Pablo Iglesias habló primero, pero Pedro Sánchez tuvo la última palabra. En el Congreso de los Diputados, ser el primero en comparecer ante la prensa tiene sus ventajas. Obliga a a los siguientes a responder, muchas veces a ir a remolque de un titular que ya ha triunfado en los demás medios de comunicación. Así ocurrió este martes, cuando el líder de Podemos marcó la jornada informativa con un pronunciado viraje en las formas.
Llegó paseando plácidamente con Pedro Sánchez a la reunión que mantuvieron en el Congreso de los Diputados, como si los fotógrafos no se agolpasen por decenas en medio de una gran expectación. Iglesias le regaló un libro. Le dedicó una carita sonriente en las redes sociales.
Comenzó su intervención relatando sus conversaciones sobre baloncesto o cine. "Puedo constatar una voluntad mutua para continuar el diálogo", dijo del líder del PSOE. Y después se dedicó a fondo a repetir el mensaje que quería que llegase a todo el mundo. "Si el problema es mi presencia en ese Gobierno, yo renuncio a estar en ese Gobierno".
Sin vicepresidencia
Iglesias renunció a lo que había exigido hace más de dos meses: ser vicepresidente de Sánchez. Aceptó además reunirse con Ciudadanos si eso desemboca en una coalición de izquierdas. "Creo que ya no hay excusas. Estamos demostrando que sabemos ceder", dijo. "Le toca ceder un poco al PSOE y tratar de explorar la vía de 161", imploró en referencia a la suma de PSOE, Podemos (con sus confluencias catalana y gallega), Compromís e Izquierda Unida.
Pero ni Iglesias cedió en su exigencia de que el Gobierno sea de coalición, ni en que Podemos sea el socio prioritario, ni que su partido ocupe la vicepresidencia. Citó incluso a Pablo Echenique, Íñigo Errejón y Carolina Bescansa (en ese orden) como candidatos idóneos para el cargo.
A continuación aterrizó en la sala de prensa Pedro Sánchez. Había menos personas, la conexión wifi del Congreso habilitada para los periodistas ya no se colapsaba, aunque la estancia estaba llena. Iglesias había conseguido ya su titular, pero el secretario general del PSOE neutralizó su vigencia con un par de frases.
"Todo acuerdo tiene que contar con el "sí" de Ciudadanos", dijo Sánchez, que advirtió sin dudar que "todo acuerdo que se vaya a construir tiene que respetar" el documento con Ciudadanos, "mucho más ambicioso" que el que dio lugar al pacto a la valenciana (PSOE, Compromís y Podemos) que Iglesias toma como modelo. Sánchez no va a romper su alianza con Ciudadanos. "El PSOE es coherente. Soy una persona de palabra", según él.
Ahí se acabó, si ambos cumplen su palabra, la expectativa de un Gobierno netamente de izquierdas, que suma 161 diputados. Iglesias cree que sería más fácil llegar a acuerdos desde esa cifra que desde los 131 apoyos que logró el Pacto de El abrazo, llamado así por el cuadro de Juan Genovés ante el que se solemnizó. Pero Sánchez no va a cambiar a Ciudadanos por Podemos. Si alguien se abstiene, tendrá que ser Iglesias y no Rivera, según él.
Si la gran cesión de Iglesias es renunciar a la vicepresidencia, Sánchez no quedó muy impresionado. "Él se propuso solo y él se excluye solo. Si alguien se excluye solo, es su responsabilidad", dijo.
Las cuatro cesiones de Iglesias
Por la tarde, Noticias Cuatro desveló que había más concesiones de Podemos que Iglesias no explicó en la rueda de prensa.
Se trata de cuatro puntos clave bajo un epígrafe recuadrado como "Cesiones que he trasladado" que Iglesias anotó en el cuaderno con el que acudió a atender a los medios y que Cuatro captó con su cámara. Son la reducción del déficit a un ritmo mayor del que Podemos lleva en su programa, una reforma fiscal menos redistributiva, incrementar el gasto público en 60.000 millones en vez de en 90.000 y derogar la reforma laboral del PP, pero no la del Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero.
Después de las ruedas de prensa de Iglesias y Sánchez, Ciudadanos acababa con toda expectativa. El encargado de arrojar el jarro de agua fría fue José Manuel Villegas, líder del equipo negociador de Albert Rivera. "No apoyaremos un Gobierno con Podemos", dijo, "ni por activa ni por pasiva". Es decir, ni votando a favor ni absteniéndose. Si a Sánchez sólo le vale su sí, la única salida es que Iglesias se abstenga y se quede previsiblemente fuera del gabinete en el que tanto ansía estar.
Eso sí, si Podemos se abstiene sin extraer grandes concesiones del PSOE y de Ciudadanos, Rivera estará encantado. "Si Podemos está dispuesto por sus crisis internas o el miedo a nuevas elecciones a sentarse en una mesa y permitir un gobierno de PSOE y Ciudadanos basado en el programa con su abstención, estaremos encantados", aseguró.
C's no espera gran cosa
Fuentes de Ciudadanos aseguraron a EL ESPAÑOL que no esperan gran cosa de la mesa a tres que ahora aceptan los partidos. "Nos sentamos hasta con el diablo", reconocen, "pero no para cualquier cosa". "Y si Sánchez está dispuesto a ponernos los cuernos con los populistas y los independentistas [ERC y Democracia y Libertad], no pasa nada. Son gente a la que no recurriríamos en ningún caso. Nos iremos a la oposición y listo", explican. Sin embargo, no creen que sea necesario. Sánchez no les ha dado ningún motivo que les haga pensar que va a romper el pacto con ellos.
Sánchez no cede. El PP no existe en la ecuación por su insistencia en que Mariano Rajoy siga como presidente. Podemos, aunque sea en las formas, ha cedido ya. Si cede en algo más hasta permitir un Gobierno de Sánchez, está por ver. Para el PSOE sólo hace falta una cosa: tiempo.
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