuevo la solución es buscar solo los puntos en común: “Por ejemplo se pueden obviar las formas de contratación mientras sí que se hable de renta mínima más complemento salarial y políticas activas de empleo”.
Sería un pacto con alfileres y es por tanto más probable que fuera solo de investidura. Podemos prefiere un pacto a la valenciana, que requeriría la abstención de nacionalistas catalanes, algo que Sánchez rechaza. Sánchez en cambio cree que los españoles han pedido un gobierno de partidos opuestos que se entiendan. Ciudadanos espera dar con un gobierno que emprenda la tan ansiada regeneración del país. El partido de Rivera tiene más complicado exigir porque no le vale solo la abstención de Podemos: si el PP y los nacionalistas se unen podrían bloquear la investidura.
Ante tal distancia, un pacto de investidura es más sencillo que uno de gobierno. Si fuera así, un modo para Ciudadanos y Podemos de evitar apoyarse mutuamente es que ambos invistieran -o permitieran- un gobierno monocolor del PSOE. “Es solo un poco más probable”, dice Galindo. “La distancia entre los otros dos partidos es muy grande, así que lo más probable es un pacto para evitar elecciones”.