No había ni comenzado la manifestación en Madrid para exigir la derogación de la Lomce convocada por estudiantes cuando estos ya estaban divididos en dos. La fractura total de la marea verde, que durante la pasada legislatura salió a la calle para pedir una “Educación pública de calidad”, ha quedado hoy patente después de que dos de los sindicatos de Estudiantes mayoritarios hayan marchado por el centro de Madrid divididos por una decena de furgones policiales y una treintena de agentes.
Las reclamas iniciales con las que acudían a una concentración, que suponía el final de dos días de paro en las aulas -secundada por una cantidad de estudiantes mucho menor que en anteriores ocasiones-, parecían claras sobre la teoría: derogación de la Ley educativa vigente, la séptima de la democracia, y el ‘decreto 3+2’, que acorta el periodo de los grados y amplía el de los másteres. Pero sobre el asfalto ha sido distinto.
No más de dos mil personas, pese a que el Sindicato de estudiantes ha hablado de 20.000, han marchado desde la rotonda de Atocha hasta la Plaza de Sol, epicentro del movimiento indignado, entre cánticos de lo más variado: desde “no más Lomce” hasta “Rivera el que no bote”, pasando por “no bebas Coca-Cola”. Todo, divididos en dos, por lo que el mensaje al unísono entonado en otras ocasiones ha sido nulo.
“Apoyamos la manifestación pero no la organización del sindicato de Estudiantes, que no está al pie de los institutos y universidades como nosotros”, ha explicado el Frente de Estudiantes, a la cola de la protesta. Esta organización, de nueva creación, protagonizó la primera huelga del año, también la primera contra el actual ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, pero no tuvo ninguna repercusión.
Su enfado contra los organizadores de los dos días de huelga ha ido más allá una vez disuelta la protesta en Sol. Cuando los alumnos de institutos, formación profesional y universidad que han acudido a la marcha, el Frente ha continuado en la plaza gritando “sindicato de estudiantes, sindicato de farsantes”.
Pese a esta fractura, la secretaria general del Sindicato de Estudiantes ha valorado la manifestación como “un éxito total”, y en declaraciones a EL ESPAÑOL ha asegurado que seguirán “en la lucha” para demandar la “urgente” derogación de la Lomce “hasta el último minuto”.
Saben que se la juegan a contrarreloj y estos parones podrían ser los últimos antes de que en septiembre termine por entrar en vigor la ley a todos los niveles. “La vamos a parar”, insiste.
Antes de septiembre tienen otra prueba de fuego. La reválida de sexto de primaria que se celebrará en menos de un mes. Una prueba de conocimientos para los alumnos de 12 años, que aunque no tendrá carácter vinculante para pasar -o no- de curso, consideran “injusta” y que pueda dar lugar a “comparaciones entre colegios a través de los ránkings”.