Acostumbrado a cambiar de máscara política en las últimas semanas, Pablo Iglesias vistió este miércoles el traje de estadista. Con un mensaje conciliador y un tono amable, insistió una y otra vez en que va a "dejarse la piel" para conseguir la formación de un gobierno de coalición y de izquierdas con el PSOE. En uno de sus audaces golpes de efecto para descolocar a sus oponentes políticos, renunciaba a ocupar la vicepresidencia de ese ejecutivo (que él mismo se atribuyó a mediados de enero) y repetía machaconamente que es tiempo para que unos y otros acepten "ceder" en sus pretensiones.
El secretario general de Podemos sorprendió una vez más con una propuesta inesperada, la de su renuncia a estar en el Gobierno de cambio. Sin embargo, este talante generoso del líder de Podemos escondía un cambio relevante en clave interna. Y es que, parajódicamente, Iglesias aprovechaba su esperada comparecencia de este miércoles tras la reunión con Pedro Sánchez para asestar otro golpe de autoridad. A partir de ahora, él será el encargado de pilotar el equipo negociador que dialogaba con el resto de partidos políticos y, en especial, con el PSOE. Hasta ahora, se ocupaba de comandar esas labores su número dos, Íñigo Errejón.
Se modera sin el más moderado
En otras palabras, Iglesias adoptaba una estrategia política más moderada y pragmática, cercana a las tesis de la corriente errejonista, al mismo tiempo que desplazaba al propio Errejón, que pasa por ser el más moderado en la cúpula del partido morado. Tampoco es que haya fulminado a su número dos, que sí seguirá formando parte del equipo de negociadores de Podemos para las siguientes reuniones con unos y otros partidos. Pero resulta sintomático que Iglesias sustituya a Errejón en unas funciones de tanta importancia política; y es llamativo que lo haga ahora, cuando la relación entre ambos pasa por sus peores momentos.
Esta decisión anunciada por Iglesias en la comparecencia, así como la ausencia en la misma del propio Errejón, han servido para avivar la sensación de ruptura entre ambos dirigentes de Podemos. De hecho, al secretario general del partido de los círculos le preguntaron por este asunto. Y su respuesta fue que "cuento con todos los miembros del equipo negociador que han hecho un trabajo magnífico". Es decir, cuenta con su número dos, pero le relega de sus funciones de capitanear las negociaciones. Al mismo tiempo, justo es decirlo, Iglesias deslizó tres nombres que podrían ocupar su lugar como vicepresidentes de un hipotético gobierno de coalición y entre ellos incluyó a Errejón. "Íñigo Errejón, Pablo Echenique o Carolina Bescansa serían magníficos vicepresidentes", afirmaba.
Eso sí, aunque no haya acudido a la comparecencia del Congreso para flanquear a su líder, el propio secretario político de Podemos publicaba un mensaje en su cuenta de Twitter donde mostraba su apoyo a esta nueva estrategia de Podemos.
Así las cosas, en las probables negociaciones que se iniciarán ahora entre PSOE y Podemos será Iglesias quien lleve la voz cantante. Y tendrá sentados a su lado a otros dos pablistas como Irene Montero y Rafa Mayoral, que también están alejados de las posturas más pragmáticas de los errejonistas. Queda desplazado un Errejón que está mucho mejor visto en las filas socialistas y que mantiene un contacto habitual con el portavoz socialista, Antonio Hernando, que precisamente lidera al equipo de negociadores del PSOE. No parece que la sintonía entre Hernando e Iglesias sea la mejor posible. Pero parece ser que se abre un tiempo político para las cesiones. Habrá que ver, por tanto, cómo evolucionan estas relaciones entre negociadores.
Un Consejo Ciudadano decisivo
La clave interna de los negociadores de Podemos se enmarca en un contexto muy difícil para el partido de los círculos. Tras una crisis sin precedentes entre familias desatada hace quince días y después de una batalla que se ha llevado por delante a Sergio Pascual, mano derecha de Errejón, este próximo sábado se celebra un Consejo Ciudadano estatal decisivo para el futuro de la formación morada.
El principal punto del orden del día en el cónclave de Podemos es la votación para refrendar o rechazar el nombramiento de Pablo Echenique, como número tres del partido. Está previsto, como ha contado EL ESPAÑOL, que la dirección apruebe esta propuesta de Iglesias, sí, pero también se escucharán voces discordantes con el fondo y, sobre todo, con las formas que ha empleado el líder del partido para solventar esta crisis.