José María García (Madrid, 1943) está recorriendo España de cabo a rabo, llenando auditorios, así en Madrid como en Barcelona, en Gijón como en Granada. Este lunes toca Valencia. Después vendrán Valladolid, Palma de Mallorca, Sevilla, Málaga, Bilbao... En cada ciudad se lo rifan los medios de comunicación. La gente lo para por la calle. Es su particular gira triunfal catorce años después de haber dejado la radio, otro mes de abril de un ya lejano 2002.
García nunca se fue, pero ha vuelto con ímpetu al hilo de la publicación de su biografía, Buenas noches y saludos cordiales (Córner, 2016), perpetrada por quien esto suscribe. El libro va por la sexta edición, mes y medio después de haberse asomado a las librerías. El periodista, que viaja de sport con el traje en la maleta y un habano en la mano, mantiene la lengua perfectamente afilada. Ya ha dicho que si se pone de nuevo ante el micrófono será para hacer información general. El deporte pertenece al pasado. Le tomamos la palabra.
La política anda agitada. José Manuel Soria no ha durado ni una semana desde que salió su nombre vinculado a un paraíso fiscal.
No sé si Soria ha cometido alguna irregularidad, lo que sí sé es que un tipo que se expresa y actúa con su torpeza, no es que no pueda ser ministro, es que no puede ser botones del Ministerio.
¿Cree que este caso tendrá incidencia en las elecciones, si es que las acaba habiendo en junio?
Si no la tuviera sería mejor emigrar a otro país. Los ciudadanos tienen que responder en las urnas a las agresiones y a las tomaduras de pelo. Si no, es que tenemos lo que nos merecemos. También es verdad que el PP monta ahora un circo y le crecen los enanos. Pero eso tiene mucho que ver con el dedo bobalicón que designó a Rajoy para un puesto que no le correspondía y que tampoco merecía. Tiene una cosa buena: por donde pasa, no mancha. Pero tiene también una mala: por donde pasa, no limpia.
La misma mañana que caía el ministro detenían a los presidentes de Manos Limpias y de Ausbanc por extorsión. Y tres días antes, la Policía entraba en el Ayuntamiento de Granada para llevarse al alcalde. ¿Qué está pasando?
Manos Limpias no me gusta, porque un sindicato que lleva ese nombre no puede tener ideología. Y Manos Limpias, que estaba a la derecha, se ha escorado a la derecha, de la derecha de la derecha. Si es verdad lo que apuntan las investigaciones es para cerrar la tienda. Pero hay otros casos en los que creo que hay que esperar.
Estamos en un momento tremendamente delicado y a veces se está utilizando a la Justicia de forma indebida. ¿Es necesario esperar a la madre de un niño enfermo para detenerla delante del chico y de sus compañeros de clase como se ha hecho con la hija de Mario Conde? Y en el Ayuntamiento de Granada, ¿es preciso entrar con tantos hombres? ¿Hay peligro de que el alcalde vaya a huir? Luego la Policía y la Fiscalía tienen que justificarse con una nota pública. Me parece gravísimo. La Justicia es más justa cuando cumple su misión.
Los políticos han creído estar por encima del bien y del mal. Por eso hay más escándalos que nunca
Usted fue un perro de presa contra la corrupción en el mundo del deporte. ¿Por qué ahora este estallido? ¿Se ha bajado la guardia?
Me da la sensación de que los políticos han creído estar por encima del bien y del mal. Por eso hay más escándalos que nunca. Tú no puedes entender que unos políticos vayan a despedir a un corrupto cuando va a entrar en la cárcel. Tú no puedes entender que alguien, por despistado que sea, no se dé cuenta de que tiene un Jaguar en el garaje. Y aunque prácticamente ha desaparecido el periodismo de investigación y el periodismo de denuncia, hay una guerra fratricida de los partidos, con denuncias cruzadas entre rivales, que hace que afloren muchos casos.
¿Qué medidas de regeneración necesita el país?
Primero, muy, muy, muy urgente, lo estamos viendo, acabar con la corrupción. Y, sobre todo, acabar con los que protegen la corrupción y salvan y cuidan a los corruptos. El político no sólo peca por acción, también peca por omisión.
El día que fui a decirle a José María Aznar que me iba de Telefónica [Media], me dijo: "¿Qué pasa? ¿Ya no confías en mí?". Y le dije en aquel momento -hoy le diría otra cosa-: "No tengo ninguna prueba para no confiar, pero hace poco has comido con un secretario de Estado tuyo. Has visto la casa que tiene. Has visto el servicio que puso a tu disposición. Has visto los coches que había en el garaje. ¿Eso se puede tener con 60.000 euros? ¿Por qué miras para otro lado?". Y añado ahora: ¿Para dónde ha mirado Mariano Rajoy cuando ha llegado el momento?
El único día en 30 años que se incorporó tarde a su programa fue la noche en que, tras vestirse de esmoquin, fue a una cena que presidía Mario Conde. Lo acababan de nombrar presidente de Banesto.
A mí me gustaba el Mario Conde que plantó cara al poder. Yo tuve una buena relación con él cuando compró Antena 3 Televisión. Pero enseguida deja de gustarme, porque de forma arbitraria y caprichosa prescinde de dos comunicadores de primerísima división como Federico Jiménez Losantos y Luis Herrero. Ahora lo han detenido y me pregunto si aquí hay uno o varios gatos encerrados, porque que a un tío que puede ser todo menos tonto lo pillen a estas alturas retornando el dinero a España... no me cuadra.
En la calle existe la sensación de que los poderosos gozan de impunidad.
Es que ese es el problema. La familia Pujol. Yo hace muchísimos años -y hay que remontarse a Banca Catalana- fui hostigado por el pujolismo. ¡Y sólo me dedicaba a la información deportiva! Pues claro que hay impunidad. No todos somos iguales ante la Justicia, y esa es la mayor injusticia.
Quizás eso ha contribuido al desprestigio de la política y de las instituciones. Hasta la Monarquía, bien valorada no hace tanto, suspende a juicio de los ciudadanos.
Hay muchísimas cosas que agradecerle a la Monarquía, pero hay muchas más cosas que te hacen dudar muy mucho de ella. No es el momento ahora, porque bastante tenemos para abrir otro melón, aunque el melón de la Monarquía está abierto. Y no me refiero al hecho puntual y grave de Palma de Mallorca. Una revista del prestigio de Forbes llegó a cifrar la fortuna del rey emérito en 1.800 millones de euros. Él llegó a España con una mano detrás de la otra. ¿Alguien ha desmentido a Forbes? Y si no has desmentido a Forbes ¿te puedes preguntar cómo se puede acumular con el sueldo de monarca -cortito, cortito y con sifón- esa fortuna que dice la revista y que yo desconozco.
¿Mejor Felipe VI que Juan Carlos I?
Distintos. Otras épocas, otra mentalidad. Supongo que Felipe VI, que es un hombre preparado, abierto y de otra generación, no cometerá los errores de su padre. Y no hablo sólo de los corináceos o de caza de elefantes.
¿Mejor doña Sofía que doña Letizia?
Doña Sofía fue reina, reina. Una profesional. Letizia está en los primeros cursos, pero a mí me gusta mucho lo que ha evolucionado y lo que, si le permiten, puede ser.
España es un país de tercera división, y lo digo muy a mi pesar, porque respiro españolidad
¿Tiene sensación de que España afronta el final de un ciclo?
Creo que hay sensación de que, por una vez, los ciudadanos españoles se han dado cuenta de los políticos que hemos padecido.
¿Hay un problema de crisis de liderazgo?
Total y absoluto, y desde hace muchísimo tiempo. Los dos últimos líderes fueron Adolfo Suárez y Felipe González. Lo de Suárez con muchísimo más mérito; lo de Felipe González, emborronado por la famosa y dispersa equis [de los GAL].
A Suárez lo invoca mucho Albert Rivera.
Yo confiaba mucho y valoro mucho lo que está haciendo un hombre como Albert Rivera, y hay algo que me gusta, fue deportista y un deportista siempre está forjado en el sufrimiento, pero creo que no está lo bien rodeado que debería de estar y sobre todo que, últimamente, no sé si es la proximidad a algo que ansía, lo veo un tanto perdido. Ejerce de gallego: no sabes si sube o si baja.
Denunció durante años la escasa preparación de los dirigentes deportivos. ¿Diría lo mismo de los dirigentes políticos?
Es mucho más grave. España es un país de tercera división, y lo digo muy a mi pesar, porque respiro españolidad por todos los poros de mi pequeño cuerpo. Pero, primero: el presidente de una sociedad llamada España, con 47 millones de personas, no puede ganar 80.000 euros cuando él nombra a dedo a presidentes de compañías que ganan un millón y medio. Hoy, el consejero delegado de cualquier mediana empresa supera los 300.000 euros. ¿Hay una empresa mayor que España?
Por esto, a la política, salvo un caso excepcional de alguien que ya tiene su cuenta corriente bien cumplida y quiere ayudar, no se acerca nadie. ¿A qué vienen a la política si en cualquier sitio les pagan más? O no valen para otra cosa -y por eso se aferran a los 80.000 o a o los 60.000 euros- o vienen a poner el cazo. ¿Conclusión? Políticos de tercera.
Segundo: un país donde la Justicia no es independiente -y no hablo de la Justicia de abajo, no hablo de quien roba un bocadillo o una tarjeta de crédito; miro arriba, al Tribunal Constitucional- difícilmente puede ser llamado "democrático". Y tercero: los medios de comunicación, que tienen que ejercer un papel de vigilancia, de denuncia, están en quiebra técnica. Por eso digo que tenemos un país de tercera división.
¿Modificaría la Constitución?
Hay cosas más urgentes. Soy partidario de actualizar la Constitución, pero en este momento, tal y como está el país y tal y como está Europa, hay cosas más trascendentes. Fíjese como está Europa, manga por hombro, sin saber siquiera qué hacer con los refugiados. Urge organizar Europa.
Aquí se habla de una Segunda Transición.
Si la Segunda Transición cumple como cumplió la primera, perfecto. Pero yo soy un convencido de que segundas partes nunca fueron buenas.
¿Cree que hay una Administración sobredimensionada? ¿Considera que sobran las diputaciones, que hay que fusionar municipios...?
Es que eso es lo que no han querido tocar los políticos. Vas a Zamora: Diputación, Delegación de la Junta... todo son edificios oficiales. Nadie quiere adelgazar la Administración porque hay que colocar a los del partido, o a los primos o los sobrinos. Nos sobran cargos y nos falta gente que dé el callo.
¿Cómo afrontaría el desafío independentista en Cataluña?
El problema de Cataluña es tan complejo que hay que tener un conocimiento del que yo carezco para dar una respuesta adecuada. Dicho lo cual, un día me llamó un ilustre catalán, un altísimo cargo de las finanzas. Conocedor de mi amistad con la vicepresidenta, me dice: "¿Por qué no le comentas a Soraya [Sáenz de Santamaría] que el PP está totalmente equivocado? ¿Por qué no cambian esa rutina? ¿Por qué en lugar de explicarles a los catalanes lo que pierden si se van, no les dicen lo que ganan si se quedan?". Me pareció un buen consejo.
¿Qué le parece la idea del referéndum?
Una consulta así debería de ser votada no sólo por los catalanes, sino por todos los españoles, porque Cataluña es España. ¿La propuesta federalista? Pues es una propuesta para no desechar. Los que ya tenemos cierta edad hemos visto y hemos vivido a Cataluña, como al resto de las autonomías, metidas en un puño. Tenían que venir a Madrid para todo. Madrid daba, Madrid quitaba, Madrid hacía, Madrid deshacía...
Entonces no será partidario de recentralizar el Estado, de que se recuperen competencias.
El problema de las excesivas transferencias a las autonomías se corresponde con la necesidad imperiosa de votos. ¿Por qué Cataluña ha hecho lo que ha hecho y está donde está? Porque uno tras otro han ido a lamerles el culo a los dirigentes nacionalistas para contar después con su voto o con su abstención.
Rajoy no puede mirar a la cara a los españoles por el rosario de incumplimientos de su programa
¿Diría que el Gobierno ha dejado que este problema se pudriera?
Mariano Rajoy es un hombre que no se moja ni debajo de la ducha. Y además es perezoso. Lo digo con tristeza, porque ha sido un gran amigo mío. He dejado de tener relación con él hace más de un año, porque quien miente no puede ser mi amigo.
¿A qué se refiere?
Al programa electoral, convertido en un rosario de incumplimientos. Mariano Rajoy no puede mirar a la cara a los españoles.
Usted mostró sus simpatías hacia el 15-M y las concentraciones de protesta en la Puerta del Sol. ¿Qué opinión le merece ese movimiento que ha terminado cuajando en fuerza política?
Yo mostré mis simpatías hacia ese movimiento porque soy un enamorado de la rebeldía, y aquel era y es un hermosísimo acto de rebeldía. Este país ha padecido durante muchos años una equivocada y prepotente dictadura del bipartidismo. Hay que convencer a nuestros ciudadanos de que los políticos que nos gobiernan, como los que están en la oposición e intentan gobernarnos, son empleados nuestros, no nuestros jefes. Lo que pasa es que aquella rebeldía ha derivado en utopía, que sólo conduce a la frustración.
Una utopía que gobierna en Madrid y en Barcelona, a veces con tics antisitema.
Sí, en parte por esa extraña tormenta de los pactos. Pero no es un problema de que estemos rozando la anarquía. El problema es que la gente que está, es muy inexperta, gente sin lo que los franceses llaman "metier", oficio, y toman decisiones descabelladas. Se pierden en cosas intrascendentes, como los nombres de las calles. No han aprendido todavía la responsabilidad del dirigente. ¿Cómo una alcaldesa puede decirle a dos militares -y un militar debe ser de lo más sagrado de un país- que no son bien recibidos? Eso no es valentía, eso es mala educación, es desconocimiento, es inexperiencia.
Hay un auge del populismo, no sólo en España. A usted también le acusaron de arrastrar a las masas erigiéndose en la voz de la calle.
Pero yo no decía lo que quería oír la gente. Yo buscaba mi verdad. Si hubiese jugado a decir lo que quería la gente no habría dicho que la Quinta del Buitre era el timo de la estampita.
El clima político está enrarecido. Es como si hubiera interés por resucitar las dos Españas.
Es que están los locos que desde distintos medios de comunicación quieren traernos de nuevo la Guerra Civil. En este momento que hay que sumar, me llama la atención y me decepciona que haya medios totalmente escorados a la derecha y medios totalmente escorados a la izquierda. Hoy le hace tanto daño a España la Sexta como la 13.
Es curioso, porque los medios fueron considerados durante años parte de la solución y hoy crece la percepción de que forman parte del problema.
Efectivamente, si alguna vez fueron de los vagones de cabeza y tiraron junto a la locomotora, hoy son parte muy importante del problema. Una de las razones del caos de este país son los medios de comunicación, porque, con ligerísimas excepciones, todos están en quiebra técnica. Así es imposible que haya independencia, investigación, denuncia.
Mientras la mayoría agoniza, dos grupos se forran, Mediaset y Atresmedia, por la infinita torpeza primero del Gobierno de Zapatero, que lo propició, con el regalo disparatado de que Televisión Española renunciara a la publicidad, y después por el perezoso Rajoy, que no lo modificó. El resto, ahí está. Prisa, el famoso imperio del monopolio, a pesar de jugar con cartas marcadas, ha llegado a deber 3.500 millones de euros. Enfrente, Unidad Editorial, más de 1.000 millones.
Usted fue quien más reclamó la llegada de las televisiones privadas cuando sólo existía Televisión Española, convencido de que la competencia produciría mejores espacios.
Se han juntado el desconocimiento de los políticos ante lo que creen equivocadamente que es el aprovechamiento de la comunicación y las ansias de las cadenas por obtener beneficios. En cualquier país civilizado, los profesionales saben que el coste mínimo de una hora de producción es de un millón de euros.
Aquí, primero con los programas del corazón, después con los pseudodeportivos y ahora con los políticos, creen que han encontrado la gallina de los huevos de oro. Entonces te montan un programa de cuatro horas con menos de 100.000 euros, donde todo obedece a un guión: un gallinero en el que unos hablan encima de otros, un campeonato para ver quién dice más barbaridades. Yo los disculpo en parte, porque tienen que comer; donde hay que buscar responsables es en los directivos de televisión.
Tenemos un ministro de Hacienda que se cree un genio pero que a España no le ha hecho ningún beneficio
España lleva ocho años incumpliendo los objetivos de déficit. Incluso Rajoy, que se comprometió a llevar las cuentas con rigor, ha gastado más de lo que ingresa el Estado.
Es absolutamente falso lo que ha vendido Rajoy. Ha habido una recuperación económica, peso esa recuperación se ha hecho sobre las espaldas del mileurista. El único que ha pagado a Hacienda lo que tenía que pagar es el de la nómina, normalmente pequeña. ¿Dónde están las sicav? ¿Dónde están las grandes empresas? ¿Dónde están las grandes fortunas? Que luego se presente el señor Rajoy, se reúna con 3.000 autónomos y les diga: "Vosotros sois el futuro". ¡Y el presente! ¡Y el pasado! ¿Qué has hecho para beneficiar al autónomo?
Luego tenemos un ministro de Hacienda que se cree un genio pero que a España no le ha hecho ningún beneficio, porque los que no pagaban siguen sin pagar. ¿Y qué puede decir un español al que le han dicho por activa y por pasiva que Hacienda somos todos y cuando llega el juicio de la infanta sale la fiscal y dice que no, que eso sólo es un eslogan, que Hacienda no somos todos?
Tenemos la generación más preparada y la que, por primera vez, va a vivir peor que la de sus padres.
En los años sesenta los españoles que se iban fuera tenían oficios primarios: electricista, albañil, pintor de brocha gorda... Hoy, desgraciadamente, se están yendo ingenieros, médicos, investigadores, cuya formación le ha costado al país una fortuna. Es decir, se los hemos preparado a los alemanes, a los franceses y a los americanos. ¿Cómo es posible que a esta hora nadie haya reaccionado aún ante ese auténtico disloque?
Pero claro, tenemos un Gobierno que todo lo que ha prometido, todo, lo ha incumplido. En el mundo del deporte, por ejemplo. ¿Dónde están la ley del patrocinio y la ley del mecenazgo? Han cerrado el grifo a las comunidades y a los ayuntamientos y hoy el deporte malvive. Eso sí, para hacerse la foto con un campeón del mundo, todos pierden el trasero.
España parece abocada a nuevas elecciones. ¿Hay solución al actual bloqueo?
Sí, que prevalezca el interés general sobre el interés particular. Yo sé que es muy duro, en el caso de Rajoy, estar en Moncloa como presidente de un país llamado España e irte de registrador de la propiedad a Santa Pola. Yo sé que es muy duro, en el caso de Pedro Sánchez, soñar con ser presidente aunque sólo sea un día -lo que, entre otras cosas, te arregla la vida- y tener que marcharte de profesor asociado a la universidad. Y ese es el problema. Mientras no desaparezca el interés personal, no habrá solución.
Cuando se despedió, tenía 59 años. Va camino de los 73. ¿Volvería usted a ponerse delante de un micrófono, como ha dicho, para decir todas estas cosas?
Si se dieran las condiciones, mañana mismo. Pero es difícil por cómo está el mundo de la comunicación. Este país, y pongo el ejemplo de Adolfo Suárez, de Felipe González y del mismísimo Aznar, ha jubilado a líderes con 45 o 50 años, cuando los grandes mandatarios en la historia han sido hombres de mucha más edad. Y es normal, porque los años te dan conocimiento, experiencia, sabiduría.
Churchill decía que para ser un buen mandatario tienes que tener la familia tranquila, la cuenta saneada y no irte detrás del primer culo. Y eso te lo da el paso de los años. Yo soy mejor ahora, porque me doy cuenta de cosas que antes no veía.
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