Las siete cajas de ahorro que se fusionaron para crear Bankia ocultaron pérdidas por valor de 7.619 millones de euros un año antes de que la entidad saliera a Bolsa. Esa es la conclusión del informe que los peritos del Banco de España han presentado ante el Juzgado de Instrucción número 4 de la Audiencia Nacional, en la causa abierta por la fusión y salida a Bolsa de Bankia. El escrito dictamina que las entidades financieras ocultaron sus abultadas pérdidas en 2010 maquillando sus cuentas de resultados.
Según los peritos del Banco de España, "las siete cajas integrantes del SIP (Sistema Integral de Protección) -Caja Madrid, Bancaja, Caja de Canarias, Caixa Laietana, Caja de La Rioja, Caja Ávila y Caja Segovia- evidenciaban al cierre de 2010 serios problemas financieros y patrimoniales". Como consecuencia de ello, "se evidenciaron pérdidas por deterioro en sus carteras por un importe neto de 7.619 millones de euros", insisten los peritos en un informe incorporado en la causa iniciada tras una querella presentada por la plataforma 15MpaRato.
Sin embargo y según los expertos del Banco de España, "ninguna de ellas registró en su cuenta de resultados individual del ejercicio 2010 la pérdida como exige el artículo 38 del Código de Comercio, sino que se cargaron contra las reservas de las cajas [...] lo que evitó que mostraran pérdidas en el ejercicio 2010". Es decir, que entidades como Caja Madrid y Bancaja recurrieron a su fondo de resistencia para ocultar sus pérdidas reales de ese año.
Sobresueldos para directivos
La cifra, por poner un ejemplo, es similar al recorte que Bruselas solicita a España en su gasto público. En el caso de Bankia, a juicio de los peritos del Banco de España, la consecuencia de este maquillaje fue catastrófica: "El efecto de este cargo a reservas consumió, en conjunto, la mitad del patrimonio de las siete cajas", cifrado en algo más de 15.000 millones de euros en diciembre de 2009, y de manera especial el de Bancaja (que se dejó un 73% de su patrimonio) y Caja Madrid (un 42%).
En aquellas fechas, las entidades financieras alegaron que este método contable reflejaba más la "imagen fiel" de sus cuentas. "Lo cual no es cierto", mantienen los peritos. "Parece más creíble pensar que la intencionalidad era generar unos beneficios contables en 2010 evitando que las cajas entraran en pérdidas y continuaran pagando bonus a los ejecutivos e incluso dotaciones de obra social, como si nada hubiese ocurrido".