Más de tres millones de estudiantes de instituto, formación profesional y universidad estaban llamados a “vaciar las aulas y salir a la calle” a partir de este miércoles para pedir la derogación de la Lomce y el ‘decreto 3+2’. Pero la que puede ser la última gran protesta antes de que en septiembre termine de implantarse en todos los niveles la ‘ley Wert’, apenas fue secundada y la participación no alcanzó los datos de movilizaciones anteriores.
El Sindicato de Estudiantes, organizador de la huelga en solitario, la tildó ayer de “éxito rotundo”, pero la fotografía que se desprendía de numerosos centros escolares distaba mucho de la visión de los convocantes.
Estas son las cinco razones por las que los estudiantes se han “cansado” de luchar contra la Lomce y que ayer propiciaron el fracaso de la huelga.
1. La marea verde, completamente atomizada
Cuando durante la pasada legislatura el Gobierno de Mariano Rajoy comenzó a tramitar la Ley para la mejora de la calidad educativa (Lomce), séptima ley de este ámbito en lo que llevamos de democracia, las distintas asociaciones y sindicatos de estudiantes, profesores y familiares comenzaron a organizarse bajo unas camisetas verdes que inundaban las calles de las grandes capitales cada vez que anunciaban una protesta.
Con el lema “Escuela pública de todos para todos”, la marea recogía reclamas de lo más variadas bajo el paraguas verde: desde la petición de reducción de los ratios en las clases de educación infantil hasta la denuncia del descenso de la oferta pública de empleo docente, pasando por su oposición a los recortes.
En este escenario, el 22 de mayo de 2012 hicieron su primera gran demostración de músculo. Después de que Educación anunciase un ajuste presupuestario de 3.000 millones, todos los sindicatos del sector (ANPE, CCOO, CSIF, UGT y STEs) organizaron una huelga general que por primera vez en la historia estuvieron llamados todos los niveles educativos y centros del Estado.
Pero fue después de que el Congreso, gracias a la mayoría absoluta del Partido Popular, aprobase la Lomce cuando la madeja de colectivos llegó al clímax. La semana del 24 de octubre de 2013, sindicatos de docentes, asociaciones y asambleas estudiantiles y grupos de padres -tanto de educación privada como concertada- organizaron parones y movilizaciones que fueron un éxito de convocatoria.
Poco, o nada, de esto último se visibilizó ayer en la huelga convocada para derogar la ley. Era la segunda del curso, después de una irrelevante en marzo, y a ella, organizada por el Sindicato de Estudiantes no se sumaron ni profesores ni padres. Pese a tener más de 20.000 afiliados y ser la huelga número 22 que organizaban, numerosas aulas se mostraron ajenas a la movilización. El Gobierno la tachó de “muy limitada”, mientras que la organización la calificaba como “éxito absoluto”.
2. Decepción con el PSOE: “Paralizar no es derogar”
Ante el rodillo ‘popular’ exhibido votación tras votación en el Parlamento durante la legislación de la norma, el PSOE abanderó la idea de la derogación de la Lomce en cuanto llegase a la Moncloa.
Así lo repitieron por activa y por pasiva los socialistas que llegaron a firmar un documento con demás fuerzas políticas con el que se comprometían a derogar la ‘ley Wert’ si llegaban al poder.
Por ello, dicen sentirse “traicionados” por Pedro Sánchez después de que este acordase con el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, en el llamado Pacto del abrazo que la Lomce sería “paralizada”. No derogada.
“No podemos esperar ningún minuto más, tiene que ser derogada ya por el daño que está haciendo. Independientemente del Gobierno, debe ser sustituida de manera urgente”, reconocía ayer a EL ESPAÑOL la secretaria general del sindicato de Estudiantes, Ana García.
No obstante, la propuesta socialista a la que nos referimos no deja de ser pura escenificación. Pese a que salió adelante gracias al respaldo de Podemos, ERC, PNV, DiL y el grupo Mixto, no hay tiempo material para su paralización si Sánchez no consigue formar Gobierno.
El 2 de mayo, cuando se disolverán las Cortes si nadie es investido presidente, está a la vuelta de la esquina y la tramitación de la paralización aún se encuentra en comisión.
3. “¡Pero si no hay Gobierno!, ¿a quién le pedimos que la derogue?"
Desde 2011 hasta su dimisión, el blanco de todos los dardos de la comunidad educativa fue el ex responsable de Educación Wert. Ahora, con un desonocido Méndez de Vigo al frente de un Ministerio en funciones y con un pacto de Gobierno en el aire, ayer las protestas se encontraban ‘huérfanas’ de objetivo.
Desde el Sindicato no se atrevieron a verbalizar su descontento patente con Pedro Sánchez por lo que consideran una traición y pedían al aire que “sea el Gobierno que sea” se sustituya la ley educativa.
A diferencia de convocatorias anteriores con más éxito y pese a que partidos como Podemos, En Marea y En Comú habían mostrado su apoyo a la huelga, este martes no sólo no aparecieron representantes políticos de primera fila en las movilizaciones, sino que a través de las redes sociales tampoco hicieron gran muestra de hacerse ver para apoyar la causa.
4. Las reválidas se celebrarán en mayo
Uno de los puntos más polémicos de la Lomce pasa por las pruebas externas que deberán realizar los alumnos a final de cada etapa educativa. La de 6º de primaria no será vinculante para pasar de curso, pero las de final de la ESO y Bachillerato, sí. Es decir, los alumnos deberán aprobar estas dos últimas si desean seguir estudiando.
Desde que el ex ministro de Educación, José Ignacio Wert, presentó su norma, estudiantes, profesores y algunas comunidades autónomas se opusieron a este punto. De hecho, el conflicto sigue patente a través de distintos recursos en el Supremo entre las regiones y el Ejecutivo central a menos de un mes de celebrarse la primera de las reválidas a los alumnos de 12 años.
El titular de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, ha asegurado que “la Lomce se va a cumplir” y “en mayo va a haber evaluaciones de 6º de primaria”, pese a que el País Vasco, Canarias, Cataluña y Navarra ya han anunciado que no las realizarán porque el Estado invade sus competencias.
En el caso, como todo apunta, de que esta reválida se lleve a cabo en una semanas, sin duda, será vendida como un éxito del Ministerio frente a varios años de protestas contra ellas.
5. El ‘decreto 3+2’ llega en septiembre
El próximo curso más de diez universidades se acogerán al llamado ‘decreto 3+2’ y es que a partir de entonces las universidades tendrán la libertad de escoger la duración de las carreras que imparten.
Si en este curso todos los grados universitarios son de cuatro años más uno de máster (4+1), el decreto de la discordia permite tres años de grado más dos de máster (3+2). En este último caso, la matrícula subiría considerablemente de precio porque los precios de los máster en España son más caros que los de los grados.
“No hay nada que hacer contra la Lomce, tendremos que pagar dos años de máster para estar cualificados”, reconocía resignado ayer a este periódico un estudiante de la Universidad Carlos III de Madrid.
Sin duda, es otro punto que los estudiantes cuestionados dan por perdido. Sin embargo, el sindicato de Estudiantes asegura “seguir en la lucha” para que este aspecto sea eliminado “de manera urgente” porque “sólo traerá más desigualdad”.
El secretario general de Universidades, Jorge Sáinz, anunció ayer que Educación “no ve mal” la propuesta de equiparar el precio de los grados y de los másteres: “Ésta es una propuesta que sí está bastante consensuada con las administraciones, rectores y estudiantes.