La nueva política saca un aprobado raspado en su primer examen
Los dos partidos nuevos no han traído el cambio de aires que prometían a la política española.
1 mayo, 2016 03:52Noticias relacionadas
En las elecciones del 20D emergieron dos partidos nuevos en el Congreso: Podemos con sus confluencias y Ciudadanos. El eje de aquella campaña no fue solo izquierda y derecha. Estas dos formaciones se encargaron de que hubiera otro: nueva política contra vieja política. Los dos partidos presumían de traer aire nuevo. Ante una nueva campaña, aunque haya sido tras una legislatura abortada sin acuerdo de investidura, varios especialistas consultados hacen un primer examen de si la nueva política es en realidad lo que pretendía ser.
1. La nueva política son los símbolos
No está claro qué es “nueva política”. Esa es una de sus virtudes: ¿es un cambio en la actitud? ¿Son propuestas distintas? ¿Un perfil distinto de políticos? Hay algo en lo que los dos nuevos partidos han cumplido: han llevado al Congreso y a la política símbolos nuevos. “En el caso de Podemos es la performance que no cesa: salir con las camisetas, sacar la pancarta, cosas que siguen conectándoles con el activismo social”, dice Pablo Simón, profesor de la Universidad Carlos III.
El simbolismo en Podemos es más evidente. El bebé de Carolina Bescansa, el beso de Pablo Iglesas y Xavier Domènech, los libros que regala Iglesias, las rastas en el Congreso, son algunos ejemplos. “Pueden vender que han llevado a las instituciones una forma de ser, actuar y hablar. Nosotros lo vemos como una operación de marketing, pero refleja de forma genuina una demanda de los votantes”, según Pepe Fernández-Albertos, politólogo e investigador del CSIC.
Ciudadanos ha recurrido menos a estos símbolos. Sus votantes tienen otro perfil. Pero sí ha usado una imagen que estaba libre en la política española: la eficacia por encima de la ideología. Ciudadanos insistió en campaña que su única bandera era qué funciona y qué no. Los especialistas iban a guiar sus pasos. “Es el rechazo al peso de las ideologías, no tener grandes compromisos ni programas”, dice Fernández-Albertos.
En ambos casos son puntos importantes para sus votantes, pero que no han traído un cambio definitivo que pueda considerarse nueva política. Según Daniel Ureña, director general de MAS Consulting, “la nueva política tenía mucho de nueva comunicación política, pero sigue siendo igual que la vieja”.
2. Un cambio en el ambiente
La mayor competencia electoral con la aparición de dos nuevos partidos sí ha hecho espabilar a los más tradicionales en algún aspecto: “La reacción frente a los imputados en las listas o en los casos de corrupción hoy es más ágil que hace unos años”, dice Simón. Sus denuncias y la ausencia por ahora de grandes casos de corrupción en la nueva política hacen que la corrupción penalice más en campañas electorales.
3. Las negociaciones son vieja política
Las novedades terminan aquí. Los partidos representantes de la nueva política han tenido una llave del gobierno. Y no la han usado.
Podemos y Ciudadanos defenderán sus decisiones en la próxima campaña. Acusarán a los partidos viejos -unos al PSOE, otros al PP- de no haber cedido. Pero los nuevos tampoco han demostrado más flexibilidad ni enfoques: “Las negociaciones como tales no han tenido ninguna apariencia de ser distintas; el debate ha sido de posiciones de partido, de dinámicas ideológicas más que de propuestas”, dice Berta Barbet, politóloga y profesora de la Universidad de Barcelona.
En cuestión de pactos, el eje viejo-nuevo desapareció el 21D y solo quedó el tradicional: izquierda y derecha. “Los lineamentos ideológicos tradicionales aplanan aplanan los nuevos partidos: cada oveja ha ido con su pareja”, dice Simón. Los programas y la ideología se han impuesto a la flexibilidad.
Los partidos viejos conocían las dificultades de un proceso nuevo en un momento así: “Han tenido que quitarle el precinto al parlamentarismo, que es nuevo en España”, dice el politólogo Carles Foguet. Pero los más habituados a los pasillos del Congreso no eran los recién llegados: “El terreno de juego es el que es y han tenido que adaptarse. Tú puedes ir con el lirio en la mano y luego ves que las instituciones tienen una inercia que te acaba arrastrando”, añade.
4. El peligro de las curvas electorales
La formación de un nuevo gobierno era el primer gran examen para los nuevos partidos. No lo han pasado. Los votantes pueden volver a pensar en términos tradicionales en las próximas elecciones: “Los votantes pensarán que si no han obtenido el cambio de gobierno, lo mejor es votar de modo en que seguro que se cambiará el gobierno”, dice Barbet. Es decir, el PSOE en caso de querer cambio y el PP en caso contrario.
Unas nuevas elecciones son además un riesgo mayor para los partidos nuevos. Su falta de estructura y de solidez entre los votantes puede provocarles caídas inesperadas en los sondeos.
5. Y salen conflictos
La legislatura breve ha servido para ver que Podemos no es un grupo de amigos. La tensión entre Pablo Iglesias e Iñigo Errejón, las corrientes dentro del partido con más ruedas de prensa dando explicaciones hará que el aura de nuevos y puros se agriete.
Ciudadanos sigue siendo un solo bloque tras Albert Rivera. El partido ha aprovechado estos meses para airear alguna cara nueva y parecer más un partido político que un profeta con su rebaño. Pero el tiempo y la cercanía al poder en comunidades y ayuntamientos también sacan paños sucios. La polémica sobre su financiación apenas ha empezado.
6. El examen de las políticas está por ver
La nueva política tiene, junto a su simbolismo poco manchado aún, otro recurso: no se les ha visto aún ante votos legislativos difíciles, de esos que los otros partidos recuerdan sin cesar si salen mal. El PP apabullará a Ciudadanos por su pacto con el PSOE, pero fue solo un amago que no tuvo consecuencias. Cuando voten en el Congreso o quizá gobiernen en posible coalición, esta carta también se evaporará. “La nueva política dura muy poco, porque cualquier gobierno con los viejos partidos te saca de la nueva política”, dice Foguet.
España ha vivido la legislatura más rara de su historia. Podemos y Ciudadanos han sido también protagonistas. Ya no son solo los buenos estudiantes que se presentan a su primera prueba. El primer examen lo han pasado con un aprobado raspado. Parece que deben estudiar más.