En junio de 2012, El Confidencial desveló que Juan Carlos I había recibido dos Ferrari FF del jeque de Dubai, Mohammed bin Rashid al-Maktoum. La noticia cayó como una bomba en una Zarzuela asediada: hacía apenas dos meses de la caída en Botsuana, el rey estaba físicamente débil y moralmente noqueado por los escándalos de Corinna zu Sayn-Wittgenstein (CSW) y del caso Nóos. Los españoles se distanciaron aún más de una monarquía que identificaban con la jet set mundial y alejada de los problemas diarios del país.
Cuatro meses más tarde, en octubre, Cayo Lara (IU) recibió en el Parlamento confirmación de la pregunta que había formulado a la Casa del Rey: los dos coches- uno gris y otro negro- eran el regalo del ruler de Dubai al rey de España en agradecimiento a la presencia de Juan Carlos I en noviembre de 2011 en la recién estrenada Fórmula Uno de Abu Dabi (la capital federal de Emiratos Árabes Unidos, del que el jeque Mohammed es viceprimer ministro). El rey había acudido a Abu Dabi en compañía de CSW, pero los automóviles eran uno para él y otro para su hijo Felipe, entonces Príncipe de Asturias.
Este jueves, cuatro años casi cuatro años más tarde, Felipe VI ha querido demostrar con hechos el final de una época. Por primera vez desde 1975, la Casa del Rey ha hecho pública la lista de regalos institucionales que a lo largo de 2015 ha recibido la actual Familia Real (los reyes Felipe y Letizia; los reyes eméritos y las pequeñas princesa de Asturias e infanta Sofía). Se trata de 326 objetos modestos, desde placas hasta pisapapeles pasando por corbatas y pañuelos.
Sentido común
Son poco fastuosos porque los servicios de protocolo de la Casa del Rey se encargan de alertar a las personas que tienen que interactuar profesionalmente con los royals españoles en audiencias, viajes al extranjero o visitas de cortesía de las nuevas reglas que imperan desde el verano de 2014: ningún miembro de la Familia Real podrá aceptar un regalo que superen “los usos habituales, sociales o de cortesía”.
Tampoco “favores o servicios en condiciones ventajosas que puedan condicionar el desarrollo de sus funciones”, según lo establecido en la página web de Casa Real.
Los Ferrari de la discordia fueron enviados por Felipe VI en el otoño de 2014 a Patrimonio Nacional, que a su vez los pasó a Hacienda para que se subastaran. El pasado noviembre, la subasta (más de 700.000 euros) quedó desierta. De esos Ferrari se ha pasado en Zarzuela al extremo opuesto: lo más glamouroso que haya en esa larga lista sea probablemente la colección completa en Blu-Ray de las cuatro temporadas de la serie “Juego de Tronos” que Pablo Iglesias entregó a Felipe VI el pasado 14 de abril en el Parlamento Europeo.
Como el resto de los regalos, los DVD serán ahora estudiados por una comisión formada por funcionarios de Patrimonio Nacional y de La Zarzuela. Esta determinará su “uso y afectación” en función de su “valor histórico, artístico o científico”. Así, la serie regalo del político emergente podría quedar expuesta en una vitrina del Palacio Real o pasar a formar parte de la colección privada de Felipe VI (fuentes oficiales no confirman si el rey ha visto primero la serie o la ha devuelto sin abrir).
Incremento del 1%
También este jueves La Zarzuela ha cumplido con la costumbre iniciada en 2011 de informar sobre los salarios de los miembros de la Casa. Este año, Felipe VI ha aplicado a su familia y al personal de la Casa un incremento del 1% en sus sueldos, igual que el resto de los funcionarios de España.
Así, de los 7.775.040 millones de euros que el Estado ha asignado a la monarquía, Felipe VI cobrará 236.544 euros brutos. Su padre, Juan Carlos I, percibirá 189.228 euros anuales a pesar de la falta de actividad institucional que desarrolla: este año sólo ha asistido en enero a la toma de posesión del presidente de Guatemala. El pasado domingo de Resurrección no participó en la misa tradicional en la catedral en Palma de Mallorca. Sólo asistieron los reyes, sus hijas y la reina emérita, que este año percibirá 106.452 euros por su trabajo.
Doña Letizia cobrará este año 130.092 euros. La reina consorte ha recibido 80 regalos institucionales entre bolsos, pendientes, pañuelos o una gorra de la Universidad de Goergetown (EEUU). Juntos, los reyes recibieron 57 regalos, entre ellos una alfombra de Túnez o un décimo de lotería de la agrupación deportiva Ribadedeva.
Felipe VI encabeza la lista de obsequios con 151, mientras que su padre es el que menos recibió: sólo 9, de los cuales sólo 4 corresponden a su actividad institucional (una visita al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en la que se le entregó un marco de plata y madera y dos libros, uno por la presentación de la Cátedra de América Latina de la Universidad Pontificia de Comillas y otro por la toma de posesión del presidente argentino, Mauricio Macri).
Los otros 5 fueron enviados postalmente a La Zarzuela: un portarretrato con fotografía dedicada del jeque Abdulá bin Zayed al-Nahyan (Emiratos Árabes Unidos); dos monedas (nacimiento de Santa Teresa y IV Centenario de Don Quijote); un plato de porcelana del embajador ruso y unos gemelos y un llavero de la embajadora del sultanato de Omán.
Un regalo conjunto para los eméritos
Además de los DVD de Pablo Iglesias, destaca por su valor emocional el libro “The Lost Boy”, el relato de un niño que huye de los abusos de su madre alcohólica en distintas instituciones. Se lo regaló al rey en Etiopía el primer ministro sueco Stefan Lovnen en el marco de la cumbre de la Unión Africana.
La reina Sofía recibió 12 regalos, mientras que sus nietas Leonor y Sofía obtuvieron 16. Los reyes eméritos, cuyas vidas se han separado aún más desde la abdicación de Juan Carlos I en junio de 2014, sólo recibieron un regalo conjunto: lo envió la Real Casa de la Moneda y son dos estuches con las primeras monedas del reinado de Felipe VI.
Con esta información anual sobre regalos, la monarquía española se acerca a otras más abiertas, como la británica. La corte de Saint James informa anualmente de los obsequios que reciben los Windsor, desde latas de atún hasta cajas de mango. Entrega la lista a la prensa pero no la cuelga en su página web. Eso sí, entre los británicos aflora la sombra de la sospecha cuando la duquesa de Cornualles exhibe un espléndido collar de rubíes y diamantes. ¿Fue un regalo del fallecido rey de Abdulá de Arabia Saudí?
Porque las normas de transparencia que rigen a las principales monarquías de Europa se implementan, sobre todo, fuera del ojo público: son los reyes en privado los que tienen que negarse en última instancia a recibir relojes, pulseras, pendientes o collares, los obsequios favoritos entre las fastuosas cortes de la Península Arábiga. Lo demás, las placas, los pisapapeles y los Juegos de Tronos aparecerán religiosamente cada año en una lista que ya se puede consultar en la web de la Casa Real.